La Fiscalía General de Paraguay ha atribuido el reciente asesinato de un campesino al principal grupo guerrillero del país, el EPP, pero hay dudas acerca de quién pudo haber perpetrado el ataque.

La noche del 8 de julio, unos 20 atacantes armados y con vestimenta camuflada —que según algunos testigos parecían ser de una comunidad indígena— llegaron a la hacienda Iñadui y asesinaron a uno de los trabajadores, el ciudadano brasileño Avelino Camargo, según un informe del medio Última Hora. Esto ocurrió en el departamento de Amambay, a 75 kilómetros de la ciudad Pedro Juan Caballero en la frontera de Paraguay con Brasil.

Varias casas, tractores y camionetas fueron incendiados durante el ataque a la finca, que según las autoridades sería propiedad de otros dos ciudadanos brasileños. Ningún otro trabajador resultó herido.

Según los informes, tras el ataque el grupo armado dejó un panfleto en el que se identificaba como la Brigada Indígena contra Matones de Estancia, una brigada indígena que “combate” a agricultores corruptos. Sin embargo, las autoridades afirman que el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) fue el grupo responsable del ataque, según el fiscal Federico Delfino.

Las autoridades aún no han publicado ni proporcionado ninguna copia del panfleto supuestamente dejado en la escena del crimen.

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“No mencionan los motivos del ataque. Solo dicen que fueron a matar al administrador y expresan demandas similares a las del EPP”, dijo un portavoz de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).

La FTC fue creada en 2013 específicamente para luchar contra el EPP. Sin embargo, dicha unidad ha tenido muchos tropiezos y ha debido cambiar de directivas con frecuencia. Precisamente el mes pasado, algunas organizaciones propusieron disolverla debido a sus “magros resultados”, y argumentaron que el dinero asignado a la FTC podría ser invertido de mejor manera.

Según la Agencia EFE, algunos funcionarios paraguayos han admitido que la sospechosa presencia de este grupo indígena —que según las autoridades puede tener vínculos con el EPP— es un “hecho nuevo”, y agregan que no sabían de dicho grupo antes del ataque.

Informes de medios locales indican que recientemente ha habido conflictos entre agricultores y grupos indígenas de la zona.

Según Última Hora, otros trabajadores que se encontraban en la finca identificaron supuestamente a Osvaldo Daniel Villalba Ayala, uno de los principales líderes del EPP, entre los atacantes.

Análisis de InSight Crime

A pesar de las afirmaciones de las autoridades, la ubicación, el tamaño, la autoría y la forma del reciente ataque en el noreste de Paraguay plantean dudas sobre la participación del EPP.

El grupo guerrillero surgió en la ciudad de Horqueta, departamento de Concepción, al este de Paraguay, que limita al norte con Brasil. El EPP tiene además una fuerte presencia en el departamento de San Pedro, ubicado al sur, pero en general no ha tenido mucha presencia en Amambay, donde ocurrió el reciente ataque.

“Esta no es una zona en la que normalmente opere el EPP, y la información oficial que se ha proporcionado hasta el momento no es suficiente para atribuir este ataque a un grupo específico”, afirmó Juan Martens, experto de seguridad paraguayo, tras ser consultado por InSight Crime.

De hecho, Amambay es preferido por grupos narcotraficantes, en lugar de organizaciones guerrilleras como el EPP, aunque estas han ofrecido protección a los narcotraficantes e incluso al parecer han experimentado con la producción de su propia marihuana.

“El EPP provee protección a los cultivos de marihuana y suele cobrar impuestos en los territorios bajo su control”, dijo el director de Inteligencia de la Policía Nacional, Óscar Pereira, durante una reciente entrevista con InSight Crime.

Paraguay es el mayor productor de marihuana en Suramérica. Entre 2009 y 2018, las autoridades incautaron casi 17.355 toneladas de marihuana, una gran cantidad de las cuales (el 23 por ciento) provenían del departamento de Amambay, según datos del Observatorio de Drogas de Paraguay obtenidos por InSight Crime.

Amambay es bastante estratégico debido a las rutas del narcotráfico que posee en la porosa frontera entre Brasil y Paraguay, que por mucho tiempo se la han disputado los grupos del crimen organizado. En los últimos años, en el departamento se han presentado brotes de violencia —particularmente en la ciudad fronteriza de Pedro Juan Caballero— debido a los enfrentamientos entre grupos criminales brasileños, como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), por el control de dichas rutas.

“El PCC y el Comando Rojo han generado mucha más violencia en esta región [Amambay] que el EPP”, señala Martens. “Tradicionalmente, el EPP ha acumulado poder ejerciendo control sobre las poblaciones locales”.

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En efecto, el EPP ha recurrido a los secuestros selectivos y a la extorsión como fuente de ingresos. Los guerrilleros suelen llevar a cabo secuestros para extorsionar a los hacendados, exigiendo alimentos o dinero con el fin de distribuirlos entre ciertas comunidades rurales, indígenas y pobres, y así obtener mayor apoyo de dichas comunidades.

La cantidad de personas que efectuaron el ataque también plantea interrogantes sobre posibles vínculos con el EPP, según Laurence Blair, periodista que se ha dedicado a informar sobre el EPP en Paraguay.

“Los testigos hablan de entre 20 y 25 personas, lo cual es más que lo que los diversos grupos disidentes del EPP han podido reunir en los últimos años”, dijo Blair tras ser consultado por InSight Crime.

Además, Blair dice que el hecho de que los atacantes solamente hayan matado a uno de los campesinos contrasta con las tácticas que el EPP ha utilizado en otras ocasiones. Los miembros del grupo guerrillero “suelen matar indiscriminadamente, incluso si se trata de campesinos paraguayos”, dijo.

La autoría del ataque también genera dudas.

“Es posible que se trate de un grupo nuevo, predominantemente indígena, vinculado con el núcleo de la estructura del EPP pero independiente de este. Igualmente, es posible que el EPP haya ayudado a entrenar y organizar un nuevo grupo con una llamativa fachada en forma de resistencia indígena contra los llamados invasores externos. O puede ser incluso un grupo totalmente independiente, pero tanto los testigos como las autoridades buscan deslegitimarlo vinculándolo con el EPP”, agregó Blair.

Ya en otras ocasiones las autoridades han atribuido al EPP ataques que luego han resultado ser obra de otros actores. En un incidente el 1 de julio de 2015, los informes oficiales vincularon el asesinato de tres agentes de policía al EPP. Sin embargo, según Martens, más tarde se descubrió que los asesinatos habían sido perpetrados por narcotraficantes.

Aún más, ha habido casos en los que los delincuentes han intentado hacerse pasar por miembros del EPP, como ocurrió a principios de este año cuando una banda de presuntos secuestradores intentó hacerse pasar por el grupo guerrillero cuando fueron capturados en Pedro Juan Caballero.

Finalmente, el reciente asesinato “pone de relieve la confusa, cambiante y anárquica situación en el noreste de Paraguay”, concluye Blair.