Las autoridades de Colombia capturaron al “rey” de los narcosubmarinos del país, un hombre cuyos servicios, según los fiscales, han sido empleados por poderosos grupos criminales de varios países, desde Colombia hasta México.
Óscar Moreno Ricardo, arrestado en Medellín a principios de enero, es pedido en extradición por las autoridades estadounidenses por cargos relacionados con narcotráfico, según fiscales colombianos que alegan que él era el principal responsable de coordinar la fabricación y el despacho de semisumergibles cargados de cocaína desde la costa Pacífica colombiana.
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Según la Fiscalía General de la Nación, la participación de Moreno Ricardo en el tráfico de drogas se remonta a 2005, cuando se desempeñaba como piloto de lanchas rápidas. Los fiscales dicen que, poco después, ya coordinaba cargamentos para carteles mexicanos y grupos armados colombianos. Hace unos cinco años, Moreno Ricardo supuestamente comenzó a fabricar semisumergibles que transportaban hasta cinco toneladas de cocaína y eran enviados a Centroamérica, lo que, según los fiscales, llevó a que recibiera el apodo del “rey de los narcosubmarinos”. En el mundo del hampa, al parecer era conocido como “Cachano” y “El Viejo”.
Los fiscales sostienen que Moreno Ricardo tenía vínculos con varios grupos criminales, incluido el clan narcotraficante colombiano Los Urabeños, también conocidos como Clan del Golfo; la organización guerrillera colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN), y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de México.
La hija de Moreno Ricardo le dijo al medio colombiano Bluradio que su padre fue arrestado injustamente, pues sostiene que él tiene el mismo apodo del acusado, “Cachano”, y que en realidad es un ganadero de Acandí, municipio del departamento de Chocó, al occidente colombiano. El hombre al que están buscando, asegura ella, vive y opera más hacia el sur, en el municipio de Tumaco, departamento de Nariño.
Análisis de InSight Crime
Es probable que las autoridades hayan «hundido» al presunto capo de la droga, pero los semisumergibles para transportar cocaína, que se usan desde hace más de tres décadas, continúa aumentando a medida que se extiende el conocimiento necesario para construir dichas naves.
Aunque para fabricar narcosubmarinos se requiere hacer grandes inversiones, estas ofrecen grandes ventajas para el contrabando marítimo de drogas, dado lo difícil que es detectarlos e interceptarlos. En Colombia, donde se ha perfeccionado el diseño y la fabricación de narcosubmarinos, las autoridades incautaron 31 embarcaciones en 2021, un aumento con respecto a las 23 de 2019.
Los traficantes de otras partes de la región también han empleado narcosubmarinos, y se han encontrado embarcaciones en aguas de Surinam, Brasil, Venezuela y Guyana. En 2019, el primer narcosubmarino interceptado en Europa fue encontrado frente a la costa de Galicia, España. La nave transportaba tres toneladas de cocaína desde Colombia. En 2021, las autoridades allanaron una bodega en la provincia costera de Málaga, España, donde se estaba construyendo un narcosubmarino.
La reciente proliferación de estas naves se debe en parte a que los delincuentes subcontratan sus servicios a una amplia gama de grupos traficantes. Este modelo de subcontratación les evita a estos grupos las labores de diseño, fabricación y logística necesarias para elaborar dichas naves.
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Los criminales colombianos están liderando el negocio de los “narcosubmarinos de alquiler”. En diciembre de 2020, autoridades estadounidenses y colombianas desmantelaron una organización que se especializaba en la fabricación y adaptación de semisumergibles para el tráfico de cocaína. Entre sus clientes se encontraban el ELN y diversos carteles mexicanos.
En 2018, las autoridades de Surinam arrestaron a varios hombres colombianos que habían sido empleados para construir un submarino que sería utilizado para exportar cocaína de Surinam a Europa. Entre los acusados se encontraba el primo de Rodrigo Pineda, un vendedor de maquinaria pesada acusado de ser uno de los mayores fabricantes de semisumergibles para narcotraficantes en el departamento de Nariño, en la costa Pacífica colombiana.