Una nueva colección de ensayos aborda patrones de cultos y violencia ritualizada entre grupos ilegales de todo el mundo, desde Los Zetas y La Familia Michoacana hasta Al Qaeda y “the Lord’s Resistance Army”.

Editado por el veterano analista del crimen organizado Robert Bunker, “Blood Sacrifices: Violent Non-State Actors and Dark Magico-Religious Activities”  consta de 14 ensayos escritos por 13 autores diferentes, distribuidos en cerca de 300 páginas. El hilo que une los escritos se puede entrever en el título: todos tienen relación con el uso de sacrificios de sangre, violencia ritualizada, matanzas pseudoreligiosas, o alguna ramificación de estas actividades, por parte de diferentes grupos criminales.

Más allá de eso, el enfoque de los ensayos varía bastante. Además de los grupos ya mencionados, se deleita a los lectores con extensos tratados sobre “Las Reglas del Congo” (tradición religiosa afrocubana que ha ido ganando popularidad entre algunos traficantes); consumo de anfetaminas y otras drogas por miembros de grupos ilegales, y sacrificios humanos en organizaciones terroristas islámicas.

El ensayo escrito por Robert J. Bunker bajo el título “Narcocultura and Spirituality: Narco Saints, Santa Muerte, and Other Entities”, (Narcocultura y espiritualidad: narcosantos, santa muerte y otras entidades) es con mucho el material más rico para los estudiosos del crimen organizado latinoamericano. Enfocándose ante todo en México, Bunker detalla las manifestaciones de la religiosidad contracultural entre los grupos criminales mexicanos, desde Jesús Malverde y La Santa Muerte hasta variantes más oscuras, como San Simón y Juan Soldado. Bunker describe la influencia de estos cultos en los grupos criminales que dominan la nación, incluyendo Los Zetas, Los Caballeros Templarios y el Cartel de Sinaloa. Su ensayo también incluye una extensa sección sobre el fundador de La Familia, Nazario Moreno González, cristiano evangélico, cuya devoción a la Nuevo Jerusalén tuvo un impacto substancial en la manera en la que su pandilla se presentaba ante la sociedad

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El ensayo de Bunker ofrece un resumen detallado de las preferencias de las pandillas mexicanas por cultos, rituales pseudoreligiosos, y los sacrificios de sangre mencionados en el título, según se han publicado a la fecha. Él presenta el fenómeno como algo semejante a una cultura religiosa paralela que ha emergido en oposición al catolicismo ortodoxo que ha dominado en México desde su fundación. Tomado en conjunto con el resto del libro,  el ensayo de Bunker señala muchas similitudes entre la afinidad de los grupos criminales mexicanos por los rituales sangrientos y la de las demás organizaciones en todo el mundo.

Análisis de inSight Crime

Aparentemente señalando la incongruencia de estudiar seriamente los sacrificios de sangre en 2016, Bunker y sus coautores comparan sus enfoques con marcos alternativos seguidos por analistas contemporáneos, que van desde ciencia conductual y la investigación científica racional hasta la minería de datos. También argumentan, tanto de manera explícita como implícita, que no se ha dado la debida atención a este aspecto obsceno y sanguinario de los grupos criminales.

En gran medida, construyen un argumento de peso. Se hace obvio a lo largo del libro que los casos de brutalidad de los carteles son más generalizados de lo que suele entenderse; el citadísimo saldo de muertos en el crimen organizado en México desde 2006, actualmente sobre los 100.000, se ha convertido una forma simple de expresar un patrón destructivo, pero no logra comunicar los actos de crueldad y sufrimiento gratuitos de los que está repleta esta historia. El enfoque en el sacrificio de sangre llena ese vacío. 

“Desconocemos el impacto de tales prácticas criminales a nuestro propio riesgo.”

Bunker y compañía demuestran que tales casos muchas veces están vinculados a rituales o inducidos y ayudados por sistemas de creencias sectarias, más que actos por completo tácticos o calculados. En otras palabras, las bandas pueden recurrir a atrocidades como propaganda, pero esta función propagandística se ha originado periódicamente en la ritualización de la violencia en las pandillas. Debido al devastador impacto de esas atrocidades en la opinión pública, este derramamiento de sangre ritualizado tiene un impacto genuino pero indirecto en las estrategias de seguridad que han adoptado México y otros países.

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Por ejemplo, Felipe Calderón llegó a la presidencia en 2006 con la intención de declararle la guerra al crimen organizado, luego una serie de espectaculares ataques durante su campaña, de los cuales el más recordado fue cuando miembros de La Familia Michoacana arrojaron varias cabezas cortadas en un club nocturno en Uruapán.  Aunque no es claro que este hecho hiciera parte de algún ritual, “La Familia” fue una de las primeras pandillas en dar a sus actividades un aura de religiosidad oscura, y posteriormente se dio a conocer por tales atrocidades.

En este caso, la línea desde la aparición de una pandilla inmersa en lo ocultismo hasta un cambio masivo en las políticas de México fue realmente corta. Como muestra “La Familia”, desconocemos el impacto de tales prácticas criminales a nuestro propio riesgo.

El libro es menos convincente en la medida en que sirve como argumento de que la propensión de las pandillas latinoamericanas hacia los sacrificios sangrientos debería estar en el primer plano de nuestra idea colectiva de sus operaciones, o que debería influenciar a los legisladores en el desarrollo de estrategias de seguridad pública. Por último, no existe mucha evidencia de que las atrocidades de los grupos traficantes sean mucho más que una consecuencia de la marginación social de sus miembros y años de confrontación implacable, más que un objetivo estratégico como tal. Si bien es cierto que asumir que los grupos criminales tienen incentivos racionales acarrea ciertos riesgos, entenderlos como motivados por el dinero y por la sed de poder es una mejor guía que cualquiera para entender las metas de las pandillas latinoamericanas y sus peligros.

“Blood Sacrifice” también exagera la idea de que esta contracultura está invadiendo la sociedad mexicana en su totalidad. Un ensayo plantea la noción de que “los valores y las normas tradicionales mexicanas están siendo reemplazados gradualmente por otros inmersos en el consumo de drogas ilícitas, criminalidad y violencia”. No hay una forma fácil para medir esto, pero para las personas que emplean un tiempo importante entre la sociedad civil mexicana, la inferencia de que los rituales del ocultismo están ganando un espacio importante simplemente no es válida. Los mexicanos que se horrorizaron con la corrupción y la brutalidad en 2006 generalmente siguen sintiendo lo mismo hoy. Los valores que definen la sociedad pueden haber sido puestos a prueba por una década de desafíos de seguridad pública, pero se mantienen intactos en su mayor parte.

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14 respuestas a “Orando por los muertos: Sacrificios de sangre y crimen organizado en Latinoamérica”