Las empresas multinacionales podrían desempeñar un papel en la construcción de paz que surgió a raíz de la tregua entre las pandillas de El Salvador, como un nuevo informe explica, ayudando a los ex miembros de las pandillas a reingresar a la fuerza laboral.

El informe de 16 páginas, publicado por la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas (AS/COA por sus siglas en inglés), examina los esfuerzos de las multinacionales por brindar oportunidades de empleo y capacitación a ex pandilleros en El Salvador.

Uno de los estudios de caso presenta a Microsoft; una compañía que ejecuta iniciativas educativas en todo el país para enseñar habilidades informáticas básicas y avanzadas. Otras organizaciones se destacan por el enfoque que se le da a la contratación de ex pandilleros, incluyendo una compañía pesquera que les ofrece puestos de trabajo como estibadores y marineros.

Las empresas también han ayudado a los ex pandilleros ofreciendo programas de capacitación, clases de manejo del estrés y servicios con descuento para alimentación y salud, anota el informe.

Se cree que El Salvador tiene 323 miembros de pandillas por cada 100.000 habitantes, según este estudio. Aunque esto es más del doble de la tasa en los países vecinos de Honduras y Guatemala, El Salvador ha logrado reducir el número de homicidios a la mitad en el último año, gracias en gran parte, a una tregua entre la Mara Salvatrucha (MS13) y las pandillas de Barrio 18.

Análisis de InSight Crime

La tregua podría ofrecer una oportunidad para que el sector privado ayude a consolidar los logros de El Salvador en materia de seguridad, mediante la expansión de su trabajo con ex pandilleros. Como explica el informe, el éxito a largo plazo de la tregua depende de si es posible encontrar alternativas económicas significativas para ex miembros de las maras, y para aquellos que están en riesgo de unirse. Las empresas pueden aprovechar la calma actual en la violencia para expandir sus programas sociales, y por lo tanto, ayudar a construir una paz más duradera al interior del país, argumenta el estudio.

No obstante, mientras que las multinacionales tienen mucho que ganar de las mejoras de seguridad en El Salvador, su interés fundamental es obtener una ganancia. El hallazgo más significativo del estudio es que estos programas sociales corporativos son más eficaces cuando tanto los ex pandilleros como la empresa se benefician. Si las empresas no sacan algún provecho de estas iniciativas sociales – más beneficios, más productividad, empleados más eficientes- sus resultados no van a ser eficaces en el largo plazo. Como señala el informe, las empresas están interesadas fundamentalmente en la promoción de sus intereses centrales del negocio, y si sus iniciativas sociales no se hacen compatibles con esto, todo el mundo acaba perdiendo.

Si bien el informe proporciona una amplia gama de ejemplos exitosos de programas de lucha contra las pandillas en El Salvador con raíces en el sector privado, se deja de lado la discusión de retos más importantes que las empresas pueden enfrentar al manejar programas sociales.

Como señaló reiteradamente el reporte, la seguridad pública y la prevención de la violencia son, en últimas, responsabilidad del Estado. Sin embargo, la realidad es que, especialmente en zonas de extrema pobreza donde el Estado ha estado ausente mucho tiempo, una empresa puede llegar a ser el más importante – si no el único – proveedor de servicios tales como salud, educación y la capacitación laboral. Esto podría llenar a las comunidades locales de expectativas excesivamente altas de lo que pueden esperar de una iniciativa social del sector privado, y podría ayudar a contribuir a la sensación de malestar contra la empresa, si estas expectativas no se cumplen.

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