La incautación récord de cientos de millones de dólares en activos en Colombia, ha planteado la pregunta de cómo dos hermanos vinculados al Cartel del Norte del Valle acumularon tanto poder mientras permanecían bajo el radar de las autoridades.

El caso de los hermanos Álvarez Meyendorff, aparentes aliados de algunos de los narcotraficantes más notorios de la historia reciente de Colombia, ha arrojado sospechas sobre varios políticos colombianos importantes y ha demostrado que no siempre son los jugadores más famosos los que ejercen el mayor poder en el narcotráfico internacional.

Según los informes, Ignacio Alvarez Meyendorff – casi desconocido para el público hasta su arresto en Argentina en 2011 – y su hermano menor Juan Fernando, quien se entregó a las autoridades estadounidenses en abril, trabajaron en estrecha colaboración con los ahora encarcelados narcotraficantes: Daniel “El Loco” Barrera, los líderes de la organización narcotraficante de los Rastrojos y Víctor Patiño Fómeque, un jugador clave de los extintos Carteles de Cali y Norte del Valle.

No obstante, el alcance total de su influencia era desconocido hasta la reciente incautación de más de 200 propiedades, en diez de los 32 departamentos (provincias) de Colombia, con un valor estimado de más de US$700 millones, lo que llevó al funcionario responsable de las redadas a describirlo como “el mayor golpe en la historia de la institución [la Fiscalía General de la Nación]. Con 80 propiedades más que son objeto de escrutinio, así como 65 en Argentina, el valor total de los activos de los hermanos podría superar los mil millones de dólares.

Entre los que aparecen en los títulos de las propiedades confiscadas, está la ex senadora y ex presidente del Congreso, Dilian Francisca Toro, quien actualmente se encuentra en prisión en medio de una investigación sobre presunto lavado de dinero y vínculos con Patiño. Otros políticos implicados son el ex senador Nicolás Otto Bula, quien aparece en los títulos de dos lujosas propiedades, y Jorge E. Gómez, ex senador y conocido líder religioso, quien aparece en seis.

Análisis de InSight Crime

Parece que los hermanos Meyendorff surgieron en el hampa de Colombia durante los años noventa, bajo la dirección de Víctor Patiño. Esto explica sus vínculos con el Cartel del Norte del Valle y los Rastrojos, los cuales deben sus orígenes al Cartel de Cali. En los años 2000, los Meyendorffs estaban trabajando junto a Luis Agustín Caicedo Velandia, alias “Don Lucho”, y, según El Espectador, operaban “al mismo nivel” de Daniel Barrera, antes de su arresto en Venezuela en septiembre de 2012.

Junto a Don Lucho, Barrera y el comerciante de esmeraldas Julio Lozano Pirateque, los hermanos formaron el llamado “Cartel El Dorado”, descrito por las autoridades estadounidenses como una “junta directiva de narcotraficantes”, que aparentemente era responsable del envío de hasta ocho toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y Europa cada mes. Ignacio ha sido descrito como el “cerebro financiero” de los dos hermanos, mientras que Juan Fernando, conocido como “Mechas”, era el responsable de supervisar los envíos de drogas y, al parecer, fue pionero en el uso de “narco submarinos” para mover las drogas hacia el norte.

La forma en la que los dos hermanos fueron capaces de escapar de la atención de las autoridades durante tanto tiempo será de interés de las fuerzas de seguridad colombianas y estadounidenses. La pareja se unió a la próspera comunidad de capos de la droga expatriados, que vivieron en Argentina a mediados de la primera década del siglo XXI, cuando las fuerzas de seguridad redoblaron la presión sobre el tráfico de drogas en Colombia. Hasta su arresto, Ignacio vivió sin problema con su familia en un exclusivo barrio de Buenos Aires desde el año 2005, donde construyó y manejó un amplio portafolio de intereses comerciales utilizados para lavar dinero. En 2008, enfrentó acusaciones de lavado de dinero en Colombia pero, según Clarín, el caso fue dilatado por discusiones sobre la forma de cómo procesarlo.

El rastro que condujo a los investigadores hacia los Meyendorffs aparentemente comenzó a surgir cuando una investigación sobre las finanzas del club de fútbol de Santa Fe Bogotá, condujo a Don Lucho, detenido en junio de 2010, quien también había estado viviendo en Argentina pasando desapercibido. Desde entonces se ha sugerido que Don Lucho era el verdadero poder detrás de Barrera.

No está claro si Don Lucho abandonó a los hermanos, o si los investigadores habían estado construyendo un caso en contra de los Meyendorffs durante algún tiempo. Lo cierto es que, junto a Don Lucho, los hermanos permanecieron en gran parte desapercibidos y lavaron hasta US$1,5 millones a través de los clubes de fútbol de Colombia, mientras que Juan Fernando es acusado de supervisar el envío de unas 68 toneladas de cocaína a Estados Unidos, entre 2005 y 2010.

Tras su arresto en abril de 2011, en un aeropuerto en el norte de Argentina, Ignacio fue deportado a Colombia, donde espera ser extraditado a Estados Unidos. Juan Fernando evadió la captura hasta que se entregó este año a los agentes de la DEA en Haití.

Si bien es difícil decir exactamente cómo los hermanos acumularon tanta riqueza sin ser detectados, su traslado al extranjero fue probablemente un factor clave. Es posible que hayan visto a otros importantes narcotraficantes colombianos abandonar el país, y fueron lo suficientemente inteligentes como para hacer lo mismo antes de convertirse en blancos importantes.

También es posible que los bienes recuperados por la Fiscalía General de Colombia no hayan sido todos adquiridos con fondos propios, sino que se mezclan con los de Patiño. La propiedad que incrimina a la ex jefe del Congreso, Dilian Toro, ha sido vinculada tanto a Ignacio Meyendorff como a Patiño, lo que aumenta la posibilidad de que Patiño haya utilizado el bajo perfil de Ignacio para cubrir algunas de sus ganancias ilícitas.

Tampoco está claro el alcance de las conexiones políticas de los hermanos. Aunque destacadas figuras políticas ya fueron puestas al descubierto por la investigación, queda por ver quién más podría resultar expuesto cuando Ignacio llegue a Estados Unidos y comience a hablar con los fiscales.

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