Un nuevo informe arroja luces sobre un tema poco estudiado: el tráfico de armas de Estados Unidos a Guatemala, un fenómeno relativamente limitado que podría ser mucho más grande de lo que sugieren los datos disponibles, y puede desempeñar un papel en la continuación de la violencia y la criminalidad en esa nación centroamericana.

El informe (pdf), del Centro Internacional Woodrow Wilson para Académicos (Woodrow Wilson International Center for Scholars), revisa un análisis de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives – ATF) sobre las armas de dos bunkers militares guatemaltecos en 2009. Un bunker contenía armas de fuego y el otro, explosivos y municiones militares.

Usando el Sistema de Rastreo de Armas de Fuego de la ATF, que puede rastrear las armas de fabricación estadounidense de vuelta a su fabricante original, los funcionarios encontraron que el 40 por ciento de las armas de fuego del bunker tenían su origen en Estados Unidos. Junto con algunas otras solicitudes de rastreo de armas de fuego presentadas anteriormente por el gobierno de Guatemala, 1.687 de las 6.000 armas de fuego analizadas – 28 por ciento – habían sido importadas directamente de Estados Unidos.

En un caso notable, dos pistolas encontradas en la escena de un aparente ataque por el grupo criminal mexicano los Zetas, en el año 2008, en el que 11 miembros de una organización rival murieron, incluyendo al líder rival, se rastrearon a una tienda de armas de Texas.

De los explosivos y las municiones militares examinadas, la ATF estima que casi el 85 por ciento podría rastrearse al propio ejército guatemalteco. No obstante, 46 de los 762 artículos eran de origen estadounidense, incluyendo granadas de mano y un cohete antitanque.

Fuentes de la ATF dijeron al autor del informe, Colby Goodman, que los traficantes importadores de armas estadounidenses a Guatemala utilizaron dos métodos principalmente: escondieron las armas de fuego entre otros artículos en cajas de envío que viajan por tierra a través de México; o las empacaron en el equipaje enviado a través de vuelos comerciales de pasajeros que iban directamente al país. Al igual que en el caso de las armas de fuego estadounidenses destinadas a México, la contratación de un intermediario para comprar el arma fue una práctica común.

Un análisis sobre las 595 armas que pudieron ser rastreadas hasta su primera compra, encontró que Texas, California y Florida fueron los tres principales estados de origen. Pero otro tipo de armas se rastrearon hasta Georgia, Kansas, Missouri y Washington. Esto representa una ligera diferencia con los patrones de tráfico de armas entre Estados Unidos y México, en los que “la mayoría de las compras se realizan a lo largo de la frontera con Estados Unidos”, señala el informe. Agentes de la ATF dijeron que muchos de los traficantes de armas desde Estados Unidos hacia Guatemala tienen algún tipo de contacto humano en Estados Unidos – bien sea residentes o ciudadanos estadounidenses con orígenes en Guatemala, o nacionales guatemaltecos que trabajan en Estados Unidos como trabajadores agrícolas.

En el informe, Guatemala aparece con el promedio más alto de homicidios cometidos con armas de fuego en Centroamérica: 81,7 por ciento entre 2004 y 2010. Uno de los principales impulsores de esta violencia es la importancia estratégica que Guatemala sigue teniendo en el tráfico internacional de cocaína, que ha visto a grupos mexicanos, como los Zetas, establecer una presencia en el interior de un país que es visto como un cuello de botella en el viaje de la droga hacia el norte.

Análisis de InSight Crime

El tráfico de armas de fabricación estadounidense hacia México ha recibido mucha atención en los últimos años, especialmente tras el llamado escándalo de “Rápido y Furioso” (“Fast and Furious”) en el que agentes de la ATF fueron acusados de “llevar” armas intencionalmente a través de la frontera mexicana, en un intento por rastrear a su comprador final. El caso estalló cuando se utilizó una de estas armas para matar a un agente de la patrulla fronteriza estadounidense.

Pero, lo que sucede con las armas que circulan en el Triángulo del Norte de Honduras, El Salvador y Guatemala – uno de los lugares más peligrosos del mundo – es mucho más que un misterio. Los resultados del informe indican que el tráfico de armas de Estados Unidos hacia Guatemala no ha alcanzado los niveles vistos en México, donde se cree que la mayoría de las armas provienen de Estados Unidos.

Es probable que muchas más armas en circulación tengan su origen en la guerra civil del país, la cual terminó en 1996, como sugiere este informe de Stratfor. Y así como el informe del Wilson Center señala, Guatemala tuvo un superávit registrado de siete armas de fuego por cada soldado en 2010. Se estima que ese mismo año, al menos 27.000 armas de arsenales militares guatemaltecos fueron a parar a manos de grupos criminales tanto allí como en México.

El informe sí reconoce su deficiencia más significativa: la muestra de armas revisada no es lo suficientemente grande como para dar una visión completa del tráfico de armas en Guatemala. Como resultado de ello, la práctica podría ser mucho más común de lo que sugiere Goodman. Mayor investigación adicional es bienvenida, teniendo en cuenta la sugerencia del informe de un enfoque en el tráfico terrestre y marítimo, utilizando transporte marítimo y las compañías de transporte de carga, y las dinámicas del tráfico en y entre Estados Unidos, México y Centroamérica.

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