Daniel Barrera Barrera, alias “El Loco”, es lo más cercano que ha tenido Colombia a un Pablo Escobar moderno. Hasta su captura en Venezuela en septiembre de 2012 hizo uso de una basta red de colaboradores, desde exparamilitares hasta guerrilleros, para mover cocaína de los Llanos Orientales de Colombia a Estados Unidos y Europa. 

Orígenes

La carrera criminal de Barrera comenzó en los años ochenta en su natal departamento del Guaviare, donde él y su hermano Omar suministraban precursores químicos a los laboratorios de procesamiento de base de coca para transformarla en clorhidrato de cocaína. Posteriormente Omar sería asesinado y las represalias de Barrera le ganarían el apodo de “El Loco”. En 1990 fue arrestado por las autoridades colombianas, pero escapó poco después. Para mediados de los años noventa ya había surgido como un prominente traficante e intermediario. Barrera compraba cocaína semiprocesada a varias fuentes, incluyendo a los comandantes de los Frentes 10, 14, 16 y 17 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la vendía a clientes que operaban bajo el amparo del entonces poderoso Cartel del Norte del Valle (CNDV). Posteriormente comenzaría a comprar droga al Frente 43 de las FARC, controlado por Géner García Molina, alias “Jhon 40”, la cual vendía a José Miguel Arroyave, comandante del Bloque Centauros de los paramilitares.

Datos El Loco Barrera

Nacimiento: Noviembre 6, 1968

Grupo: Aliado con Los Rastrojos, FARC, ERPAC

Actividades criminales: Tráfico internacional de drogas, lavado de dinero

Estado: Capturado y extraditado a Estados Unidos

Área de operaciones: Principalmente en los Llanos Orientales de Colombia

Sin embargo, Barrera no estaba satisfecho con su papel como facilitador y realizó una serie de audaces alianzas que lo posicionaron como uno de los más grandes narcotraficantes colombianos. En 2004 se alió con Manuel de Jesús Pirabán, alias “Jorge Pirata”, un comandante del Bloque Centauros, y con Pedro Oliveiro Guerrero, alias “Cuchillo”, un exsicario que se convirtió en comandante paramilitar del mismo Bloque. En septiembre de 2004, Barrera, Jorge Pirata y Cuchillo organizaron la emboscada y el posterior asesinato de Arroyave. Jorge Pirata se entregó como parte del proceso de paz entre el gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una federación paramilitar. Por su parte, Barrera y Cuchillo continuaron atacando a sus rivales de los Llanos Orientales y terminaron por expulsarlos de la región.

La expansión de Barrera continuó durante 2008, cuando de la mano de Luis Enrique Calle Serna, alias “Comba”, y Diego Pérez Henao, alias “Diego Rastrojo”, ayudó a planear el asesinato de Wilber Alirio Varela, alias “Jabón”, uno de los grandes líderes del CNDV, que en ese entonces estaba viviendo en Venezuela. Más tarde compraría las rutas del norte del departamento del Atlántico a Miguel Villareal, alias “Salomón”. Estas movidas, y la habilidad de Barrera para cooptar a la fuerza de seguridad local, le brindaron un acceso y control sobre las rutas de narcotráfico que se extendían desde el Océano Pacífico y los llanos venezolanos hasta las selvas brasileñas y la costa caribeña del país.

Barrera comenzó a combatir con otras organizaciones de los Llanos Orientales, como la de Víctor Carranza, un poderoso comerciante de esmeraldas y presunto paramilitar y narcotraficante, y también con la red de Héctor Germán Buitrago, alias “Martín Llanos”. Barrera y sus aliados emboscaron la caravana de Carranza en al menos dos ocasiones, pero fallaron en su intento de asesinarlo.

Su batalla con Carranza tenía el potencial de complicarle la vida a él y a sus aliados, especialmente al Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC). Con la muerte de Cuchillo, el máximo comandante del ERPAC, el ejército aumentó la presión en la zona de los Llanos Orientales, donde tanto Barrera como el ERPAC (supuestamente desmovilizados) tenían gran parte de sus negocios. Para sobrevivir en el largo plazo, Barrera necesitaba desarrollar un plan que incluyera a Carranza, lo que significaba traicionar a sus viejos aliados del ERPAC.

Luego de que una corte del distrito sur de Florida anunciara la creación de un nuevo equipo de fiscales que tenía como principal objetivo el enjuiciamiento de la nueva generación de grupos narcotraficantes de Colombia, quedó claro que el alto perfil de Barrera seguiría causándole problemas a su negocio. Poco después, la corte expidió una acusación formal de Estados Unidos contra Barrera. Adicionalmente, las fuerzas de seguridad colombianas llevaron a cabo una serie de operaciones exitosas en contra de sus redes narcotraficantes. Una de estas, la Operación Aguas Profundas, resultó en el arresto de 19 personas. Así mismo, la Operación Vuelo Final, resultó en 30 capturas y en la incautación de 21 aviones.

Barrera también sufrió la pérdida de algunos de sus contactos claves. En 2010, el esmeraldero Julio Alberto Lozano, alias “Lucho”, se entregó a la policía colombiana y acordó compartir información de inteligencia sobre una red de narcotraficantes que algunas autoridades llamaban el Cartel de El Dorado. Barrera era presuntamente un miembro de esta “junta directiva” de narcotraficantes, que trabajaba más como un grupo empresarial con algunas conexiones, que como un cartel tradicional con un brazo financiero y otro armado. Uno de los presuntos socios de Barrera miembro de El Dorado fue arrestado en Buenos Aires en abril de 2011. En febrero de 2012, las autoridades ecuatorianas arrestaron a Heriberto Fernández Ramírez, alias “Beto”, quien presuntamente sería un enlace clave entre Barrerra y el Cartel de Sinaloa de México.

Sin embargo, el historial criminal de Barrera le dio la experiencia y los medios necesarios para sobrevivir por un largo tiempo, mientras otros grandes narcotraficantes eran capturados o abatidos. Sus fuertes contactos con la clase dirigente de Colombia y las fuerzas de seguridad (incluyendo al DAS, la antigua agencia de inteligencia colombiana desmantelada en noviembre de 2011) le permitieron manejar su negocio y movilizar sus fuerzas en contra de sus enemigos. 

No obstante, pese a sus fuertes vínculos con las fuerzas de seguridad, el Loco Barrera fue capturado en San Cristóbal, Venezuela, el 18 de septiembre de 2012.

Actividades criminales

En un principio el Loco Barrera jugó hábilmente el papel de intermediario independiente, coordinando la compra de base de coca en áreas controladas por las FARC, y la venta de la cocaína procesada a grupos paramilitares y el CNDV. En marzo de 2011, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo denominó uno de los dos narcotraficante más grandes de Colombia, y un tribunal estadounidense lo acusó en septiembre de 2011.

En el momento de su captura, Barrera estaba siendo investigado por las autoridades colombianas por tráfico de drogas, lavado de dinero, y homicidio.

En octubre de 2014, Barrera se declaró culpable en una corte de Estados Unidos por conspiración para lavar decenas de millones de dólares en ganancias de la droga.

Geografía

Según oficiales antinarcóticos colombianos y extranjeros, Barrera operaba en los Llanos Orientales, principalmente en los departamentos del Meta, Vichada, Casanare y Guaviare. También controlaba partes estratégicas de la capital colombiana, Bogotá, y había consolidado áreas de almacenamiento en el estado de Apuré en Venezuela, desde dónde enviaba aviones llenos de cargamentos de drogas hacia Centroamérica y el Caribe. Presuntamente, el mismo Barrera operaba en el departamento del Vichada en Colombia y en algunas partes de Venezuela dónde aparentemente contaba con la protección de funcionarios locales. Barrera también usaba a Venezuela como plataforma para enviar drogas a Europa. También uso a África Oriental como un punto de tránsito, lo que contribuyó a la desestabilización de la región.

Fuentes de inteligencia señalaron a InSight Crime que en sus últimos años en libertad pasó gran parte de su tiempo en Venezuela con el fin de evitar ser juzgado y extraditado.

Aliados y enemigos

Barrera consiguió reunir a fuerzas políticas aparentemente dispares entre sí para fines comerciales. A finales de los años noventa, había establecido fuertes contactos con las FARC, a menudo vendía base de coca a los rivales paramilitares de las AUC o el mismo procesaba la coca para venderla en el mercado internacional. Sus alianzas con Cuchillo a comienzos de los años 2000 y con Comba en la última parte de la misma década hicieron de Barrera el narcotraficante colombiano más importante de ese entonces. También tuvo contactos con muchos otros grupos criminales. Estas alianzas le dieron cierta medida de protección frente a sus rivales, que incluyeron algunos de los narcotraficantes más exitosos de Colombia.

Una de estas alianzas fue con otro importante narcotraficante colombiano, Luis Agustín Caicedo Velandia, alias “Don Lucho”. Acusaciones emitidas por Estados Unidos después de la detención de Barrera lo describieron como el jefe de seguridad de Don Lucho, describiendo a este último como el verdadero poder detrás de Barrera. Esto planteó interrogantes sobre el papel real de Barrera en el hampa de Colombia, donde siempre había sido considerado uno de los capos más poderosos. Sin embargo, aunque Barrera era conocido por trabajar con Don Lucho, y probablemente realizó algunos trabajos de seguridad para él, la evidencia muestra que Barrera fue uno de los más poderosos traficantes de drogas de su tiempo, que manejó su propio negocio de cocaína. Según los informantes citados en la acusación, Barrera ganó casi US$200 millones por envíos de cocaína entre 2003 y 2008.

Perspectivas

Dos meses después de su captura en Venezuela, Barrera fue deportado a Colombia el 14 de noviembre, y el 17 de abril de 2013 el presidente Juan Manuel Santos aprobó su extradición a Estados Unidos. En octubre de 2014, Barrera se declaró culpable en un tribunal federal de Estados Unidos de conspirar para lavar más de US$10 millones de dinero de la droga, y en noviembre se declaró culpable de los cargos de tráfico de drogas.

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