Los ciudadanos de El Salvador dudan que las duras medidas del gobierno contra las pandillas serán efectivas, lo cual indica una vez más que la gente tiene poca fe en que las autoridades sacarán al país de una crisis de seguridad que parece insuperable.

El 58 por ciento de quienes respondieron a una encuesta encargada recientemente por el periódico salvadoreño El Diario de Hoy dicen que no creen que la implementación de “medidas extraordinarias” por parte del gobierno para combatir las pandillas producirá buenos resultados (vea la tabla abajo). El Congreso de El Salvador aprobó las medidas a principios de abril, con el fin de endurecer las restricciones para los pandilleros encarcelados, como una manera de reducir las actividades criminales al interior de las prisiones.

Los encuestados también expresaron sus dudas sobre las perspectivas de las nuevas medidas de seguridad a largo plazo. El 59 por ciento de ellos dijeron que no creen que las medidas extraordinarias se traducirán en mejoras “reales y sostenidas” de la seguridad pública.

En consonancia con encuestas anteriores, los ciudadanos expresaron su desconfianza generalizada frente a la tregua de pandillas facilitada por el gobierno entre Barrio 18 y MS13, que comenzó en marzo de 2012. El 78 por ciento dijeron no estar de acuerdo con la tregua, mientras que sólo el 10 por ciento están de acuerdo.

La encuesta también descubrió que casi la mitad de los salvadoreños consideran que el crimen y la violencia son su principal preocupación. Un poco más del 46 por ciento de los encuestados dijeron que estos asuntos deben manejarse como una “prioridad nacional”, seguidos por la corrupción (34.9 %), el desempleo (12.8 %), la pobreza (3.2 %) y la educación (2.8 %).

La encuesta, que busca medir la opinión ciudadana sobre diversos problemas durante dos años de mandato del presidente Salvador Sánchez Cerén, indicó que los salvadoreños están descontentos con la situación general del país. El 55 por ciento dijo que El Salvador va en la dirección equivocada, mientras que sólo el 19 por ciento dijo que va en la dirección correcta.

Análisis de InSight Crime

El pesimismo sobre la situación de seguridad de El Salvador —y sobre la capacidad del gobierno para mejorarla— es generalizado en el país. Una encuesta que se realizó a principios de este año señaló que el 67 por ciento de los ciudadanos sienten que la estrategia de seguridad del gobierno está arrojando pocos resultados, o quizá ninguno. El 69 por ciento dijo que la iniciativa de seguridad del gobierno lanzada recientemente, el Plan El Salvador Seguro, tendrá poco o ningún impacto en las tasas de criminalidad.

Esta falta de fe en las autoridades no se basa en alianzas políticas o en preferencias por una estrategia de seguridad particular. De hecho, la mayoría de los salvadoreños coinciden con el mismo espectro ideológico del gobierno, que consiste en imponer la ley y el orden para hacer frente al crimen. Según la encuesta AmericasBarometer de 2014 (pdf), de la Universidad de Vanderbilt, más del 83 por ciento de los ciudadanos creen que las fuerzas armadas deben participar en la lucha por la seguridad nacional —el nivel más alto de aprobación en este sentido en Latinoamérica—.

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El pesimismo popular proviene quizá de algo mucho más fundamental: los ciudadanos no se sienten seguros. Incluso durante la tregua, cuando las tasas de homicidio se redujeron a más de la mitad en todo el país, las pandillas continuaron aterrorizando a las poblaciones locales mediante otras actividades criminales, en especial la extorsión. La tregua finalmente fracasó, y desde entonces las tasas de homicidios se han disparado, mientras que las extorsiones parecen haber continuado.

La extorsión tiene un tremendo impacto sobre las percepciones de inseguridad —tal vez incluso más que los homicidios— porque afecta las vidas de muchos ciudadanos. Los salvadoreños pagan unos US$400 millones al año en extorsiones, en especial el sector del transporte público y las pequeñas empresas, que suelen ser los blancos más frecuentes de este delito.

VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre la extorsión

La extorsión es también uno de los problemas de seguridad más complicados porque les sirve de sostén a las pandillas. Encerrar a un gran número de pandilleros no ha sido una solución efectiva, dado que muchas de las extorsiones de las pandillas se originan desde el interior de las prisiones.

En los últimos años, el gobierno de El Salvador ha pasado de facilitar silenciosamente el diálogo entre las pandillas a hablar abiertamente de una “guerra” contra ellas. A pesar de estos diversos enfoques frente a la seguridad, la violencia y la delincuencia siguen siendo habituales en la vida cotidiana, lo que lleva a que la ciudadanía no se sienta muy optimista.

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