Narcotraficantes de Jamaica solían aprovecharse de los débiles controles en los vuelos comerciales hacia el Reino Unido para traficar cocaína hasta que un golpe de las autoridades los disuadió. Sin embargo, una serie de nuevos decomisos ha despertado los temores de que la ruta Kingston-Londres se haya reactivado.

En el transcurso de tres semanas a mediados de agosto, agentes fronterizos del aeropuerto internacional de Gatwick de Londres encontraron tres cargamentos de cocaína distintos ocultos en vuelos provenientes de Jamaica. Así lo informó la Agencia Nacional de Delitos (NCA) en un boletín de prensa del 25 de agosto.

El 11 de agosto, las autoridades descubrieron el primer alijo de 22 kilogramos de cocaína escondido en un cargamento de verduras proveniente de Kingston, la capital de Jamaica. La siguiente semana, se hallaron otros 30 kilogramos de cocaína en otro vuelo. Y un tercer decomiso en la ruta Kingston-Gatwick ocurrió el 25 de agosto, cuando varios agentes fronterizos incautaron tres kilos de cocaína “suspendidos en una solución líquida”, como indicó la NCA.

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La agencia explicó que las incautaciones resaltaron una mejor coordinación entre la fuerza y los agentes fronterizos. Sin embargo, varios expertos en seguridad consultados por InSight Crime temen que esa serie de incautaciones pueda apuntar a la revitalización de una ruta histórica de tráfico de drogas entre las dos naciones.

Análisis de InSight Crime

Aunque el Pacífico sigue siendo la ruta preferida, en años recientes el Caribe ha experimentado un resurgimiento como zona de tránsito crítica para los grupos criminales transnacionales que trafican cargamentos de cocaína para los consumidores en Estados Unidos y Europa.

Mark Shields, ex comisionado adjunto de policía de Jamaica entre 2004 y 2009, dijo a InSight Crime que “no le sorprendió en absoluto” ver las recientes incautaciones de cocaína enviadas de Jamaica a Inglaterra en avión. 

“Si no se mantiene la presión y se canalizan los recursos a otros lugares, los traficantes de drogas que usan a Jamaica como punto de transbordo a Norteamérica o Europa van a regresar”, dijo.

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Detener el flujo de correos humanos con droga que cruzan el Atlántico desde Jamaica ha sido, por años, una alta prioridad para ambos gobiernos. En el 2002, agentes del Reino Unido y Jamaica lanzaron la Operación Puente Aéreo, mediante la cual se envió a policías y agentes aduaneros británicos a aeropuertos jamaiquinos a trabajar con sus colegas para detener a los correos en su origen.

Los agentes de aduanas del Reino Unido notaron que tenían un problema real en sus manos después de identificar un ingreso promedio de 30 correos humanos con droga en tres vuelos específicos provenientes de Jamaica que fueron sometidos a inspecciones exhaustivas, según Chris Hobbs, exagente de la policía metropolitana (MET) de Londres, y quien durante años trabajó en la iniciativa antinarcóticos binacional.

La Operación Puente Aéreo permitió controlar de manera considerable ese flujo.

En el primer año de la operación, los medios locales informaron que el número de correos humanos interceptados por las autoridades en Jamaica pasó de 82 a 216. Los agentes al otro lado del océano también vieron resultados. Entre 2002 y 2007, el número de correos humanos con droga procedentes de Jamaica que cayeron en aeropuertos del Reino Unido disminuyó de 1.000 a solo tres, según las autoridades británicas.

Pero aunque el acuerdo sigue vigente y la estrecha cooperación entre las autoridades locales y del Reino Unido continúa en Jamaica, Shields afirmó que las instituciones jamaiquinas que combaten el narcotráfico internacional “padecen de una enorme desfinanciación”.

“Hasta que podamos llegar a la etapa en que las fuerzas de seguridad trabajen en estrecha colaboración con otros organismos con fuerza real, veremos aumentar [el tráfico de drogas], agregó. “Sin los recursos adecuados, el crimen organizado crecerá”.

En un momento en que los recursos estatales se utilizan cada vez más para evitar la propagación del coronavirus en la isla caribeña, las últimas incautaciones han despertado el temor de que los traficantes ahora puedan estar reconstruyendo el puente de tráfico de cocaína entre los dos países.

“Siempre ha habido un problema y eso es algo que la policía antinarcóticos y la aduana de Jamaica sin duda conocen bien”, comentó Hobbs.

No hay escasez de bandas criminales locales que pudieran estar buscando explotar este cambio de enfoque. En Jamaica operan unas 300 pandillas distintas, de las cuales cerca de 50 son redes muy sofisticadas con operaciones a gran escala, según Anthony Clayton, experto en seguridad y profesor de las Indias Occidentales de Jamaica.

“El crimen evoluciona constantemente”, reflexionó Clayton en intercambio con InSight Crime. “Es posible que durante un tiempo hubiera menos cocaína en vuelos hacia el Reino Unido, pero estos grupos parecen estar volviendo a intentarlo ahora”.

La corrupción puede haber exacerbado el problema. En el caso de los funcionarios jamaiquinos que ganan pésimos salarios, Clayton dijo que es muy fácil conseguir un agente de aduanas o de seguridad que mire hacia otro lado, bien sea mediante intimidación y amenazas o con un simple soborno de algunos miles de dólares.

Además, enfocarse en capturar a la gente pobre y desesperada, que trabaja como correos humanos y que son fácilmente prescindibles, no ha hecho mella en las grandes redes que facilitan el tráfico de drogas en Jamaica.

“Nos estamos persiguiendo la cola, dando vueltas y vueltas” explicó Clayton, “y siempre lo haremos hasta que nos enfoquemos en las estructuras criminales existentes y sus redes de facilitadores”.