Las autoridades en Centroamérica desmantelaron una red de tráfico de migrantes que se extendía de Brasil a México, una extraordinaria operación policial encubierta que se da en medio de la creciente preocupación de Estados Unidos por el uso de estas redes por posibles terroristas buscando ingresar ilegalmente a Estados Unidos. 

Se capturó a veintinueve presuntos miembros de la red en El Salvador, Honduras, Costa Rica y Panamá en allanamientos coordinados el 28 de junio, como parte de la “Operación Mesoamérica”, informó Prensa Libre. Las autoridades guatemaltecas detuvieron al supuesto cabecilla, Luis Leonardo Mejía Pasapera, alias “Leo”, junto con otros ocho sospechosos. Doce personas fueron detenidas en Panamá, cinco en Honduras, dos en Costa Rica y una en El Salvador, según el Ministerio Público de Guatemala. Uno de los jefes de la red de tráfico fue arrestado la semana pasada en Brasil.

Muchos de los migrantes, de nacionalidad asiática o africana, buscaban entrar a Estados Unidos. La red de tráfico recogía a los migrantes en Dubái, señalan los investigadores, donde les entregaban documentación para ingresar a Brasil. Una vez allí, los migrantes viajaban en avión a Colombia antes de entrar a Panamá por tierra. A continuación la red pasaba ilegalmente a los migrantes por Centroamérica, usando rutas por el mar Pacífico o Atlántico. 

Cuando los migrantes llegaban a México, los grupos criminales los usaban como mulas para introducir drogas a Estados Unidos, según declaró el fiscal general de Costa Rica, Jorge Chavarría. Prensa Libre informó que la red de tráfico cobraba a cada migrante entre US$7.000 y US$25.000 por el viaje.

La secretaria general del Ministerio Público de Guatemala, Mayra Véliz, dijo que la red estaba bien organizada y tenía capacidad para traficar hasta 150 migrantes a la vez.

“Es quizá la organización más poderosa para tráfico de migrantes que opera en la región”, señaló Mauricio Boraschi, fiscal contra el crimen organizado en Costa Rica.

Véliz explicó que la investigación a la red de trata comenzó en marzo de 2015 por información de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) apoyó la operación que condujo al arresto en El Salvador, informó La Prensa Gráfica.

Las autoridades guatemaltecas afirmaron que aún hay capturas pendientes de sospechosos de colaborar con la red.

Análisis de InSight Crime

Hasta ahora, es poco claro qué rol tuvieron las autoridades de Estados Unidos en la coordinación y ayuda para la Operación Mesoamérica. La única información que se ha entregado hasta el momento es que la Embajada de Estados Unidos en Guatemala alertó a las autoridades locales de la existencia de la red de trata de migrantes a comienzos de 2015, y que el ICE prestó apoyo a la operación en El Salvador. Los repetidos intentos de InSight Crime de comunicarse con la oficina de prensa en la Embajada de Estados Unidos en Guatemala fueron infructuosos.

Algunos funcionarios de Estados Unidos cercanos al tema están preocupados por que las redes de trata de migrantes puedan estar ayudando a posibles terroristas a ingresar de manera ilegal a Estados Unidos. Bajo este pretexto, las redes de tráfico pasan de ser un problema de migración ilegal a un asunto de seguridad nacional para las autoridades estadounidenses.

Aunque esos temores se desprenden de los hechos del 11 de septiembre de 2001, la atención sobre el problema puede haberse intensificado ahora por un par de razones. En primer lugar, la gran afluencia de migrantes centroamericanos a Estados Unidos podría hacer cada vez más vulnerable la frontera sur de Estados Unidos. Un agente de vigilancia fronteriza de Estados Unidos señaló al Arizona Republic en noviembre pasado que hay temores de que los grupos criminales pasen ilegalmente a posibles terroristas por la frontera mientras las autoridades estadounidenses están distraídas acorralando y deportando a migrantes.

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Segundo, los potenciales terroristas probablemente prefieran ingresar a Estados Unidos usando redes de trata que por medios legales. Aunque algunos políticos de Estados Unidos se oponen a recibir a refugiados sirios por temor a que sean terroristas camuflados como solicitantes de asilo, otros dicen que los terroristas tienen alternativas más rápidas y menos riesgosas.

“Francamente, si yo viniera con la clara intención de causar daño a este país, no creo que eligiera la ruta de ingreso buscando el estatus de refugiado o que lo solicitara desde el exterior”, comentó la Comisionada de Protección de Fronteras y Aduanas de Estados  Unidos Gil Kerlikowske al Arizona Republic.

Finalmente, esas preocupaciones pueden haberse alimentado de informes sobre nexos entre grupos terroristas de Medio Oriente y el crimen organizado en Latinoamérica. A lo largo de los años se han presentado alertas periódicas sobre la mayor influencia de Hezbollah en la región, y la amenaza que esto supone para Estados Unidos.

Estos temores, sin embargo, podrían ser un tanto exagerados. Casi quince años después del 11 de septiembre, no hay señales de ingreso ilegal de terroristas a través de Latinoamérica. Y la evidencia de un nexo predominante del crimen organizado y los terroristas en la región sigue siendo raro.

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