Una reciente división al interior del EPL ha debilitado a la organización y ha permitido que su acérrimo enemigo, el ELN, obtenga una ventaja en Norte de Santander, departamento en la frontera con Venezuela por el que cruzan rutas esenciales para el narcotráfico.
El pasado 8 de mayo, el Ejército Popular de Liberación (EPL) anunció en un comunicado que no se haría responsable por las acciones cometidas por los mandos de su grupo ubicados en la zona de frontera con Venezuela, en el departamento de Norte de Santander.
La razón de esta decisión obedece a que el reducto del EPL ubicado en la zona de Puerto Santander desconoció la orden del Mando Central (MACE) de reagruparse en el Catatumbo y, por ende, fue desvinculado de la organización tras salirse de la línea política revolucionaria que mantiene este grupo.
Dentro de los mandos acusados de desobediencia se encuentran alias “Grillo”, “Chupeta”, “Barba Roja” y el “Ahijado”. Este último habría sido asesinado por hombres al mando de Luis Antonio Quiceno Sanjuán, alias “Pácora”, quien lidera al grupo en el Catatumbo. Antes de su muerte, el Ahijado habría sido torturado para que revelara la ubicación exacta de sus compañeros, según una fuente militar consultada por el diario La Opinión en Cúcuta.
El distanciamiento entre las partes habría comenzado, según fuentes de la localidad, luego de que Quiceno Sanjuán enviara al área metropolitana de Cúcuta una comisión a cargo de Jesús Serrano Clavijo, alias “Grillo”, para hacerse con los réditos del narcotráfico que sale por esa zona, en un intento por recuperar el poder militar y económico que venía perdiendo el EPL en la disputa contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN) por el control del departamento.
Análisis de InSight Crime
El EPL ha quedado dividido entre una facción guerrillera en el Catatumbo, que aún intenta recuperarse de la guerra que libró contra el ELN en 2018, y otra principalmente narcotraficante que, en alianza con la banda Los Rastrojos, se ha apropiado de una ruta de droga en la frontera del área metropolitana de Cúcuta, una de las rutas más importantes de este eje del narcotráfico en el país.
Aunque la ruptura fue oficializada por el MACE recientemente, los roces al interior de la cúpula del EPL vienen de algunos años atrás. Desde la muerte de su líder Víctor Ramón Navarro Serrano, alias «Megateo», en 2015, la organización perdió su carácter cohesionado, y al interior del grupo comenzaron a presentarse diferencias por el manejo de los dineros del narcotráfico, como lo pudo confirmar InSight Crime con el Equipo Local de Coordinación de Norte de Santander (grupo de organizaciones no gubernamentales internacionales y agencias humanitarias), en una visita a Cúcuta.
Grillo estableció una alianza con Los Rastrojos para compartir el uso y las ganancias de la ruta de la droga que parte de Tibú en Catatumbo, pasa por Puerto Santander y cruza la frontera con Venezuela en Boca de Grita, estado de Táchira.
De esta forma, la facción narcotraficante ha podido extenderse en el lado colombiano por casi 20 kilómetros de esta zona limítrofe con Venezuela, entre el corregimiento de Guaramito, pasando por Puerto Santander, hasta la vereda de Vigilancia.
De acuerdo con varias fuentes consultadas en Cúcuta, la dinámica criminal en esta zona gira alrededor del procesamiento de droga. En Puerto Santander, se tiene información de al menos tres laboratorios en donde la hoja de coca que llega desde el municipio de Tibú es procesada en pasta.
Mientras esta facción goza de esta lucrativa ruta y ha preferido quedarse con las ganancias antes que regresar al Catatumbo a retomar la guerra con el ELN, el núcleo principal de la organización al norte del departamento ha quedado muy debilitado.
Según Josué Meridiano, del Observatorio de Orden Público, Social y Político de Norte de Santander, aunque no se puede declarar al ELN como vencedor absoluto, este grupo sí ha logrado arrebatarle el control de territorios importantes al EPL. “Si bien el EPL mantiene presencia en zonas como Teorama, Hacarí y San Calixto, estos ya no dominan el territorio ni tienen la capacidad de influencia que tenían antes del conflicto”, explicó el investigador.
Por el momento, el brazo guerrillero liderado por Quiceno Sanjuán ha quedado relegado principalmente a los municipios de Convención y Sardinata.
Que el ELN haya obtenido la ventaja en el control del Catatumbo no es poca cosa. Esta zona no solo tiene una de las mayores cosechas de coca del país y la capacidad de producir cocaína a bajo costo, sino que además su ubicación remota en la frontera con Venezuela les da a los actores criminales acceso a rutas claves de narcotráfico y otras actividades lucrativas, como el paso de mercancías de contrabando y la extorsión por los cruces ilegales.
Aunque la dinámica en la zona cambia constantemente, y se ha registrado la presencia de nuevos grupos ilegales en este departamento, es claro que por el momento el ELN ha quedado como el poder dominante en la región.