A simple vista, las estimaciones sobre las cifras de cultivo y erradicación de coca en Perú simplemente no cuadran, lo cual ha motivado demandas de manipulación de estadísticas. InSight Crime da una mirada más detallada a los números para establcer lo que hay detrás de esas discrepancias en los datos.

Como lo señaló recientemente un experto en narcotráfico, en ciertas zonas de Perú la cantidad de coca destruida por el programa de erradicación del Ministerio del Interior excede por mucho el número de hectáreas estimadas de coca que habría cultivadas actualmente. Estas cifras son publicadas anualmente por la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD), y son la principal fuente de datos del gobierno peruano.

Jaime Antezana, especialista en narcotráfico en Perú, señaló recientemente a Diario UNO que esto demostraba que la ONUDD y el gobierno peruano están publicando cifras falsas sobre la coca.

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En la región de Ucayali, por ejemplo, Antezana observó que la ONUDD —que usa imágenes satelitales para identificar los cultivos de coca— grabó 332 hectáreas cultivadas en diciembre de 2014, pero en2015, al parecer se habían erradicado 4.766 hectáreas. Antezana sostiene que con base en esos números, la cantidad de coca cultivada habría aumentado en 1.330 por ciento de 2014 a 2015, un repunte irracional que demuestra que las estadísticas están “adulteradas, infladas”.

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Tabla elaborada originalmente por Jaime Antezana, cortesía de diario UNO

 InSight Crime no pudo verificar estas estadísticas para cada región de las que se presenta en la figura 1, pero examinamos de manera independiente las cifras de erradicación en Aguaytía, la principal zona analizada por la ONUDD en Ucayali (pdf). (Ver gráfico abajo)

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Los datos muestran que en 2015, la erradicación equivalía a un área casi 1.900 por ciento mayor que el conteo final de cultivos de coca para el mismo año, mientras que en 2014 esa cifra fue casi 4.200 por ciento mayor. La fecha de corte de los cálculos de cultivos realizados por la ONUDD y los datos oficiales de erradicación de Perú es el 31 de diciembre.

En un respaldo adicional de su argumento, Antezana citó la aparente discrepancia entre las cifras de erradicación de coca divulgadas por el gobierno para este año y las “metas” de erradicación muy por debajo de este número, declaradas por el organismo antinarcóticos de Perú Comisión nacional para el Desarrollo y la Vida, Devida. El 22 de septiembre, el Ministerio del Interior declaró que había erradicado más de 20.000 hectáreas de coca en lo que iba del año. Sin embargo, pocos días después, la presidenta de DEVIDA Carmen Masías anunció que el país en camino a erradicar su objetivo de 16.000 hectáreas en 2016.

Análisis de InSight Crime

Las aparentes inconsistencias estadísticas dirigen la atención a los problemas que presentan los datos oficiales sobre la coca en Perú. Hay varias explicaciones posibles a estas discrepancias.

El principal problema en lo que respecta a la comparación entre la producción de coca y su erradicación puede ser la resiembra de los campos de coca destruidos. Lo cierto es que la presidenta Masías, de Devida admitió hace poco que la tasa de resiembra había alcanzado en algunas áreas el 92 por ciento sobre los últimos dos años.

Según la metodología de la ONUDD (pdf), la coca resembrada después de la recopilación de los datos satelitales no se incluyó en el cálculo final de cultivos para un año determinado.

Esto es problemático por la rápida respuesta de los cocaleros ante los esfuerzos de erradicación. El periodista y director de IDL-Reporteros Gustavo Gorriti describió este proceso como un círculo vicioso: cuando las autoridades detectan cultivos de coca arrancan las plantas y registran la operación, pero los agricultores vuelven a plantar el arbusto de inmediato, y añaden cultivos adicionales para compensar el tiempo perdido. Tan solo seis meses después, las unidades de erradicación son enviadas una vez más a la zona donde se había erradicado, y se añade su operativo a los totales de erradicación para el mismo año, confió a InSight Crime.

El director del ente erradicador en Perú, el general retirado Juan Zárate, ilustró este problema con el caso de Aguaytía. Zárate explicó a InSight Crime que su institución erradicaba unos cuantos miles de hectáreas al año en esta zona hasta 2013, cuando no regresaron a la región. (Ver gráfico arriba) Al año siguiente regresaron y descubrieron más de 14.000 hectáreas.

“Lo habían resembrado todo”, concluyó Zárate.

Pero los esfuerzos de los cultivadores por replantar los arbustos no bastan para explicar cómo la CORAH podría haber erradicado casi 20 veces más coca que el área cultivada para ese mismo año. Una explicación plausible es que los estimativos de cultivos de coca de la ONUDD están errados, como han afirmado varios analistas consultados por InSight Crime.

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Zárate explicó a InSight Crime que existen ciertos limitantes claves con las estadísticas de la ONUDD. Uno de ellos es que los satélites de la organización no captan plantas de menos de nueve meses. Como tampoco la coca sembrada entre otros cultivos legales, ni la coca plantada en nuevas áreas; estas no se tienen en cuenta en ocasiones. Más aún, las cifras de la ONUDD se publican casi un año después de que se recopilan los datos satelitales, lo que significa que no muestran ningún crecimiento adicional en ese lapso de tiempo.

El general retirado opinó que esto significaba que cuando las cuadrillas erradicadoras llegaban a  una zona con cultivos de coca, muchas veces encontraban que el territorio cultivado era mucho mayor de lo que mostraban las estadísticas.

Coletta Youngers, Investigadora Sénior en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), señalaron otro problema: la filial de ONUDD en Perú carece de “datos en terreno” insuficientes al producir los cálculos de cultivos, en especial cuando se compara con otros países andinos. La oficina de la ONUDD en Perú no respondió a la solicitud de comentario hecha por InSight Crime.

No son solo las cifras de cultivo las que plantean dudas. Ricardo Soberón, exjefe de DEVIDA y actual director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos en Perú, también puso en duda la veracidad de las cifras de erradicación, y comentó a InSight Crime que hay “serias dudas” sobre los datos del gobierno.

El periodista Gustavo Gorriti también se mostró de acuerdo en que deben tomarse con cierto grado de escepticismo las cifras del gobierno. “deben considerarse los intereses institucionales, políticos y diplomáticos de los entes que suministran las estadísticas [sobre la coca]”, escribió a InSight Crime en una comunicación de correo electrónico.

En su conjunto, la rápida resiembra de la coca erradicada y la incertidumbre en torno a las cifras de cultivos y erradicación cuestionan gravemente la viabilidad de los publicitados esfuerzos de erradicación en Perú a nivel nacional. Hasta 2011, la estrategia al parecer era causar poco o ningún impacto en la producción de coca. Y aun cuando la cantidad de hectáreas erradicadas en Perú ha aumentado cada año desde 2011, la reducción de los cultivos ha sido cada vez más débil desde 2013. (Ver gráfico abajo)

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Lo cierto del caso es que aunque el último año hubo una cantidad récord de plantas arrancadas, también se presentó la menor reducción en los cultivos desde 2013. Como se ha reconocido a lo largo de la región Andina, la supresión forzosa de cultivos de coca no es más que una solución cortoplacista si no se acompaña de programas de desarrollo que ofrezcan un medio alternativo de subsistencia a los cultivadores.

Masías, presidenta de DEVIDA —reconocida representante de la línea dura contra la coca, quien asumió la dirección de la institución con una posición proerradicadora— parecía estar pensando en esto al definir las metas de erradicación de este año en menos de la mitad de 2015. Según Masías, la erradicación a la escala del último año sería “casi inútil” sin programas suplementarios, pues los cultivos de coca erradicados simplemente se resembrarían. Declaró que ahora se acompañará la erradicación con iniciativas de desarrollo.

Perú, sin embargo, ha tenido problemas en el pasado con la implementación de programas de sustitución de coca. Si las autoridades no encuentran formas más efectivas de ayudar a los cultivadores a hacer la transición a cultivos alternativos, podrían ver cómo se revierte la tendencia a la baja en las cifras de cultivos en todo el país en el futuro próximo.