Los homicidios relacionados con el crimen organizado alcanzaron un récord histórico en México. Un estudio, que contrasta las cifras oficiales con las ejecuciones por parte de los grupos criminales, arrojó que 2017 ha sido el año con más homicidios perpetrados por los carteles desde el inicio de la guerra contra las drogas y las disputas territoriales serían el detonante.

Al final de 2017 se registraron 18.898 ejecuciones cometidas por el crimen organizado en México, según el proyecto social ciudadano Semáforo Delictivo y Lantia Consultores.

Esta cifra fue recogida con una metodología propia de Lantia Consultores e incluye casos de ejecuciones que no fueron contabilizados en los registros oficiales de homicidios del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Los asesinatos del crimen organizado en 2017 representarían 75 por ciento del total de 25.339 homicidios dolosos registrados por el SNSP durante ese mismo año, si las cifras de ambas fuentes fueran equivalentes.

Este es el porcentaje más alto desde el inicio de la guerra contra las drogas en 2006, cuando las ejecuciones por parte del crimen organizado apenas representaban 20 por ciento del total de homicidios.

En comparación con las cifras de 2016, todos los estados mexicanos (a excepción de Morelos y Sonora) sufrieron un aumento en el número de ejecuciones por crimen organizado. Los estados con mayor número de casos fueron Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Michoacán, Chihuahua y Baja California.

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En algunas entidades el aumento fue dramático. Nayarit, por ejemplo, pasó de tener 31 ejecuciones por crimen organizado en 2016 a 337 en 2017. Guanajuato, por otro lado, pasó de tener 670 ejecuciones en 2016 a 1983 en 2017, ubicándose ahora solo por debajo del turbulento estado de Guerrero.

El estudio además muestra el porcentaje de homicidios en cada estado que estuvo relacionado al crimen organizado. Para esto, Lantia Consultores recoge informes y recurre a cobertura mediática para determinar el número de este tipo de asesinatos y Semáforo Delictivo calcula el porcentaje de estos en relación a la cifra total de homicidios reportada por el SNSP.

Sin embargo, al mirar la clasificación que presenta Semáforo Delictivo, llama la atención que varios estados tienen porcentajes de ejecuciones superiores al 100 por ciento. Esto se debe a que las cifras del gobierno cuentan los homicidios por casos y no por víctimas. En cambio, Lantia incluye en el conteo a todas las víctimas de asesinatos, hasta las que son encontradas en fosas clandestinas. Por esta razón, en algunos casos el conteo de ejecuciones realizado por Lantia supera al conteo general de homicidios por el gobierno.

Al aplicar la metodología de Semáforo Delictivo, Guanajuato, Nayarit, Baja California Sur, Veracruz, Colima, Michoacán y Quintana Roo se convierten en los más violentos, ya que las ejecuciones por grupos criminales superan el 90 por ciento del total de homicidios. (Vea tabla abajo)

Análisis de InSight Crime

El director de Semáforo Delictivo, Santiago Roel dijo en una entrevista con InSight Crime que diferenciar los homicidios relacionados con el crimen organizado del total de homicidios permite obtener una mejor visión del actual panorama criminal en México.

Según  Roel, “hay casos como el de Aguascalientes, que tiene la segunda tasa más baja de homicidios en el país, pero casi todos los casos son ejecuciones del crimen organizado. Entonces [esta metodología] es una manera más de detectar la presencia del crimen organizado. Permite saber qué tanta violencia es por crimen organizado y qué tanta es de otro tipo”.

No es sorpresa que los estados con el mayor número de ejecuciones por parte del crimen organizado también sean aquellos que tienen gran importancia para el funcionamiento de las economías criminales, así como presencia de diversos grupos.

“Siempre que hay un indicador alto de ejecuciones es porque hay un conflicto entre grupos,” comentó Roel. “Para nosotros el factor principal siempre es el interés del crimen organizado por el territorio. Ya sea para cosecha, para tránsito o para venta.”

Guerrero, que encabeza la lista en cuanto a número de ejecuciones, se ha convertido desde hace algunos años en el epicentro del cultivo de amapola en México y su territorio está en constante disputa entre grupos producto de la fragmentación de grandes carteles como la Organización Beltrán Leyva (OBL) y La Familia Michoacana. En años recientes, el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y grupos originalmente de autodefensa como Los Viagras también han hecho presencia en este estado.

Baja California y Chihuahua históricamente han sido territorios importantes para el crimen organizado por su ubicación estratégica en el trasiego de droga hacia Estados Unidos. Actualmente se reporta presencia de los carteles de Sinaloa, Juárez y el CJNG.

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Veracruz también se ha visto atrapado en conflictos entre células de diversos grupos criminales por su salida al Atlántico y por ser un corredor de droga hacia el norte. Durante 2017, se localizó en este estado el conjunto de fosas comunes más grande del país, de donde se recuperaron por lo menos 260 cuerpos.

Guanajuato, que en años pasados no estaba en el tope de la lista, en 2017 fue el estado que reportó la mayor cantidad de casos de robo de combustible a los oleoductos de Pemex. Es probable que la disputa por territorio entre los grupos dedicados a esta actividad sea la causa del aumento de homicidios.

Cabe destacar que estados como Quintana Roo, Baja California Sur y Nayarit, destinos turísticos más populares de México, tengan un porcentaje tan alto de asesinatos por crimen organizado. InSight Crime ha reportado que esto está relacionado a la continua fragmentación de los carteles tradicionales, en donde los grupos locales que se disputan estas plazas no necesariamente tienen alianzas claras ni lealtad con las grandes organizaciones. En el caso de Quintana Roo, Roel añade que el mismo turismo es un factor que hace que este estado sea una plaza importante para el mercado de drogas.

Debido a esta continua atomización de los grupos criminales, es muy probable que en 2018 continúe la tendencia a las disputas por territorios estratégicos y por ende también las ejecuciones.