El Presidente Enrique Peña Nieto ha mostrado un poco más de lo que son sus planes a largo plazo para combatir la plaga criminal de masacres en México, revelando algunos proyectos para programas sociales que buscan evitar que los jóvenes recurran a la delincuencia.

Peña Nieto, quien asumió el cargo hace 10 semanas, anunció el 13 de febrero, en la ciudad industrial de Aguascalientes, que los oficiales mexicanos, “Deben poner especial énfasis en la prevención porque no sólo podemos seguir empleando mayor sofisticación en el armamento, mayor equipamiento, mayor número de policías, mayor profesionalización de las policías, la presencia de las Fuerzas Armadas como única arista, como única forma de combatir a la delincuencia organizada”, informó Excelsior.

Para ello, Peña ha ordenado a nueve ministerios gubernamentales diferentes que coordinen el gasto en proyectos sociales y obras públicas en 250 pueblos y ciudades – una décima parte de los municipios de México – para proporcionar alternativas a los jóvenes, diferentes a unirse a pandillas.

El esfuerzo de US$94 billones, que será coordinado por una nueva comisión interinstitucional, se centrará en los barrios más pobres, en comunidades de todo el norte agobiadas por mafiosos, así como en Ciudad de México y casi todas las capitales estatales.

Junto a Peña Nieto en el pódium, el ministro del interior Miguel Ángel Osorio dijo que las medidas proporcionarían empleos en obras públicas, mejores tratamientos a los drogadictos, programas destinados a ayudar a madres solteras y una campaña promoviendo interacciones sociales pacíficas.

Los funcionarios promocionaron los discursos como una separación dramática de la campaña militar anticrimen del ex presidente Felipe Calderón, la cual ha cobrado la vida de más de 60.000 personas y ha dejado a otras 25.000 desaparecidas. La violencia ha mantenido su ritmo bajo Peña, con un cálculo gubernamental de unos 2.500 asesinatos relacionados con pandillas, desde el 1 de diciembre.

Pero los medios de comunicación mexicanos, los cuales han cooperado en gran medida con el deseo del nuevo gobierno de restar importancia a los asesinatos que suceden a diario, parecieron abrumados por el anuncio. Aunque la iniciativa ha aparecido en las primeras planas, pocos de los expertos del país se pronunciaron al respecto de alguna forma. Y rápidamente desapareció de los sitios de internet de noticias.

Análisis de Insight Crime

Peña Nieto busca poder apartarse de lo que muchos mexicanos han visto como una locura militar de Calderón, al enfrentarse a los grupos criminales profundamente arraigados.

En el largo plazo, un mayor gasto en las comunidades que han sido olvidadas durante mucho tiempo – en una nación rica donde cerca de la mitad de las personas siguen atrapadas en la pobreza – puede ayudarle a lograr eso. Peña tiene razón en señalar que la pobreza y la falta de oportunidades proporciona reclutas dispuestos a engrosar las filas de las pandillas.

Pero en lugar de una audaz salida del sangriento pasado, la iniciativa de Peña parece ser un despliegue nacional de la tan criticada estrategia de Calderón en Ciudad Juárez; empleada luego de la masacre de 15 estudiantes inocentes de secundaria y unos padres en una fiesta en esa ciudad tres años atrás.

Los homicidios en Juárez, los cuales por algunos cálculos la habían convertido en la ciudad más violenta del mundo, han caído en los últimos 18 meses.

(Vea el especial de InSight Crime, Juárez: después de la guerra)

Pero muchos críticos sostienen que la relativa paz de la ciudad tiene más que ver con la aparente victoria de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la lucha por el control de las rutas de tráfico de drogas de Juárez, que con el suave cambio de los funcionarios federales, con un aumento del gasto social.

De hecho, tanto la zanahoria como el garrote han mejorado, probablemente, la suerte de Juárez.

Presionadas por la presencia de unas 10.000 tropas federales y policía, las pandillas se ensangrentaron hasta el agotamiento desde el inicio de la guerra a principios de 2008. Pero una mayor inversión en parques, salud y colegios mejoraron las condiciones en algunos de los barrios más marginales de la ciudad. El empleo también ha aumentado los bajos salarios de las industrias de exportación de la ciudad a medida que los mercados de Estados Unidos mejoran.

Si bien la copia de la estrategia social de Juárez puede no hacer daño a los esfuerzos de pacificación de Peña, es incierto cuánto eso va a ayudar por su cuenta.

Por ahora, las tropas de combate se mantendrán en el campo de batalla, y las pandillas, que cuentan con bastantes miembros, se golpearán entre sí a discreción.

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