Hermágoras González Polanco lleva más de cuatro décadas activo en el narcotráfico gracias a su capacidad para adaptarse a los grandes cambios en la dinámica política y el panorama criminal.

Por la mayor parte de su trayectoria criminal, el alias más conocido de González fue “Gordito” o “Fatso” González, debido a su contextura fornida y de baja estatura. En los últimos años, sin embargo, fuentes a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela lo han identificado con un nuevo alias —“El General”— una alusión a su presunta cercanía con el ejército venezolano. El cambió de nombre pone de relieve la importancia de la red de González, que le permite actuar como intermediario clave sin controlar territorio, infraestructura ni hombres armados.

Historia

Hermágoras González Polanco nació en 1959 en la parte colombiana de la península de la Guajira, en una familia de la población indígena binacional de la etnia Wayuú.

En los años ochenta, se unió al Cartel de la Guajira, un grupo narcotraficante que operaba en la frontera entre Venezuela y Colombia. En 1992, el entonces líder del cartel, Alexander Paz, fue asesinado, lo cual dejó a Gordito González con las riendas del Cartel de la Guajira.

Entre los noventa y los años 2000, Gordito González llevó al Cartel de la Guajira a convertirse en una de las redes de trasiego de drogas más importante de la región, con la expansión a Venezuela y, por un tiempo, también lo constituyó como grupo totalmente binacional.

Desde 1998 aproximadamente, González trabajó en alianza con Salomón Camacho Mora, intermediario del Cartel de Medellín, según las autoridades estadounidenses. También ganó aliados poderosos entre oficiales de alto rango del ejército venezolano, quienes al parecer le ayudaron a promover sus operaciones de narcotráfico. Eso puso a González en conflicto con otros narcos y en el radar de las autoridades antinarcóticos estadounidenses, quienes en repetidas ocasiones lo persiguieron a él y a su cartel a lo largo de la década del 2000.

Los tribunales estadounidenses acusaron a Gordito González de lavado de dinero y narcotráfico en dos casos distintos. En Venezuela, por otro lado, fuerzas del estado, al parecer vinculadas a una banda rival, lanzaron un operativo contra el Cartel de la Guajira, y emboscaron a varios miembros del grupo, entre quienes cayó muerto  el hermano de González, Eudo. La atención que generó la operación resultó en nuevas indagatorias de las autoridades estadounidenses y británicas contra los colaboradores de Gordito González dentro del estado venezolano, muchos de quienes fueron dados de baja de sus cargos poco después.

En 2008, las autoridades venezolanas capturaron a Gordito González y a Salomón Camacho en dos operativos separados. Gordito González se libró de la extradición a Estados Unidos y se le permitió seguir en Venezuela, donde fue juzgado y condenado a más de 15 años en una prisión de Caracas.

Durante los siguientes tres años, el narcotraficante fue mencionado en raras ocasiones, pero más que desaparecer en la oscuridad, parece que Gordito González se está reagrupando.

Reapareció en el cubrimiento noticioso del juicio de 2016 contra los sobrinos de la primera dama Cilia Flores, conocido en los medios como el juicio de “los narcosobrinos”. En el proceso se presentó evidencia de que en la conspiración para traficar 800 kilos de cocaína hacia Estados Unidos, los sobrinos se apoyaron en el Cartel de la Guajira como intermediarios de la compra de las drogas a la guerrilla colombiana. El acuerdo tenía una prebenda adicional: que se liberara a Gordito González.

La evidencia del caso corrobora lo que docenas de fuentes, incluidos funcionarios de seguridad activos y en retiro, expertos, narcotraficantes de bajo rango y funcionarios de gobierno le han contado a InSight Crime: que tras su captura, Gordito González reconstruyó su red desde dentro de la prisión y se hizo un nicho propio en el cambiante panorama criminal de Venezuela, cambiando de roles, desde transportista hasta intermediario de drogas.

Según testigos, aunque oficialmente sigue purgando su pena, González lleva años sin pisar una cárcel. Las fuentes que creen que está en prisión, no se ponen de acuerdo sobre cuál centro penitenciario lo alberga; y muchos otros señalan que, si está privado de la libertad, va y viene como le parece; y, desde 2021, un creciente número de fuentes, incluidos agentes de seguridad, han relatado a InSight Crime que en lugar de la prisión, Gordito González se mueve libremente en el exterior, en Colombia o Panamá.

Actividades criminales

A lo largo de su carrera criminal, Hermágoras González Polanco estuvo al parecer involucrado en tráfico de armas, contrabando de bienes y de gasolina, pero sus operaciones criminales principales siempre estuvieron enfocadas en el tráfico de drogas.

Un pliego de cargos en Estados Unidos, que data de 2005, describe cómo la red de González adquiría cocaína de los laboratorios de procesamiento en Colombia y la llevaba al otro lado de la frontera en Venezuela, donde se acopiaba y se despachaba por vía marítima hacia territorios estadounidenses. Según el Departamento de Estado de ese país, su red llegó a despachar hasta nueve toneladas de cocaína apenas entre 1999 y 2000.

A partir de allí, sus operaciones crecieron aún más. Al momento de su captura en 2008, Gordito González controlaba hasta la tercera parte de las 250 toneladas de cocaína que pasaban anualmente por Venezuela con rumbo a los mercados estadounidenses y europeos, según las autoridades estadounidenses citadas en los medios.

Después de su arresto, el modus operandi de González se transformó por completo. Para mantenerse activo en el tráfico de drogas, debía desprenderse de sus antiguas alianzas y la estructura y el territorio del Cartel de la Guajira. Pero lo que González cedió en control, lo ganó en agilidad, lo cual le permitió pasar de transportista a intermediario reconstruyendo su organización narcotraficante como cartel de contratistas.

Hoy en día, los cargamentos de González llegan por tierra hasta su nueva base de operaciones en la costa de Falcón. Sus conexiones con la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) facilitan el trasiego y en ocasiones llevan la cocaína por sí mismos, según pescadores locales que han sido testigos directos del tráfico en la región, y de fuentes de seguridad activas en Falcón.

La costa del estado de Falcón es actualmente un punto vital para la salida de narcóticos, en especial a lo largo de las rutas marítimas. Las comunidades pesqueras del país vigilan y transportan los cargamentos. Tienen pocas opciones, frente a la coerción de los narcotraficantes y una crisis económica que ha afectado su capacidad de subsistencia por otros medios.

Periodistas, pescadores e incluso funcionarios de seguridad han declarado de manera consistente a InSight Crime que Gordito González envía emisarios para reclutar a integrantes de las comunidades pesqueras. Aun cuando son capturados, los pescadores sufren el castigo sin acercar a las autoridades un ápice a Gordito González o sus emisarios, quienes nunca permanecen en un lugar por mucho tiempo y evitan tener una relación cercana con sus reclutas.

“No se sabe a quién pertenece el cargamento, no hay contacto directo con ellos, siempre hay un intermediario”, comentó un pescador local, que pidió que se mantuviera su anonimato, a InSight Crime. “Una persona te recluta, otra te paga, otra entrega la mercancía, a todos ellos solo los ves una vez”.

Geografía

Cuando González comenzó su trayectoria con el Cartel de la Guajira, tenía su sede en la ciudad fronteriza de Maicao, una de las principales ciudades el departamento colombiano de La Guajira. A medida que crecía, Gordito González comenzó a expandir sus operaciones a Venezuela.

Al comienzo del siglo, cuando las fuerzas de seguridad colombianas comenzaron a prestar mayor atención  hacia la costa Caribe de Colombia, González movió su base de operaciones a Venezuela. Antes de su captura, tenía un bastión en el estado venezolano de Zulia, donde tenía varias propiedades y había desarrollado una red de cómplices.

En lo más alto de su poder con el Cartel de la Guajira, Gordito González controlaba rutas desde Colombia hasta Venezuela, para terminar en las islas del Caribe, como República Dominicana y Puerto Rico, según las denuncias hechas por fiscales estadounidenses y venezolanos en dos casos aparte.

Desde su arresto y su resurgimiento como intermediario, las operaciones de Gordito González han sido más visibles en el estado venezolano de Falcón, cuyo entorno criminal se caracteriza por la cooperación, no el conflicto.

Gordito González también mantiene una presencia discreta en los alrededores de la ciudad colombiana de Maicao, donde los residentes dicen haber visto al traficante, ahora en sus sesenta, en velorios y otros actos comunitarios. También hay reportes no confirmados de que Gordito González sigue dirigiendo sus operaciones en la zona.

Aliados y enemigos

A lo largo de su carrera, González dependió tanto de su capacidad para hacer contactos como de su habilidad para traficar narcóticos.

Su relación con Salomón Camacho Mora permitió al Cartel de la Guajira establecer conexiones con la red de traficantes colombiana, conocida como el Cartel de la Costa Norte, según afirman las autoridades estadounidenses.

Después de expandirse a Venezuela, Gordito González forjó relaciones cercanas con pequeños narcotraficantes locales y se involucró con elementos corruptos de las fuerzas armadas de Venezuela, que se conocen en conjunto como el Cartel de los Soles. Sus colaboradores castrenses al parecer le entregaron al Cartel de la Guajira armas con salvoconducto y credenciales oficiales auténticas que los identificaban como agentes de inteligencia del ejército, según el cubrimiento que hicieron los medios de la captura.

Su contacto principal en el ejército era Clíver Alcalá, influyente general del ejército con nexos estrechos con la élite chavista y, según los fiscales estadounidenses, con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esas conexiones les otorgaban protección contra los operativos de las fuerzas de seguridad y conexión directa con uno de los mayores proveedores de cocaína de la época. La relación comercial se cimentaba en el matrimonio, pues se dice que Alcalá se casó con la sobrina de Gordito González, Martha.

Sin embargo, la rápida expansión de González en el territorio venezolano también le creó roces con narcos locales, como Walid Makled —uno de los principales capos venezolanos—, quien tenía sus propios contactos con el Cartel de los Soles. Esa rivalidad se caracterizó por confrontaciones violentas y operativos de las fuerzas de seguridad, en uno de los cuales murió el hermano de Gordito González y que a la postre llevó al desmantelamiento de ambas estructuras de narcotráfico y a la captura de sus respectivas cabezas, Gordito González y Makled.

En 2013, la red de González sufrió su peor golpe, cuando Alcalá se retiró de las fuerzas armadas, se peleó con el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y huyó a Colombia.

A pesar de la aparente traición de su aliado más cercano en el régimen, González parece haber logrado reconstruir su red entre la élite chavista, y en el hampa. En años recientes, ha colaborado con otras organizaciones narcotraficantes de Falcón, entre ellas el Cartel de Paraguaná, para el despacho de grandes cargamentos de cocaína.

Hoy Gordito González es más conocido con un nuevo alias —“El General”— por su presunta relación laboral con el ejército venezolano.

Prospectos

González ya no dirige un grupo armado organizado. Más aún, es improbable que reconstruya la infraestructura necesaria para devolver al Cartel de la Guajira a los días de gloria antes de su captura, pero ha demostrado cómo soltar control territorial y hombres puede ayudar en lugar de entorpecer sus habilidades como intermediario del narcotráfico. En esa posición, Gordito González seguramente continuará desempeñando un papel importante en el narcotráfico venezolano mientras sigue beneficiándose de los elementos corruptos del estado.

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