Las recientes incautaciones de grandes cantidades de cocaína en España, Portugal y Ecuador ilustran los canales de envío de la droga hacia Europa que se han convertido en una parte importante de las operaciones de los narcotraficantes de Colombia, y que podrían representar nuevas y lucrativas oportunidades para su progreso en la cadena de suministro de la droga.

El 17 de enero, las policías de España y Portugal anunciaron la incautación de 745 kilogramos de cocaína, como parte de una operación contra una red de tráfico internacional de drogas que opera en ambos países. Los informes de prensa indican que la red estaba dirigida por colombianos.

El grupo presuntamente traficaba cocaína colombiana en contenedores que iban de Panamá hacia Portugal, y estaba tratando de importar 355 kilos de cocaína oculta en piñas a las que se les había vaciado su contenido.

Según la policía, la red llevaba la droga a una vivienda de seguridad en Barcelona, y luego la trasladaban a varias propiedades en Madrid, que eran utilizadas como “laboratorios”, presumiblemente para separar la cocaína, y a puntos de distribución por toda la ciudad.

La policía arrestó a nueve personas, entre ellas al menos a tres colombianos y un venezolano, y se cree que dos hermanos colombianos eran los presuntos cabecillas. También confiscaron 400.000 euros (US$490.000), dos prensas hidráulicas, básculas de precisión, tres envasadoras y documentación relacionada con empresas de importación de fruta, según informó el diario catalán La Vanguardia.

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En Ecuador, por otra parte, el Ministerio del Interior anunció la incautación de 1,45 toneladas métricas de cocaína ocultas en un contenedor de pescado congelado que estaba programado para salir del puerto de Guayaquil rumbo a Bélgica.

Según la policía, la droga provenía de tres redes de tráfico colombianas. Los paquetes estaban identificados con diferentes imágenes: unos estaban marcados con la imagen del presidente de Rusia, Vladimir Putin, otros con una motosierra, y las demás con un toro.

El medio de noticias ecuatoriano El Telégrafo informó que hasta el momento la policía ha detenido a una persona en relación con la incautación: el agente de aduanas que completó los documentos del cargamento.

Análisis de InSight Crime

En lo que tiene que ver con el mercado de cocaína más grande del mundo, las actuales redes de narcotráfico colombianas han cedido el papel de mayoristas a los carteles mexicanos, que son los que actualmente obtienen las mayores ganancias mediante el control del flujo de drogas en Estados Unidos, así como la distribución al por mayor en dicho país.

Sin embargo, en los últimos años las redes colombianas han estado recuperándose poco a poco de este déficit en las ganancias del comercio de la droga mediante la búsqueda de otros mercados, en particular el europeo.

Aunque se encuentra más distante de los centros de producción de drogas, Europa ofrece ventajas importantes en comparación con Estados Unidos: allí existe menos riesgo de incautación, hay poco interés en la extradición de narcotraficantes colombianos, y el precio por kilogramo es sustancialmente más alto.

Las recientes incautaciones ponen de relieve dos importantes rutas de la cocaína colombiana hacia Europa. Por un lado, la cocaína producida en los departamentos de Putumayo, Nariño y Caquetá, ubicados al sur del país, suele cruzar la frontera con Ecuador, y de allí se distribuye desde los puertos, sobre todo del de Guayaquil, donde, según El Diario de Ecuador, la policía antinarcóticos decomisó 13,5 toneladas de cocaína el año pasado. Por su parte, la cocaína producida en el norte del país o en la costa Pacífica suele llegar inicialmente por tierra o mar a Panamá, para luego salir en los contenedores que van hacia Europa.

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Estas incautaciones también se relacionan con el aumento sustancial en el tamaño de los cargamentos enviados a Europa, que coincide con el drástico incremento en la producción de cocaína en Colombia. Como InSight Crime informó el año pasado, los funcionarios de todo el continente registraron un repentino aumento en el tamaño promedio de las incautaciones desde mediados de 2016; por ejemplo, los funcionarios de Bélgica observaron un aumento de un promedio de alrededor de 100 kg a 600 kg.

Sin embargo, el aspecto más sobresaliente de las incautaciones recientes son las operaciones de la red liderada por colombianos en España, que incluyen no sólo la importación de cocaína en Europa, sino además la separación de los cargamentos y su distribución en las ciudades principales, en este caso Madrid.

Esto contrasta con el patrón que en general utilizan los traficantes colombianos, que consiste en importar cocaína para luego entregársela a redes de crimen organizado europeo, en particular a la red de mafia italiana ‘Ndrangheta, para que se encarguen de su distribución.

Aunque la red parece haberse dedicado a la distribución en España, surge una pregunta importante sobre las operaciones de los colombianos en Europa: ¿hasta qué punto pretenden llegar los colombianos en la cadena de distribución?

Si bien la opción más segura y fácil consiste en entregar el producto a las redes europeas en los puntos de entrada al continente, es posible obtener enormes ganancias al separar los cargamentos y distribuirlos en los diferentes países. Al interior de Europa existen enormes diferencias en los precios. Por ejemplo, al pasar de los Países Bajos al Reino Unido, las ganancias pueden aumentar más del 60 por ciento por kilo. Incluso dentro de la zona Schengen de la Unión Europea, que se puede cruzar sin tener que atravesar fronteras en las que hay poca vigilancia, los precios pueden aumentar en cerca del 40 por ciento.

Varios factores podrían facilitar los intentos de distribución intracontinental de los grupos colombianos. En primer lugar, organizaciones colombianas como Los Rastrojos, y más adelante Los Urabeños, han tenido cierto nivel de presencia armada en Europa, estableciendo “oficinas de cobro” en España, las cuales han sido vinculadas a secuestros y asesinatos. En segundo lugar, la abolición del requisito de visa para el ingreso de los colombianos a la zona Schengen permite que entrar y operar en Europa sea mucho más fácil.

Por supuesto, existen límites para la expansión que los colombianos pretendan realizar, ya no les sería fácil pasar a territorios donde las redes de distribución son controladas por estructuras del crimen organizado ya establecidas y extendidas, como las mafias italianas y rusas. Sin embargo, todavía quedan varios territorios potencialmente rentables, que permitirían aumentar aún más las ya lucrativas ganancias en el continente europeo.