Un candidato ajeno al establecimiento con una campaña basada en la lucha contra la corrupción logró una victoria contundente en las elecciones presidenciales de Guatemala este domingo, lo que anticipa una posible confrontación entre el presidente electo y las élites políticas corruptas, que siguen aferrándose al poder.

Bernardo Arévalo, abanderado anticorrupción de un movimiento de centro, logró el 58% de los votos en la segunda vuelta presidencial del 20 de agosto, que le valió una cómoda victoria sobre la candidata del establecimiento Sandra Torres (37%), quien sufrió su tercera derrota consecutiva en una segunda vuelta electoral.

Esta ocurre solo dos meses después de que Arévalo y su partido de centro-izquierda, el llamado Movimiento Semilla, desafiaran todas las expectativas al llegar a la segunda vuelta en medio de una contienda llena de partidos conservadores, muchos ligados a la corrupción, que llevan décadas de hegemonía política.

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El resultado representa una desaprobación histórica de la corrupción arraigada que por largo tiempo ha azotado al país centroamericano y que se intensificó durante la administración del mandatario saliente Alejandro Giammattei.

Arévalo se comprometió a erradicar la corrupción y a llevar al país a una “primavera democrática”, siguiendo los pasos de su padre, Juan José Arévalo, quien en 1944 se convirtió en el primer presidente de Guatemala en ser elegido democráticamente.

La victoria de Arévalo provocó raras escenas de júbilo en Ciudad de Guatemala, cuando los partidarios de Semilla se reunieron en las afueras del hotel Las Américas, donde el presidente electo se dirigió a una multitud eufórica.

“Gracias por no perder la esperanza. Gracias por no rendirse ante los corruptos”, dijo Arévalo desde una terraza que se levantaba sobre cientos de seguidores jubilosos que ondeaban banderas de Guatemala, hacían sonar vuvuzelas y cantaban el himno nacional. 

“Es una esperanza que no se había tenido en muchos años. Es la esperanza del pueblo de Guatemala”, comentó una estudiante que celebraba junto a miles de seguidores de Semilla en la plaza Obelisco de la capital, y que dijo llamarse Jeniffer.

Seguidores del Movimiento Semilla celebran tras los resultados electorales. Crédito: Alex Papadovassilakis

El triunfo de Arévalo como presidente electo marca un cambio que puede arrebatarle el poder al establecimiento político corrupto. Se presenta a pesar de los repetidos intentos de sabotear las elecciones por cuenta de redes criminales que han infiltrado sin cesar las instituciones del Estado para sembrar un clima de corrupción, crimen organizado e impunidad.

Tras la primera vuelta electoral en junio, los fiscales alineados con estas redes abrieron una investigación criminal al Movimiento Semilla y anunciaron la suspensión del partido. En julio, la Fiscalía General allanó la sede de Semilla después de acusar al partido de falsificar firmas cuando se registraron ante las autoridades electorales. 

Los fiscales también han hostigado a las autoridades electorales después de que contravinieran las órdenes de los fiscales de suspender el partido de Arévalo. Un alto magistrado electoral renunció cuando los votantes iban a las urnas para el balotaje, aduciendo amenazas recibidas durante el periodo electoral. 

Análisis de InSight Crime

El caso contra Semilla podría complicar la llegada del partido al poder entre este momento y el 14 de enero de 2024, cuando está previsto el traspaso del mando a Arévalo. Pocos días antes de la segunda ronda, la Fiscal General de Guatemala advirtió sobre posibles arrestos después de las elecciones. 

Arévalo desestimó el caso tildándolo de “persecución política” en una conferencia de prensa celebrada poco después de que se confirmara su victoria. 

“Lo que están haciendo es claramente ilegal”, dijo el diputado de Semilla Román Castellanos en conversación con InSight Crime, mientras la multitud celebraba en las afueras del hotel Las Américas. “Son acciones espurias y malintencionadas”

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Los temores de nuevas interferencias se aliviaron un poco después de que el presidente Giammattei felicitara a Arévalo por su victoria y pidiera una transición organizada del poder. El gobierno de Giammattei ha tenido un papel central en los esfuerzos por consolidar el poder en todas las instituciones estatales y eliminar los contrapoderes que limitan la impunidad.  

Pero el 21 de agosto, su contendora Sandra Torres aún no había reconocido los resultados. Al contrario, su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), divulgó un comunicado en el que citaba las irregularidades con las autoridades electorales.

Torres también ha hecho alusión en varias oportunidades a fraude electoral en las etapas finales de la campaña, parte de una campaña más amplia de desprestigio contra Semilla.

Un portavoz de la UNE no respondió la invitación que le hizo InSight Crime de pronunciarse sobre los acontecimientos.

Y la Fiscalía General aún no anuncia nuevas acciones contra Semilla, pero los dirigentes del partido se preparan para la batalla.  

“Sabemos que van a seguir con su estrategia ilegal y van a tratar [de] que el movimiento Semilla sea cancelado”, comentó Kevin Sánchez, coordinador del partido en Ciudad de Guatemala. 

Pero “sabemos que tenemos el apoyo del pueblo de Guatemala”, acotó Sánchez. “Sabemos que hay mucho trabajo por hacer, pero estamos muy confiados [de] que vamos a llegar al 14 de enero”.