El hallazgo de migrantes y los decomisos de fentanilo, el peligroso opioide sintético, alcanzarán cifras récord para el final de este año fiscal, pero es erróneo confundir y relacionar ambas dinámicas.

A punto de cerrar el año fiscal 2022, lo que ocurrirá en el mes de septiembre, los agentes del Servicio de Protección Fronteriza y Aduanas de Estados Unidos (Customs and Border Protection, CBP) han incautado más de 5.800 kilos de fentanilo ilícito. Los decomisos ya llegan al 400 por ciento en comparación con los primeros once meses de 2019.

Las organizaciones criminales de México son las principales responsables del tráfico de fentanilo en la frontera. Usando químicos precursores obtenidos principalmente en países como China, un puñado de grupos producen la droga sintética en laboratorios clandestinos en estados como Sinaloa y Michoacán.

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Al mismo tiempo, funcionarios del CBP en la frontera suroeste de Estados Unidos con México prevén haber superado la cifra de 2 millones de migrantes hallados para el término del año fiscal, un número histórico desde que el organismo comenzó a registrar estos datos en los años sesenta. Para los agentes fronterizos es rutinario el encuentro de migrantes de México, El Salvador, Guatemala y Honduras, pero los datos muestran un aumento en los números de personas procedentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua en los últimos años.

Sin embargo, una presunta cláusula provisional, conocida como el Título 42, ha cerrado por completo las puertas a los solicitantes de asilo. Como resultado de esa orden, los agentes han expulsado a decenas de miles de migrantes a México. Allí, los migrantes recurren cada vez más a los servicios de traficantes de migrantes para que les ayuden a cruzar por los peligrosos pasos de la frontera entre Estados Unidos y México, en ocasiones con consecuencias fatales.

Análisis de InSight Crime

Aunque los decomisos de fentanilo ilícito han alcanzado cifras récord en la frontera entre México y Estados Unidos, las autoridades locales y federales dicen que hay muy poca evidencia que indique que los migrantes tienen algo que ver en esta dinámica.

Anteriormente se solía usar a los migrantes para pasar fardos de marihuana, pero este ya no es el caso debido al aumento de drogas más rentables, como la cocaína y ahora el fentanilo. A pesar de eso, algunos legisladores estadounidenses insisten en que hay vínculos directos entre lo que alegan que es una crisis “de fronteras abiertas” por la migración irregular y el tráfico de fentanilo.

En realidad, los casos de migrantes que trafican drogas “no son algo corriente”, según Andrew Montijo, agente especial adjunto al frente de la oficina de Nogales de la división de Investigaciones de Seguridad Interna (HSI), adscrita al Departamento de Seguridad Interna (DHS) de Estados Unidos. En entrevista con InSight Crime, Montijo señaló que estos casos representan “menos del 10 por ciento” del total de investigaciones por narcotráfico que ha adelantado su despacho.

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No cabe duda de la extraordinaria rentabilidad del fentanilo ilícito, lo que implica que las organizaciones narcotraficantes tienen mayor interés en que no se pierda el producto y por esa razón pueden tender a ser más cautelosas al decidir quién la trafica y mediante qué método. En otras palabras, son demasiado altos los riesgos que acarrea confiar el tráfico de fentanilo a un migrante.

“Los migrantes no son [correos de drogas]”, afirmó el alcalde de la ciudad de Nogales, Arturo Garino, en entrevista con InSight Crime.

De hecho, la mayor parte del fentanilo ilícito incautado se ha hallado en manos de ciudadanos estadounidenses en pasos legales o durante inspecciones vehiculares, no en rutas de migración irregular. En un lapso de cuatro días a mediados de septiembre, agentes del CBP en Texas detuvieron a cinco estadounidenses que intentaban introducir fentanilo al país por dos vías fronterizas en El Paso. Unos días antes, fue detenido otro estadounidense con dos kilos y medio de fentanilo en un punto de inspección del CBP en las afueras de Nogales, Arizona.

“Debido al COVID-19 [y] las restricciones en la frontera, en ese momento no se permitía [el paso] de mexicanos con tarjetas de paso, por lo cual hubo un evidente cambio hacia el uso de estadounidenses al servicio de organizaciones narcotraficantes”, señaló Montijo, de la HSI.

* Steven Dudley colaboró con el reportaje para este artículo.