El gobierno boliviano se ha comprometido en tomar medidas contra el próspero comercio de vehículos, robados en los países vecinos y traficados en Bolivia, que es una importante fuente de financiación para los grupos criminales en la región.

El 17 de octubre, el jefe de la oficina policial antirrobos de Bolivia, Jorge Saravia, anunció que el país estaba coordinando una “mega-operación” con Argentina, Chile y Brasil, para tomar medidas sobre el robo trasnacional de automóviles.

“Estamos trabajando para abordar el problema e intensificar la lucha contra las mafias trasnacionales que roban vehículos en esos países y que tienen conexiones con otras organizaciones criminales”, dijo Saravia. Añadió, que él se reunirá en los próximos días con funcionarios argentinos para elaborar el plan.

Aunque el funcionario no dio más detalles sobre la operación internacional propuesta, posteriormente anunció que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Bolivia llevarían a cabo una serie de redadas para incautar autos con placas no registradas o duplicadas, en el país.

Bolivia se ha convertido en los últimos años, en un centro de robo de vehículos trasnacional en Suramérica, un desarrollo que sólo ha empeorado con la decisión del gobierno de conceder una ventana de amnistía a los propietarios de vehículos no registrados (probablemente muchos de ellos robados) entre junio y julio de 2011, permitiéndoles pagar una cuota moderada para obtener documentos legales. La amnistía tuvo un impacto inmediato en los países vecinos, con funcionarios de Chile, Brasil y Argentina quejándose de que la medida provocó un aumento en los robos.

Análisis de InSight Crime

La cuestión va más alla de simples robos trasnacionales de automóviles en la región, o incluso, de la actitud laxa de Bolivia frente al registro de vehículos. Ésta provee una ventana hacia la situación del crimen organizado en Bolivia, donde poderosas familias criminales dominan el bajo mundo del país, y pueden estar formando vínculos trasnacionales más estrechos.

Como InSight Crime ha informado, los analistas creen que las organizaciones mafiosas bolivianas que compran estos vehículos robados, a menudo intercambian cocaína por carros. Según el ex secretario Nacional de Seguridad Pública de Brasil, José Vicente da Silva Filho, un automóvil de buena calidad robado en Brasil, puede intercambiarse por unos 10 kilos de la droga. Funcionarios argentinos y chilenos también han informado que los traficantes de carros intercambian vehículos por cocaína de los grupos bolivianos.

Aunque poco se sabe públicamente sobre la estructura de las redes que operan detrás del próspero comercio de autos robados en Bolivia, el perfil de aquellos identificados por el gobierno como los principales responsables del comercio, parece coincidir con los clanes del narcotráfico locales. El 17 de octubre, el Vicepresidente boliviano Álvaro García Linera dijo a la prensa que muchos de los responsables del comercio de vehículos robados en la ciudad sureña de Challapata eran “redes familiares multimillonarias” las cuales manejan una “gran cantidad de recursos”.

Por lo menos, el hecho de que los vendedores de vehículos operen en el sur, a lo largo de las fronteras con Chile y Argentina, señala la existencia de redes para mover carros y drogas dentro de Bolivia. Como indica un mapa elaborado por InSight Crime, la mayoría de la base de coca en el país se produce en laboratorios en tierras altas del centro y en el departamento oriental de Santa Cruz.

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