La Costa de Mosquitos, que se extiende a lo largo de la costa Atlántica de Nicaragua hasta Honduras, se está convirtiendo en un importante punto de tránsito para los vuelos con cargamento de drogas procedentes de Suramérica, según un informe.

El periódico hondureño El Heraldo informó sobre un cambio en las tácticas de los narcotraficantes que mueven drogas a través del país desde Suramérica hacia Estados Unidos. En lugar de traer cocaína a Honduras en un vuelo de seis horas directamente desde Suramérica, a menudo los traficantes están parando en Nicaragua o Panamá, antes de entrar a Honduras en aviones más pequeños y difíciles de detectar – con frecuencia pequeños aviones utilizados para la fumigación de cultivos – o en lanchas.

Los vuelos con drogas generalmente despegan de Venezuela, que se ha convertido en el punto clave de embarque de drogas que salen de Suramérica, ya que los avances de seguridad en el país productor de droga, Colombia, han hecho que sea más difícil lanzar vuelos desde ese país. Según El Heraldo, los estados venezolanos más importantes para los vuelos con drogas son Lara, Falcón, Trujillo, Zulia, Mérida, Táchira y Apure, que se agrupan en el extremo noroeste del país, cerca de la frontera con Colombia, donde a menudo llega la cocaína.

El avión hace un relativamente corto viaje a Panamá y Nicaragua, parando para cambiar de aeronave en la remota región selvática de Costa de Mosquitos en Nicaragua. Allí la droga se mete en pequeños aviones que vuelan a baja altura, o en lanchas, para llegar a pistas de aterrizaje clandestinas o bahías a lo largo de la Costa de Mosquitos en el lado hondureño, según fuentes de El Heraldo.

El diario señala dos razones principales para el cambio hacia la ruptura en varias etapas del viaje de los vuelos con drogas  antes de llegar a Honduras: primero, que hay una vigilancia más estricta en el Caribe, en particular después de la creación de una nueva base naval financiada por Estados Unidos en República Dominicana; y segundo, que las autoridades hondureñas derribaron al menos dos supuestos vuelos con drogas en 2012. Estos factores han desplazado a los traficantes del Caribe, llevándolos a adoptar medios de bajo perfil para volar cargamentos de drogas hacia Honduras.

Análisis de InSight Crime

El cambio en las rutas del narcotráfico ilustra el “efecto globo” visto a menudo en la guerra contra las drogas: incluso a medida que la guerra liderada por Estados Unidos logre éxitos con la nueva base naval dominicana – la cual según Estados Unidos ha “eliminado esencialmente” el tráfico aéreo a través de la isla – la situación se empeora en otra área.

El uso cada vez mayor de la Costa de Mosquitos por parte de los narcotraficantes podría ser, particularmente, una mala noticia para Nicaragua, que ha visto un aumento de la violencia en la remota costa del Caribe en los últimos años. Como encontró InSight Crime en una investigación de 2012, la región se ha convertido en un punto de parada intermedia para los traficantes que mueven cocaína hacia el norte en lanchas rápidas, con algunas organizaciones locales esculpiendo un nicho para proporcionarles servicios de logística, hacerle mantenimiento a sus lanchas, almacenar sus drogas y entretener a sus tripulaciones.

El surgimiento de la Costa de Mosquitos de Nicaragua como epicentro para las drogas, ha ayudado a impulsar las tasas de violencia y el crimen de la región, convirtiéndola en la más alta del país. El fenómeno es más intenso en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), una de las dos zonas semiautónomas que conforman la mayor parte de la costa del Caribe. La RAAS registró una tasa de homicidios de 43 por cada 100.000 habitantes en 2011, en comparación con la tasa nacional que fue menor a 13. Su capital, Bluefields, se ha convertido en un centro logístico para el narcotráfico, con poderosos mandarines locales que participan en el negocio, como señala la investigación de InSight Crime. La región vecina, la Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), que se encuentra en la frontera con Honduras, ha registrado un menor impacto del narcotráfico y tiene una tasa de homicidios mucho más baja: de 18 por cada 100 000 habitantes. Los grupos criminales organizados están presentes en la región, pero gran parte de la violencia se debe a disputas personales, según un estudio reciente realizado por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP).

Un cambio hacia el aterrizaje de vuelos con drogas en Nicaragua podría cambiar esto y aumentar la influencia criminal en la RAAN, a un nivel como el de su vecino del sur. La zona es un buen lugar para que los narcotraficantes operen, debido a su aislamiento extremo y la falta de presencia del estado – que tiene una baja densidad poblacional, pocas carreteras y una pobreza endémica -. El IEEPP señala que en los últimos cinco años ha habido algunos casos de vuelos con drogas que por error aterrizan en las comunidades indígenas de la zona, pensando que estaban en Honduras.

Actualmente hay unos cuatro grupos principales locales que ofrecen servicios a las redes de narcotraficantes internacionales, según el IEEPP, y tienen vínculos especialmente estrechos con grupos de Honduras en el departamento (provincia) de Gracias a Dios. Se cree que hay narcotraficantes hondureños, al igual que colombianos y nicaragüenses, en la zona – se reportó que narcotraficantes hondureños mataron presuntamente a cinco personas en la RAAN en diciembre, y que hacen viajes frecuentes por la frontera y acosan a los lugareños.

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