Durante su reciente visita al problemático El Salvador, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció planes para un plan de US$200 millones destinado a reducir la criminalidad en Centroamérica. ¿Qué podría significar esto para El Salvador, donde el gobierno ya ha intentado (y fracasado) detener la actividad de las pandillas con políticas de ‘mano dura’?
El Salvador está empatado con Honduras en la tasa más alta de homicidios en Latinoamérica, registrando 71 muertes por cada 100.000 habitantes el año pasado, o lo que es equivalente a cerca de 11 asesinatos diarios. Al igual que otros países del Triángulo del Norte, las débiles instituciones civiles han permitido a las bandas criminales explotar la geografía de El Salvador, y hacer uso de muchas de las rutas de contrabando en la región.
El paquete de ayuda de Estados Unidos, tiene como objetivo abordar algunas de estas cuestiones, en parte fortaleciendo los cuerpos de seguridad. El Comandante de Policía Carlos Ascencio ya ha esbozado cómo estos fondos deben ser asignados a la fuerza policial. Algunas de las reformas propuestas incluyen una mayor capacitación de los oficiales sobre las formas de investigar y enjuiciar, así como mejoras en el servicio de respuesta a emergencias. Mejorar el patrullaje fronterizo es otra de las prioridades, ya que las porosas fronteras del país con Guatemala y Honduras permiten que florezca el narcotráfico.
De manera similar a la Iniciativa Mérida, El Salvador también está buscando fondos para asegurar material policial. Según Ascencio, esto probablemente implicará la asignación de más fondos para mejorar la policía forense, así como la investigación de los laboratorios, chalecos antibalas y otros equipos de protección.
Otro frente importante en la lucha contra el crimen organizado en El Salvador, resaltado por Obama en su visita, es la creación de instituciones. El comandante de la policía dijo que erradicar la corrupción en la policía debe ser el foco de la ayuda de Estados Unidos.
La debilidad del poder judicial del país es un punto que también necesita ser reforzado. El Presidente de El Salvador, Mauricio Funes, anunció planes para después de su reunión con Obama, para incrementar a 150 el número de fiscales especializados en crimen organizado y otros delitos complejos. Informes de prensa dicen que esto significaría un incremento de diez veces el número actual de dichos fiscales.
No obstante, el Canciller salvadoreño, Hugo Martínez, argumenta que las medidas nacionales para fortalecer el poder judicial podrían no ser suficientes. Él ha estado haciendo campaña para conseguir fondos para crear una comisión internacional contra el crimen organizado, similar a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Este órgano respaldaría a los fiscales y ayudaría a asegurar la transparencia de los procesos legales en El Salvador.
En su visita a El Salvador, Obama también hizo hincapié en la importancia de impulsar la economía de El Salvador como parte de la lucha contra el crimen organizado. Funes ha dicho que el presidente de Estados Unidos se ha comprometido a apoyar la solicitud de El Salvador por más fondos de la Millennium Challenge Corporation (MCC), liderada por Estados Unidos, la cual ha estado financiando proyectos en el norte del país durante años. El nuevo dinero se utilizaría para ayudar a financiar el desarrollo económico y de infraestructura de la costa de El Salvador. El desarrollo de las zonas costeras podría ser un golpe decisivo contra el crimen organizado, el cual utiliza secciones pobres y mal vigiladas de la costa para el tráfico de drogas, así como de migrantes y armas.
Una cosa a tener en cuenta es cuanta de la ayuda de Estados Unidos va a terminar yendo a los programas sociales versus la que va encaminada a la fuerza pública. Fondos de Estados Unidos han apoyado previamente el Programa de Educación de Resistencia a las Pandillas (GREAT, por sus siglas en ingles), un curso impartido en las escuelas por agentes de la policía salvadoreña, dirigido a evitar que los jóvenes se unan a las pandillas. Hasta ahora, diez oficiales de policía han sido capacitados en el funcionamiento de este programa y 700 niños han terminado el curso, según el informe INCSR (International Narcotics Control Strategy Report) de 2011 del Departamento de Estado de Estados Unidos. Los nuevos recursos estadounidenses podrían ir hacia el despliegue de una mayor integración de las iniciativas de lucha contra el crimen como este, en contraste con las políticas de “Mano Dura” implementadas en El Salvador en los últimos años. Éstas, como InSight Crime ha documentado, se centran en una línea dura del cumplimiento de la ley, en detrimento de los esfuerzos para detener a los jóvenes que recurren a las pandillas.
En El Salvador, la necesidad de una asistencia es obvia. Ahora que los fondos se han prometido, la pregunta es qué tan rápido llegará el dinero y si El Salvador ha identificado correctamente las áreas en las que el dinero extra tendrá el mayor impacto. La naturaleza transnacional de las pandillas centroamericanas y el desarrollo de vínculos internacionales con organizaciones narcotraficantes, demuestran que no es tan importante el tamaño del paquete de ayuda a El Salvador sino la forma en que sea invertido.