Las pandillas rurales de Haití han protagonizado enfrentamientos con la policía en la principal región agrícola del país, una señal de que la violencia criminal podría estar obstaculizando la producción de alimentos y empujando al país caribeño a una grave crisis alimentaria.

El 22 de febrero, Kokorat San Ras, una violenta pandilla rural con un historial de asesinatos policiales, llevó a cabo un ataque en el municipio de Estère, en el departamento de Artibonite, según informes del medio de comunicación haitiano Le Nouvelliste.

La pandilla disparó contra la policía con armas automáticas, lo que obligó a los agentes a retirarse a la estación de policía municipal, de la cual salieron más tarde. Al menos cuatro personas resultaron heridas tras los enfrentamientos, según informó el medio de noticias AlterPresse.

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Aunque la Policía Nacional de Haití (Police Nationale d’Haiti, PNH) retomó el control de la estación de policía ese mismo día, la inestabilidad general en Artibonite sigue siendo preocupante.

El departamento de Artibonite es la principal región agrícola de Haití y es un importante centro de cultivo de arroz. Aunque el arroz de Estados Unidos domina los mercados locales, el 90 por ciento de la producción nacional de arroz de Haití se realiza en Artibonite, donde, según datos de 2010, un total de 34.500 hectáreas se dedicaron ese año a la producción de arroz y otros alimentos básicos.

El ataque a Estère es el más reciente de una serie de eventos violentos que han empeorado la ya grave situación de Artibonite.

A lo largo de varias semanas durante enero y febrero, la pandilla Baz Gran Grif atacó diversos municipios de Artibonite. La violencia se agudizó a finales de enero, cuando la pandilla asesinó a seis policías en una estación de policía de Liancourt. La serie de ataques llevó a que un hospital que atiende a una población de 700.000 personas suspendiera todos sus servicios, y miles de personas se vieron obligadas a huir de la zona, según Associated Press. Y, como señala AlterPresse, la falta de mantenimiento de los canales de riego ha llevado a que estos se hayan quedado sin agua durante varias semanas.

Análisis de InSight Crime

Los bloqueos a la producción de alimentos en esta importante región representan el más reciente golpe de las pandillas de Haití a la asediada economía del país. Y ocurren en un momento de alto riesgo.

Desde el inicio de la crisis política y de seguridad de Haití en 2021, las pandillas han bloqueado carreteras y puertos y han tomado el control de importantes obras de infraestructura. En octubre de 2022, la pandilla 5 Seconds se enfrentó durante dos días con la policía por el control del molino de harina más grande del país, Moulins d’Haiti. La principal federación criminal del país, G9 y Familia (G9 an fanmi, G9), dirigida por el exagente de policía Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, ha bloqueado varias veces la Terminal Varreux, un importante depósito de combustible, lo que ha causado dificultades para la distribución de alimentos y medicinas. Los puertos del país también han sido bloqueados, y en las zonas rurales las pandillas suelen extorsionar y atracar a los viajeros en las carreteras.

Por todo esto, según un informe de Naciones Unidas en octubre de 2022, hay unos 4,7 millones de haitianos (alrededor del 40 por ciento de la población) en riesgo de padecer una grave crisis alimentaria.

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El año 2022 fue desastroso para el cultivo de arroz en Artibonite, según dijo a Haití Libre el agrónomo Chavannes Jean Baptiste, fundador de la asociación de agricultores más grande del país. A medida que los cultivos de arroz de la región padecen de mayores sequías, la importancia de los sistemas de riego en la producción agrícola ha aumentado. Pero el deficiente mantenimiento de los sistemas de riego durante la última década, en parte a causa de la actividad de las pandillas, ha obstaculizado el trabajo de los agricultores.

Brian Concannon, director ejecutivo del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití (Institute for Justice & Democracy in Haiti, IJDH), le dijo a InSight Crime que podría haber otras razones. “Se ven afectadas [las labores de mantenimiento] porque la gente no sale porque tiene miedo de ser asesinada. Pero también espero que en gran parte sea solo incompetencia y corrupción del gobierno”, afirma Concannon.

En septiembre del año pasado, la grave situación alimentaria de Haití se sintió en las cárceles del país. Como informó InSight Crime en ese entonces, varios presos haitianos murieron por desnutrición, y los agentes de la Administración Penitenciaria Nacional se vieron obligados a pedirles a los agricultores de la zona que ayudaran a alimentar a los privados de la libertad.

Dado que no se percibe una solución a la crisis de las pandillas en un futuro cercano, la inestabilidad causada por pandillas como Kokorat San Ras puede continuar obstaculizando los procesos agrícolas en Artibonite y empeorando la seguridad alimentaria de Haití.