La pandilla Barrio Azteca nació en las prisiones de Texas y sirvió como apoyo armado para el Cartel de Juárez, pero recientemente ha evolucionado y ahora controla el tráfico local de drogas en Juárez. La naturaleza altamente organizada del grupo le ha ayudado a ganar miembros en ambos lados de la frontera y actualmente podría contar con las condiciones necesarias para dar el salto al crimen organizado transnacional a gran escala. 

Historia

La pandilla Barrio Azteca, también conocida como «Los Aztecas», se formó en el sistema penitenciario de El Paso, Texas, en 1986. El grupo se comenzó a expandir en 1996, debido en parte al aumento de las deportaciones de criminales mexicanos encarcelados en Estados Unidos y para principios del nuevo siglo la pandilla controlaba las cárceles de Chihuahua. Según estimaciones de Estados Unidos, en 2013, el grupo contaba con más de 5.000 miembros sólo en el área de Juárez y unos 3.000 en todo Estados Unidos. Sin embargo, para 2018, el Departamento de Seguridad Pública de Texas indicó que el número de miembros se encontraba entre 1.000 y 2.500. Según el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus iniciales en inglés), Barrio Azteca también tiene miembros en Massachusetts y Pensilvania, y las autoridades de Texas también han informado de la presencia de Barrio Azteca en Nuevo México.

A partir de marzo de 2015, el máximo líder de la organización fue Eduardo Ravelo, que formó parte de la lista de los diez prófugos más buscados del FBI hasta su arresto en julio de 2018. comandaba la organización desde Juárez y que se movía de un lado al otro de la frontera con Estados Unidos. Además, se ha señalado a Ravelo como el responsable de gran parte de la violencia que ha azotado al estado fronterizo de Juárez. Gran parte del resto de los líderes de Barrio Azteca están ubicados en las cárceles de Estados Unidos, desde donde los líderes usan teléfonos, correos y mensajes secretos filtrados a los visitantes para comunicarse con miembros en el exterior. La cárcel del Cerezo en Juárez también ha servido al grupo como un importante centro de operaciones para el contrabando de armas y drogas, según un exmiembro.

Barrio Azteca comenzó a prestar apoyo al Cartel de Juárez de México en sus operaciones, y se convirtió en un elemento importante durante la batalla entre éste y el Cartel de Sinaloa por el control de la ciudad de Juárez en 2008. En ese momento, “La Línea», el brazo armado del Cartel de Juárez, reclutó a miembros de Barrio Azteca para combatir a los sinaloenses y muchos de los pandilleros fueron asesinados o arrestados. El grupo también proporciona apoyo al Cartel de Juárez en la trata de personas y el tráfico de drogas, así como en la adquisición de armas y vehículos.

En 2010, miembros de Barrio Azteca presuntamente asesinaron a 15 jovenes en una fiesta y, más tarde ese mismo año, mataron a una funcionaria del Consulado de Estados Unidos, su pareja, y al esposo de otra funcionaria de Ciudad Juárez. Los ataques causaron una gran cantidad de presión por parte del gobierno de Estados Unidos, el cual en marzo de 2011 emitió una orden de captura contra 35 miembros de Barrio Azteca en Texas por los cargos de extorsión, asesinato, tráfico de drogas y lavado de dinero. Diez miembros fueron acusados particularmente en relación con el caso del Consulado. De los 35 acusados, todos han sido detenidos y 30 han sido declarados culpables. En cuanto a los cinco restantes, uno fue condenado por juicio, uno se suicidó antes de que concluyera su juicio y tres están esperando la extradición desde México. Arturo Gallegos Castrellón, el autor intelectual de los asesinatos, fue condenado a cadena perpetua en abril de 2014.

A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por combatirlos, el grupo parece haber recuperado su fuerza y tiene un poder significativo en Juárez, sobre todo debido a la menor presencia del Cartel de Juárez. Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Barrio Azteca se financia a partir del transporte de heroína, cocaína y marihuana a través de la frontera. El grupo también controla la distribución local de drogas, las redes de extorsión y el tráfico de personas en Juárez, y utiliza otros grupos locales, más pequeños, como fuerza de trabajo, y cobra a otros criminales por el derecho a operar en su territorio. Se cree que la distribución de drogas representa más de la mitad de los ingresos de la pandilla.

Barrio Azteca también consigue reclutas en las cárceles de Juárez. El grupo, que se refiere a sí mismo como la «Familia Azteca», obliga a los miembros a dar prioridad a las actividades de la pandilla sobre todo lo demás y tiene un conjunto de «reglas sagradas» cuya ruptura es motivo de castigo severo e incluso de la muerte de los miembros y sus familias.

Según el testimonio de un miembro de Barrio Azteca encarcelado que está sirviendo como testigo en el juicio contra el exlíder Arturo Gallegos, los miembros del grupo han recibido entrenamiento de Los Zetas en asesinato, extorsión y seguridad. Algunas de estas capacitaciones tomaron lugar en Torreón, Coahuila, un poco más al sur de la frontera, lo que indica que el grupo ha ampliado su alcance en México y está construyendo sus conexiones.

El poder de Barrio Azteca en Ciudad Juárez lo pone en una posición ventajosa, pues la pandilla tiene control sobre otros grupos locales, cuenta con miembros a través de la frontera y ya mueve cargamentos de droga a Estados Unidos. Todos estos factores crean una posibilidad muy real de que, si el grupo llegara a obtener el control de los envíos de droga que se mueven a través de Juárez hacia Estados Unidos, la pandilla podría estar a punto de dar el salto al tráfico internacional de drogas.

Liderazgo

El grupo opera como una estructura jerárquica similar a la del ejército. Un comité de «generales» gobierna por consenso tanto dentro como fuera de la prisión. Por debajo de ellos se encuentran los capitanes, que controlan las plazas, que a su vez son manejadas por lugartenientes y los «indios», a menudo menores de edad, se utilizan para la distribución local de pequeñas cantidades de droga. Además, la pandilla ha solucionado algunos errores tácticos, entre ellos la adopción de vehículos de modelos anteriores para mantener un perfil más bajo y proporcionar una mejor capacitación a sus miembros.

Geografía

En México, el grupo está mayoritariamente presente en Juárez. Al otro lado de la frontera tiene presencia en todo el Estado de Texas, principalmente en El Paso y Midland Counties. Además, las autoridades han indicado su presencia Massachusetts, Pensilvania, y posiblemente en Nuevo México. 

Aliados y enemigos

El aliado clave de la pandilla es el Cartel de Juárez y su brazo armado, La Linea. Además, según información que la Asociación Internacional de Investigadores de Pandillas Latinas le entregó a Milenio, el grupo estaría colaborando con el Cartel de Caborca. También, en el pasado, Barrio Azteca colaboró con Los Zetas.  

Aunque tradicionalmente sus enemigos principales han sido el Cartel de Sinaloa y sus aliados, Los Mexicles, lo cierto es que las autoridades estadounidenses han apuntado a una mayor colaboración entre los nuevos miembros del grupo y la organización sinaloense. 

Perspectivas

El aumento del control de la pandilla sobre Juárez ha dejado al grupo en las condiciones de dar el salto al tráfico transnacional de droga. El grupo ya controla la distribución local de drogas, mueve drogas a través de la frontera y tiene miembros en Texas, lo que le ha dado las conexiones necesarias para expandir sus operaciones. Sin embargo, el arresto en 2018 de Ravelo, líder del grupo, sugiere que las autoridades son conscientes de la amenaza que supone este grupo y trabajan en hacerle frente. 

Debido al declive del Cartel de Juárez y a su competencia con los Sureños 13, una pandilla rival, a partir de 2014 el grupo comenzó a perder poder en El Paso. Aun así, el Texas Gang Threat Assessment de 2018 indica que Barrio Azteca ha sido capaz de recuperar su fuerza e influencia tanto en Ciudad Juárez como en El Paso. Sus altos niveles de violencia y su relación con varios carteles mexicanos han sido claves para desarrollar el tráfico de drogas y la trata de personas con fines de explotación sexual en la frontera, así como para extender su presencia en Texas. Tal y como indica el informe, Barrio Azteca sigue siendo uno de los grupos más activos en la frontera con Estados Unidos y, seguramente, continuaría siendo así en los años siguientes. 

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