En las primeras horas de la mañana del 20 de septiembre, 11.000 efectivos de las fuerzas de seguridad venezolanas se desplegaron alrededor de la famosa prisión de Tocorón, en el estado de Aragua, sede de la estructura criminal más poderosa del país, el Tren de Aragua.

“El Gobierno Bolivariano informa que desde tempranas horas está en curso la Operación de Liberación Cacique Guaicaipuro, cuyo objetivo es desarticular y poner fin a las bandas de la delincuencia organizada y demás redes criminales que operaban desde el Centro Penitenciario Tocorón, en perjuicio de la tranquilidad del pueblo venezolano”, informó un comunicado oficial.

Los residentes que viven cerca de la prisión se despertaron en la mañana con el ruido de los vehículos blindados que se dirigían a toda velocidad hacia el centro carcelario, en uno de los contingentes más numerosos de la historia del ejército venezolano.

El simple hecho de que la operación, bautizada con el nombre de un legendario jefe indígena del siglo XVI, necesitara 11.000 soldados y oficiales refleja el poder del Tren de Aragua y de su líder Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, en Tocorón.

El centro penitenciario, situado en el estado de Aragua, centro de Venezuela, alberga a unos 7.000 reclusos y es uno de los más grandes del país. 

Análisis de InSight Crime

Esta operación es la primera contra el Tren de Aragua y la más imponente de su tipo hasta la fecha. Además, es una clara demostración de fuerza del gobierno venezolano.

Tocorón ha sido por mucho tiempo sede del Tren de Aragua y de Niño Guerrero, quien dirigió este centro carcelario como su feudo personal con el consentimiento del Ministerio de Poder Popular para el Servicio Penitenciario. Niño Guerrero, preso por homicidio, fue el “pran” de la prisión de Tocorón. Es decir, básicamente el director de la ilegalidad de un sistema creado por la exministra de prisiones Iris Varela, en la actualidad vicepresidenta de la Asamblea Nacional. Mediante el sistema de pranes o pranato, los privados de la libertad tomaron el control de varias prisiones en todo el país a cambio de mantener el orden, reducir los homicidios y acabar con los amotinamientos carcelarios.

La reciente operación puede marcar el fin del pranato, algo que insinuó el comunicado oficial, cuando declaró que la operación buscaba “restituir y dignificar el sistema penitenciario nacional”.

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La pregunta ahora es si este operativo alterará el liderazgo y el funcionamiento del Tren de Aragua, una estructura criminal transnacional con miles de miembros, que no solo tiene presencia en Venezuela, sino también en Colombia, Perú y Chile. El Tren de Aragua ha proyectado su poder al exterior, detrás de los más de siete millones de venezolanos que han huido del colapso económico y el régimen autoritario presidido por el presidente Nicolás Maduro.

¿Que movió a Maduro a la acción, después de años de tolerar el feudo criminal de Tocorón? El presidente venezolano ha mostrado una larga permisividad hacia las estructuras criminales que operan en el país, tanto de origen venezolano como colombiano. Necesitaba tener acceso a las rentas criminales para mantener la lealtad de generales y figuras políticas claves, cuando el Estado se encontraba al borde de la bancarrota.

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Sin embargo, desde 2020 las fuerzas de seguridad venezolanas se han movilizado contra varios grupos criminales que las han desafiado. Por ejemplo, la megabanda de Carlos Luis Revete, alias “El Koki”, o elementos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que establecieron una infraestructura narcotraficante en el estado venezolano de Apure. La operación contra las ex-FARC motivó el despliegue de un contingente importante de soldados, que terminaron humillados por los insurgentes colombianos, al capturar a ocho de ellos y forzar la retirada del ejército. Esto podría explicar el aparente exceso de capacidad en la operación de Tocorón. Es claro que Maduro no quería nuevas derrotas o humillaciones.

Otro factor podrían ser las próximas elecciones presidenciales de 2024. Maduro tiene interés en que estas elecciones, al contrario de las celebradas en 2018, sean reconocidas como legítimas por la comunidad internacional. Es posible que las acciones contra algunos de los grupos criminales más notorios de Venezuela sean un intento por limpiar su imagen en el país y en el exterior en un momento en que la campaña política toma fuerza.

También ha habido llamados de Colombia, aliado importante para Maduro, instando a tomar medidas contra Tocorón y el Tren de Aragua, después de que las autoridades relacionaran a la banda venezolana con una ola de homicidios ocurridos en Bogotá, la capital colombiana.

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Jeremy McDermott is co-founder and co-director of InSight Crime. McDermott has more than two decades of experience reporting from around Latin America. He is a former British Army officer, who saw active...