Las autoridades de Bolivia detuvieron al exdirector antinarcóticos de esa nación andina cuando intentaba huir del país, pero aún no es clara su posible conexión con el narcotráfico regional.
El 22 de enero, la policía local detuvo a Maximiliano Dávila Pérez, exdirector de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), cuando intentaba supuestamente cruzar la frontera sur del país hacia Argentina, según anunció el Ministerio de Gobierno en un comunicado oficial.
Los fiscales acusaron a Dávila, quien fue cabeza del FELCN en 2019 durante el mandato del expresidente Evo Morales, de enriquecimiento ilícito y por tener presuntamente “ciertos vínculos” con el narcotráfico. No suministraron más información sobre cuáles serían esos vínculos o con quién.
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Aunque los funcionarios bolivianos tienen un caso abierto contra Dávila, varias notas de prensa local citaron otra supuesta investigación en su contra a cargo de la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que al parecer motivó la formulación de cargos penales contra él y otros más en el estado de Nueva York.
“Hemos solicitado a la embajada de los Estados Unidos, a través de la cancillería, mayor información sobre el caso denunciado por la DEA”, dijeron los representantes del gobierno boliviano en el comunicado.
Un portavoz de la DEA declaró a InSight Crime que el organismo no podía confirmar ni negar la existencia de una investigación, y la Fiscalía del distrito sur de Nueva York declinó cualquier comentario.
La Fiscalía de Bolivia ha ordenado que se mantenga a Dávila en detención preventiva por un periodo de seis meses, sobre la base de causa probable y riesgo de fuga. Antes de entrar a la prisión, Dávila declaró a la prensa que era “inocente” y “víctima de este pequeño burgués que busca incriminar al [ex]presidente Morales».
Análisis de InSight Crime
Por años, han rondado a Dávila denuncias por mala conducta en el cargo, pero no es claro si es realmente sujeto de una investigación de la DEA o si enfrenta cargos en Estados Unidos.
Sin embargo, es cierto que en el pasado ha tenido algunos roces con el crimen organizado.
Después de su extradición a Brasil en noviembre de 2019 por cargos de drogas, el presunto narcotraficante boliviano Pedro Montenegro alegó en una carta publicada por medio de su abogado que Dávila lo había perseguido sin causa justa. Por su parte, Montenegro está señalado de pagar protección oficial a la policía boliviana en el departamento de Santa Cruz, una región estratégica para la delincuencia en límites con Brasil y Paraguay.
Más aún, en enero de 2020, se dice que Dávila estuvo presente en el aeropuerto de Guayaramerín, departamento de Beni —que es un importante punto de salida para la cocaína boliviana dirigida a Brasil—, cuando salió hacia México un avión con más de una tonelada de cocaína. Las autoridades del estado de Quintana Roo, en el Caribe mexicano, interceptaron el avión, sin ayuda de las autoridades bolivianas, y detuvieron a dos bolivianos que iban a bordo.
No es clara la participación de Dávila en este hecho, pues nunca fue acusado ni detenido en conexión con el vuelo. A finales de ese año, el exdirector de la Dirección Regional de Aeronáutica Civil (DRAC) de Beni fue capturado acusado de haber autorizado presuntamente el aterrizaje de la avioneta y su salida de Bolivia.
Más recientemente, los medios locales —citando la aparente investigación de la DEA—vincularon a Dávila con Omar Rojas Echeverría, antiguo oficial de rango medio de la policía boliviana y presunto narcotraficante, a quien las autoridades colombianas detuvieron en abril de 2021 en el marco de lo que describieron como una operación conjunta con agentes peruanos y estadounidenses. Al parecer este es requerido en extradición por Estados Unidos, pero la DEA nunca hizo mención en pública del operativo de abril que dio lugar a su captura.
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Rojas presuntamente tenía los contactos en el gobierno para “facilitar el ingreso de aeronaves a pistas clandestinas en el departamento de Beni, Bolivia, donde eran cargadas” con cocaína, según la policía colombiana. Los agentes dijeron que él también “coordinaba los envíos de droga con narcotraficantes peruanos y carteles mexicanos”.
Citando la supuesta investigación de la DEA, los medios bolivianos apodaron a Rojas el “Pablo Escobar de Bolivia”. Pero, en lugar de grandes narcotraficantes, Bolivia es más conocida actualmente por sus clanes familiares en el tráfico de narcóticos.
Más bien, es muy probable que esa mención hiciera referencia a Jorge Roca Suárez, alias “Techo de Paja”, quien fue detenido en Perú en marzo de 2021 dentro de la misma operación que llevó a la captura de Rojas Suárez. Este tenía una extensa trayectoria criminal que databa de la década de 1980, cuando él y su tío, Roberto Suárez, que se conoció como el “Rey de la Cocaína” en Bolivia, al parecer suministraba cocaína a Escobar, el excapo del Cartel de Medellín.
No es claro qué conexiones pudo haber tenido Dávila con Rojas, y por extensión con Roca Suárez y el tráfico de cocaína. La DEA no comentó sobre esa posibilidad y se ratificó en su declaración de que el organismo no podía confirmar o negar la existencia de una investigación.