Dos semanas después de que un terremoto devastara a Haití y dejara un saldo de al menos 2.200 personas muertas, las bandas criminales continúan saqueando los cargamentos de ayuda y controlando el flujo de suministros enviados a las personas necesitadas.

El 26 de agosto, las agencias de ayuda informaron que la situación había tenido una leve mejora y que parte de las ayudas habían llegado a la zona sur del país, en particular a Los Cayos y sus alrededores, sectores que sufrieron la peor parte de los daños causados por el terremoto.

“En Puerto Príncipe se pueden recibir materiales desde cualquier país rápidamente. Sin embargo, en Los Cayos, dada la situación con las pandillas, es muy difícil que llegue la ayuda”, dijo a los medios Fonie Pierre, directora de los Servicios de Ayuda Católica (Catholic Relief Services) en Los Cayos.

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Todo el tráfico terrestre que sale desde Puerto Príncipe en dirección sur debe pasar por Martissant, un extenso distrito donde habitan pandillas rivales. Según Reuters, varios camiones cargados con ayudas han sido saqueados en Puerto Príncipe, Los Cayos y sus alrededores desde el 16 de agosto, cuando los primeros convoyes fueron enviados hacia el sur.

El movimiento de las ayudas comenzó a mejorar después de que el cabecilla de la pandilla más poderosa de Haití, Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, convocara a una tregua el 22 de agosto. Chérizier dijo que los líderes de las pandillas en Martissant habían “hecho las paces temporalmente para permitir el paso de las ayudas”. Al día siguiente, la Policía Nacional de Haití desplegó fuerzas adicionales para proteger los cargamentos de ayuda, y el 25 de agosto, según Al Jazeera, las ayudas estaban pasando más fluidamente.

Análisis de InSight Crime

Las pandillas de Haití están enfrascadas en un constante ciclo de alianzas y rivalidades, y por eso cualquier pacto para permitir que las agencias de ayuda envíen sus suministros puede romperse fácilmente.

Según Eric Calpas, asesor para la reducción de la violencia del Fondo de Población de las Naciones Unidas (United Nations Population Fund, UNFPA), las negociaciones entre los líderes comunitarios y las pandillas para permitir el paso de las ayudas comenzaron inmediatamente después del terremoto.

“El proceso comenzó con 21 líderes de Martissant”, entre ellos sacerdotes, políticos y líderes comunitarios que son escuchados por las pandillas, dijo Calpas a InSight Crime.

Calpas agrega que estas negociaciones se dieron con cuatro pandillas ubicadas en Martissant y sus alrededores: Village de Dieu, Baz 5 Secondes, Grande Ravine y Ti Bwa. Estas pandillas han estado en abierta confrontación recientemente, lo que dificulta las conversaciones para dejar pasar las ayudas.

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Grande Ravine y Ti Bwa estuvieron involucradas en una violenta confrontación en el mes de junio. Ambas pandillas habían sido miembros fundadores de G9 y Familia, una alianza de pandillas creada por Chérizier en junio de 2020. Pero Grande Ravine se retiró de la alianza a fines del año pasado y efectuó varios ataques en Martissant. Ti Bwa también se había estado enfrentando con Village de Dieu, otra banda que hacía parte del G9.

Los conflictos entre pandillas no han hecho sino empeorar desde que Grande Ravine y Village de Dieu abandonaron el G9 para vincularse a una alianza rival en febrero de este año.

La violencia entre pandillas ya estaba causando caos en Haití antes del terremoto. La carretera que atraviesa Martissant hacia el sur había estado cerrada durante más de dos meses, lo que provocó escasez de gasolina y bienes básicos, según dijo Marie Frances, misionera que trabaja en Haití, en comunicación con InSight Crime pocas semanas antes del terremoto del 14 de agosto. Unas 14.000 personas ya habían huido de sus hogares, y se considera que unas 60.000 personas de Martissant y Bas de Delmas necesitaban ayuda humanitaria en junio de este año. Médicos Sin Fronteras, organización internacional de ayuda médica, había cerrado su hospital en el sector en el mes de junio, debido a un ataque armado.

Aunque Chérizier, el líder pandillero más conocido de Haití, afirma que su llamado a que las pandillas hicieran las paces fue lo que permitió el paso de los camiones de ayuda por Martissant, la alianza G9, conformada por él, actualmente tiene poco poder en el distrito, que está controlado principalmente por Village de Dieu y Grande Ravine.

Puede haber una razón más pragmática para que las pandillas permitan el paso de las ayudas: muchos líderes pandilleros tienen familiares en la zona sur del país, como afirma Eric Calpas.