Representantes de gobierno de El Salvador han anunciado el despliegue de más de 3.000 soldados para proteger del robo a las fincas cafeteras, extraña medida si se tiene en cuenta que el robo de plantas no se considera una de las principales amenazas a la industria cafetera en el país.

El ministro de justicia y seguridad pública Rogelio Rivas anunció en noviembre el Plan Nacional de Seguridad del Café 2019-2020, que llama al despliegue de 1.600 policías y 1.700 soldados para combatir el robo, el asalto y el contrabando de granos de café en bruto, informó La Prensa Gráfica. Los delegados del gobierno dicen que la fuerza protegerá también a unos 50.000 trabajadores —incluidos dueños y cafetaleros— de la extorsión y otras amenazas, como lo informó Seguridad 360.

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Desde su posesión en junio, el presidente Nayib Bukele ha emprendido varias políticas de línea dura contra el crimen organizado. Con un valor de US$31 millones, su Plan de Control Territorial puso a 2.500 patrulleros y 3.000 soldados en San Salvador y otras ciudades para recuperar el territorio ocupado por las pandillas en 17 municipios.

Análisis de InSight Crime

La medida tomada por la administración Bukele de desplegar soldados en las fincas cafetaleras no tendrá mucho efecto sobre las verdaderas amenazas a la industria cafetera en El Salvador.

Hace cinco años, el robo de café le costó a los cafetaleros cerca de US$400.000, informó La Prensa Gráfica. Pandillas armadas asaltaban las fincas durante la noche, y atacaban los camiones que transportaban los granos. Cerca del tres por ciento de la producción total de esa temporada fue robada, según estimativos de la Asociación Cafetalera. Orestes Ortez, entonces ministro de agricultura, admitió el problema en ese tiempo, y envió a agentes de la policía a proteger las fincas y rastrear a los compradores de grano robado.

Pero en los últimos tiempos no ha habido denuncias importantes de robo de café.

El problema que ha persistido en las fincas cafeteras es la extorsión, incluida la extorsión por medio de nómina: las pandillas obligan a los agricultores a crear empleos ficticios para sus miembros. Pero es improbable que la presencia de organismos de seguridad adicionales ayude en estos casos.

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La mayor preocupación de los cafetaleros no es la actividad criminal, sino la pérdida de productividad debido al cambio climático y el hongo de la roya, así como al endeudameinto masivo. Los precios del grano también han sido golpeados recientemente, hasta que en abril de 2019 tocaron su promedio mensual más bajo en unos 13 años, según la Organización Internacional del Café.

La decisión fuera de lugar de desplegar soldados para proteger el café parece una continuación de las políticas de “mano dura” de Bukele, una estrategia que le está valiendo respaldo de la opinión. Una encuesta aplicada por la Prensa Gráfica en agosto de 2019 mostraba que un gran porcentaje de salvadoreños dicen sentirse seguros en los lugares que frecuenta, como sus barrios y supermercados, como informó AS/COA. Además, según la misma encuesta dos terceras partes de los ciudadanos también tienen una opinión positiva de la policía. La administración de Bukele está aprovechando esta situación para mostrar que está reforzando la seguridad.

Sin embargo, es sorprendente que se desplieguen más de 3.000 efectivos para proteger los cafetales cuando el país enfrenta peores amenazas a la seguridad en todo el territorio.