Como parte de nuestro debate actual sobre la naturaleza de la pandilla callejera más poderosa de Centroamérica, Mara Salvatrucha (MS13), publicamos una carta de Douglas Farah en la que responde a las críticas de otros autores publicadas en InSight Crime. Invitamos a continuar el debate.

El señor Farah, un viejo amigo y consejero de los directores de InSight Crime, sintió que uno de los artículos que publicamos recientemente pasó de ser una crítica constructiva y entró al terreno del ataque personal. Esa no fue en ningún momento nuestra intención, y quedan todos los artículos que forman parte de la reciente cobertura sobre la MS13 para que los lectores juzguen por sí mismos. Publicamos la carta del señor Farah sin hacerle ninguna edición y estamos abiertos a la crítica. Le extendemos nuestros agradecimientos por tomarse el tiempo de responder y llevar el debate a otro nivel.

A los editores

InSight Crime

En el mes de febrero, InSight Crime reprodujo un artículo que escribí en Foreign Policy sobre la naturaleza cambiante de las pandillas en Centroamérica. El editor me dijo que les había pedido a algunos expertos regionales que escribieran sus respuestas. Dado que sabía de la reputación de uno de ellos por sus ataques ad hominem y su falta de coherencia, solicité varias veces que se me garantizara que el debate sería respetuoso y profesional, lo cual me fue concedido.

Dada la naturaleza cambiante y dinámica de las pandillas, la dificultad para acceder a ellas y la violencia asociada a las mismas, por mucho tiempo he participado en un diálogo respetuoso con otros investigadores porque ninguno de nosotros tiene toda la verdad, y todos nos beneficiamos mutuamente de la manera como juntamos las piezas del rompecabezas.

La primera respuesta, de Carlos García, se ajusta a estos parámetros, y más abajo presento una respuesta a la misma. Pero me desconcertó ver que InSight Crime decidió publicar un ataque contra mi persona, carácter y reputación, escrito por Juan Martínez D’Aubuisson, cuyo texto parece salido de la mente de Donald Trump: una serie de desaciertos, mentiras, insinuaciones y repetición de cosas que el señor Martínez D’Aubuisson sabe que son falsas. Los incoherentes ataques a mi persona, por servir de herramienta del alarmismo de los militares estadounidenses, son despreciables. No vale la pena responder a tan mezquino despropósito. El lector puede acceder a mi extensa obra sobre las pandillas, publicada en múltiples revistas académicas arbitradas y disponible en mi sitio web (www.ibiconsultants.net), y decidir por sí mismo.

Un mayor debate sobre estas cuestiones habría sido beneficioso para la discusión sobre las pandillas. Por desgracia, “académicos” como el señor Martínez D’Aubuisson, quien especula con calumnias y falsedades, e InSight Crime, que le ofrece su plataforma, han dificultado tales discusiones. El artículo de Martínez no cumple con los estándares éticos y morales que uno esperaría de una publicación de la talla de InSight Crime y mengua la reputación y la credibilidad del proyecto.

A continuación presento mi respuesta al comentario del señor García, más profundo y coherente, quien presenta seis ideas erróneas acerca de la pandilla MS 13, algunas de las cuales son relevantes para mi artículo. Estoy de acuerdo con la mayoría de ellas, pero discrepo con otras. Parece que ambas respuestas desconocen que mi artículo era sobre todo sobre San Pedro Sula, Honduras, y no sobre El Salvador.

1) La MS 13 es un grupo homogéneo en todo el mundo. Sin duda, la pandilla varía de país en país y de clica en clica, y el tema principal del artículo de FP era mostrar cómo una clica específica en Choloma, San Pedro Sula, estaba evolucionando de maneras nuevas y diferentes, en comparación con otros grupos. Esto es interesante precisamente porque la pandilla no es homogénea, sino que se está fragmentando y evolucionando de maneras diversas y en diferentes lugares.

2) Los miembros siempre cometen crímenes en nombre de la MS13. Es claro que muchos de los asesinatos, secuestros y otras actividades criminales buscan el beneficio personal. Yo no analizo este asunto de manera específica en el artículo, pero sí lo hago en otros escritos.

3) La MS13 trabaja para los carteles. Yo he sido uno de los primeros en intentar derribar este mito, haciendo hincapié, en mis escritos y discusiones, en que algunas clicas están buscando alianzas mucho más cercanas con las redes de transporte tradicionales —o en algunos casos las están desplazando—. Hay sólo unos pocos casos documentados de que la MS13 ha transportado grandes cargamentos de cocaína, pero hay un número creciente de casos, particularmente en Honduras, de miembros de la MS13 que protegen los cargamentos, reciben pagos en especie y asumen el comercio al por menor de cocaína y crack en muchas partes de San Pedro Sula. Pero he recalcado que las pandillas no tienen una relación directa con las organizaciones mexicanas, aunque a muchas les gustaría.

4) La MS13 asesina a quienes se niegan a ingresar a la pandilla. Aquí es donde quizá tenemos diferencias de interpretación y lenguaje. Los pandilleros suelen asesinar a quienes seleccionan para reclutar para las pandillas, o al menos los alejan de sus hogares. Pero no matan a todo el que quiera unirse a la pandilla y no puede hacerlo.

5) Hay pandilleros millonarios. Aunque estoy de acuerdo, creo que el señor García puede estar subestimando la riqueza adquirida por los líderes de las pandillas mediante el proceso de tregua. Pero nunca he dicho que fueran millonarios y he informado ampliamente cómo se distribuye el dinero. Entre las pandillas que se encontraban en libertad en El Salvador hubo un profundo descontento cuando los dirigentes que estaban en las cárceles recibieron miles de dólares del gobierno —no porque el dinero hubiera llegado sino porque los dirigentes no lo distribuyeron de la manera esperada entre los miembros de las pandillas en general—.

6) La MS13 cuenta con una envidiable infraestructura. En este sentido también discrepo en parte. Se conoce la referencia al dron que funciona con teléfonos celulares conectados al registro de actividad porque varios drones han caído desde el aire en San Pedro Sula. Tal vez por eso es que no se conocen en El Salvador. Lo que pretendía demostrar era que las pandillas de San Pedro Sula están buscando nuevas tecnologías y están experimentando, no que tales asuntos de baja tecnología estén tomando el lugar de los vigilantes tradicionales que les ofrecen su valiosa inteligencia a las pandillas. Las recientes revelaciones sobre grandes compras de armas y sobre la clínica privada de la MS13 en San Pedro Sula dan cuenta de una infraestructura que muchos grupos envidiarían.

Atentamente,

Douglas Farah

Presidente de IBI Consultants

Catedrático Visitante, National Defense University Center for Complex Operations

8 respuestas a “La naturaleza de las Maras: refutación de Douglas Farah”