En nuestra sesión de Facebook Live, nuestros codirectores Steven Dudley y Jeremy McDermott hablaron sobre la investigación especial que realizó InSight Crime sobre las prisiones y su impacto, a menudo subestimado, en el crimen organizado de la región.

La conversación inició con una exposición de McDermott sobre los nexos entre el actual malestar social en Venezuela y las cárceles, así como el control dominante de los “pranes” (líderes de las cárceles) sobre el deteriorado sistema penitenciario del país. Dudley destacó que el gobierno dependía de los pranes para mantener el control en sus prisiones, una dinámica que ilustra la reciente entrevista realizada a la ministra de Servicio Penitenciarío del país.

Pero Venezuela no es el único país latinoamericano donde se observa esta relación entre el gobierno y sus reclusos. En Guatemala, Byron Lima Oliva, excapitán del ejército encarcelado después de la guerra civil, se comunicaba con el ministro del Interior, Mauricio López Bonilla, en un intento por llevar la estabilidad a las prisiones, según explicó este último.

Dudley explicó que al entender la “jerarquía de las necesidades” de los presos, Lima pudo no solo mantener bajo control a sus compañeros reclusos, sino también ejercer control de las economías ilícitas de las ocho cárceles en las que estuvo recluido en Guatemala. Un fenómeno similar de mercado negro se observó en la célebre prisión de San Pedro Sula, en Honduras, donde funcionaban desde restaurantes hasta burdeles con la complicidad de los funcionarios carcelarios.

McDermott y Dudley analizaron también las semejanzas y diferencias entre las dinámicas carcelarias en los países mencionados y en Colombia, donde “las empresas criminales no se han manejado tradicionalmente desde la cárcel”. En Colombia, guerrillas, paramilitares y narcotraficantes se disputan el poder después de dividirse en “pabellones”, explicó McDermott. En El Salvador, por otro lado, los cabecillas de la MS13 y de Barrio 18 mandan desde los penales, y con frecuencia se rotan con los cabecillas en el exterior, o lo que se conoce como “la libre”.

Los codirectores también analizaron la manera como las prisiones latinoamericanas han llevado a la evolución del crimen organizado. En El Salvador, las maras asentadas en las prisiones se han vuelto más activas en el plano político después de la controvertida tregua de pandillas de 2012, señala McDermott. Más hacia el sur, en Venezuela, los pranes “exportaron” su modelo de dominio al exterior en la forma de las “megabandas”, organizaciones criminales de gran tamaño que plantean una seria amenaza para la seguridad pública.

Vea la transmisión de Facebook Live para seguir la conversación completa:

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