El Tren de Aragua es una banda carcelaria oriunda de Venezuela, catalogada como la megabanda más poderosa del país. Desde el Centro Penitenciario de Tocorón, su principal centro de operaciones, en el estado de Aragua, la organización criminal maneja un amplio portafolio criminal que ha proyectado sus actividades a otras latitudes en la región.
Desde 2018, el grupo carcelario se ha expandido rápidamente por Latinoamérica, siguiendo la ruta del éxodo venezolano. En este proceso expansivo, la organización se ha especializado en el tráfico de migrantes en las áreas fronterizas de varios países, explotando las necesidades de los cientos de familias que atraviesan el mapa de norte a sur.
En su travesía criminal por la región, el grupo ha logrado establecer células operativas en países como Colombia, Perú, Chile, entre otros, forjando alianzas con grupos locales que les han ayudado a acrecentar su poderío en la región. Su alcance a nivel transnacional también responde a la colaboración de elementos estatales en Venezuela que se han beneficiado con los negocios criminales de la megabanda.
El 20 de septiembre de 2023, las autoridades venezolanas lanzaron una operación policial y militar a gran escala dentro de la base del Tren de Aragua, la prisión de Tocorón. Al menos 11,000 policías y militares entraron a la prisión respaldados por vehículos blindados para, aparentemente, tomar el control de la cárcel.
Historia
La banda tiene su génesis en el sindicato de obreros que trabajaban en la construcción del tramo del Ferrocarril de Venezuela en 2005, el cual recorría los estados de Aragua y Carabobo; de ahí su nombre “Tren de Aragua”. El sindicato inició cobrando por la asignación de puestos de trabajo y extorsionaba a contratistas a cambio de seguridad. Gradualmente, el grupo fue ampliando sus actividades criminales, y cuando la construcción se paralizó en 2011, el sindicato ya funcionaba como una banda criminal.
Sin embargo, no fue hasta 2013 que el Tren de Aragua alcanzó su apogeo criminal cuando Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, fue encarcelado en la prisión de Tocorón y estableció alianzas con miembros del sindicato. Allí, Guerrero escaló rápidamente en la jerarquía penitenciaria hasta convertirse en “pran”, como se les conoce a los líderes carcelarios en Venezuela.
A partir de esta alianza, diversos factores facilitaron el fortalecimiento del grupo criminal. Por una parte, las reformas penitenciarias dictadas en 2013 por la entonces ministra de Prisiones, Iris Varela, para que el Estado retomara el control de las prisiones, nunca fueron aplicadas en Tocorón. Así, Guerrero empezó a cobrar la “causa”, un monto mensual que los presos debían pagar al pranato, y cuyos ingresos permitieron la construcción de gimnasios, piscinas, parques infantiles, restaurantes, discotecas y otras obras dentro de la prisión.
Afuera del Centro Penitenciario, el Tren de Aragua encontró pocos obstáculos para establecer su control y sus operaciones. Guerrero reclutó a líderes de bandas criminales del barrio San Vicente, ubicado en Maracay, la capital de Aragua, a unos 30 kilómetros de Tocorón, y allí establecieron otro centro de operaciones. Una de esas bandas, conocida como la banda de “El Flipper”, por el alias de su líder, Kenferson Sevilla Arteaga, tomó el control completo del barrio.
Gracias a su alianza con este grupo, El Tren de Aragua logró constituir legalmente la “Fundación Somos El Barrio JK”, una fachada a través de la cual la organización empezaría a adquirir capacidades de control social sobre la comunidad.
Un proyecto que plantaría las semillas para un gobierno híbrido empezó a tomar forma en abril de 2017 en el barrio San Vicente cuando fue lanzado el “Plan Ecosocialista Hogares de Paz” por la entonces ministra de Servicio Penitenciario y actual diputada a la Asamblea Nacional, Iris Varela. El plan consistía en que presos trabajaran como mano de obra para la comunidad con el fin de su reinserción social. Luego, el proyecto se ejecutó en coordinación con la Fundación JK.
Otro de los eventos que fortaleció a la organización, fue la gobernación de Tareck El Aissami en el estado de Aragua. Durante su ejercicio, Aissami desmanteló gran parte del aparato policial de Aragua y convirtió a San Vicente en una de las conocidas “Zonas de Paz”, territorios donde el gobierno prohibió la actuación de las fuerzas de seguridad por un periodo de tiempo. Gracias a esto, el Tren de Aragua consolidó una base sólida en el barrio, convirtiéndolo en un feudo criminal que terminó por expulsar a policías y sus familiares de sus viviendas. Aquellos que optaran por quedarse, terminarían siendo asesinados.
Algunas de las bandas criminales que ya operaban en Aragua establecieron pactos de no agresión con Guerrero, entre ellas el Tren del Llano. Sin embargo, tras la muerte de José Antonio Tovar Colina, alias “Picure” líder de esta última organización en 2016, el Tren de Aragua tomó el control de sus áreas de influencia en Aragua y parte del estado Guárico, según fuentes policiales que hablaron con InSight Crime bajo condición de anonimato por temor a su seguridad.
Entre 2015 y 2017 la creciente fuerza de El Tren de Aragua, los puso en la mira de las autoridades nacionales que desarrollaban la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), una serie de cuestionadas operaciones contra la criminalidad a nivel nacional. Tras enfrentamientos en los estados Miranda, Aragua y Distrito Capital, el Tren de Aragua contraatacó y logró sobrevivir a los operativos.
Bajo el liderazgo de Guerrero, la organización continuó ganando más poder, e incluso aceleró su expansión en años siguientes, tanto dentro como fuera de la prisión. En el centro penitenciario, Guerrero se consolidó como el pran más importante del país, luego de ser señalado por el asesinato Wilmer Brizuela, alias “Wilmito” en 2017, quien era considerado como el del primer pran de Venezuela.
Desde 2018, la banda inició su expansión a Sucre, un estado costero al nororiente del país, cercano a Trinidad y Tobago. Esta ubicación sería estratégica dentro de los intereses del grupo, que buscaba incursionar en el transporte de drogas hacia el Caribe, según fuentes entrevistadas por InSight Crime bajo condición de anonimato. Aunque luego fue desplazado por el Tren del Llano, hoy en día el grupo conserva un bastión de Güiria, uno de los pueblos costeros más cercanos a Trinidad y Tobago ubicado en el municipio Valdez.
Ese mismo año la megabanda realizó uno de sus primeros intentos por establecerse en estados fronterizos como Táchira, donde también buscó establecerse en el departamento colombiano de Norte de Santander para controlar las economías ilegales en la zona. En este intento, la banda entró en disputas con poderosos grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales como Los Urabeños, que ejercen el control de los pasos clandestinos, conocidos como trochas, lo que resultó en una ola de enfrentamientos y homicidios.
El mismo modus operandi llevó a la banda a otros países de la región, donde estableció bandas satélites. Desde al menos 2018, el Tren de Aragua, o al menos su nombre, adquirió presencia y fama a nivel internacional. Siguiendo la ruta que tomaron los migrantes venezolanos hacia el sur del continente, el Tren de Aragua se expandió mediante la provisión de servicios de tráfico de migrantes, para luego incursionar en la trata de personas, la extorsión y el microtráfico de drogas. Actualmente se tienen reportes oficiales de presuntos miembros del grupo operando en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Actividades criminales
La banda inició su carrera cobrando extorsiones dentro y fuera de prisión, y poco a poco diversificó su portafolio criminal. Actualmente, el Tren de Aragua está involucrado en extorsiones, secuestros, trata y tráfico de personas, contrabando, y se sospecha que tiene participación en el tráfico de armas y drogas.
Las extorsiones siguen siendo una de las rentas criminales más lucrativas del grupo. Uno de sus fuentes son las “causas” cobradas en el penal de Tocorón, que va desde los US$10 por prisionero. Por otra parte, el grupo también cobra extorsiones a comerciantes, productores agrícolas e incluso trabajadoras sexuales dentro y fuera del país.
La banda también lleva a cabo secuestros en Venezuela y en otros países. Chile, Colombia y Perú son algunos de los países que registraron casos de secuestros cometidos por grupos vinculados al Tren de Aragua. En los últimos años, en Venezuela, el Tren también se involucró en el robo extorsivo de vehículos que frecuentemente involucraba secuestros.
El tráfico de migrantes fue el atajo que le permitió expandirse con facilidad por Latinoamérica. Impulsado en parte por el éxodo de venezolanos en la última década, la banda tomó control de pasos fronterizos en los que les cobra a los migrantes, predominantemente venezolanos, y a los transportistas. El grupo también ha sido vinculado a la trata de personas con fines de explotación sexual y a la extorsión a las trabajadoras sexuales venezolanas a lo largo de la ruta migratoria hacia Chile.
Durante 2023 InSight Crime ha documentado testimonios de familias de víctimas de trata de personas que son captadas por la megabanda en Venezuela y trasladadas a países como Perú.
Liderazgo
El líder de la banda es Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño” Guerrero, el principal pran carcelario de Venezuela, quien lidera el grupo desde la cárcel de Tocorón.
De acuerdo con registros del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, Guerrero comenzó a delinquir en el 2005, cuando atacó a una comisión policial y asesinó a un funcionario de Poliaragua, Oswaldo González. El criminal fue recluido por primera vez en Tocorón en 2010, pero dos años más tarde escapó junto a otros reclusos. Para entonces, Guerrero ya fungía como el líder carcelario del penal, y medios de noticias reseñaron su fuga al estar asociado con una actriz y modelo venezolana llamada Jimena Araya, conocida como “Rosita”, con quien presuntamente manejaba una red de explotación sexual en la cárcel.
Su recaptura y retorno a Tocorón llevaron a Guerrero a consolidar el Tren de Aragua junto a otros criminales, que pasaron a ser sus más confiados lugartenientes o “luceros”. Entre ellos destacan Larry Amaury Álvarez, alias “Larry Changa”; Kenferson Sevilla Arteaga, alias “El Flipper”, y Yohan José Guerrero, alias “Johan Petrica”. Este último ha sido señalado de liderar un sindicato minero en Las Claritas, estado Bolívar.
Geografía
El centro de operaciones del Tren de Aragua se ubica en el estado Aragua, donde se encuentra la cárcel de Tocorón y el barrio San Vicente, en el municipio Girardot, al sureste del estado. La banda también está presente en otros seis estados de Venezuela: Carabobo, Bolívar, Guárico, Lara, Miranda y Sucre. En esta última región la banda sigue activa en el municipio Valdez, pese a los ataques que ha recibido de otros grupos, según fuentes locales.
Aunque hasta el momento no se ha confirmado que la megabanda esté presente en el estado venezolano de Falcón, que limita con las islas del Caribe, dos fuentes han reportado que el grupo capta a jóvenes por medio de redes sociales para posteriormente sacarlas por el estado Zulia hasta Colombia. Confirmar cómo funciona esta dinámica es una de las actuales prioridades investigativas.
Fuera de Venezuela, presuntos miembros de la banda han establecido operaciones en Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia. Si bien su foco principal han sido las regiones fronterizas, algunos miembros del grupo también se han asentado en ciudades principales como Bogotá, Colombia, y Lima, Perú.
Aliados y enemigos
El Tren de Aragua mantiene numerosos vínculos con grupos del crimen organizado, tanto en Venezuela como en la región, con los cuales ha establecido beneficiosos acuerdos de no agresión y hasta alianzas con el fin de repartirse las rentas criminales.
La banda se ha aliado con otros grupos carcelarios, como el pranato del Internado Judicial de Trujillo, dominado por Álvaro Enrique Montilla Briceño, alias “El Loro”, según investigaciones periodísticas y fuentes entrevistadas por InSight Crime. Asimismo, el Tren presuntamente reclutó y financió a una pequeña banda criminal en el estado Lara, llamada la banda de “El Santanita” por el alias de su líder, Josué Ángel Santana, para cometer secuestros y extorsiones.
En el exterior, se han registrado múltiples indicios de alianzas, principalmente con bandas locales que funcionan como satélites para el grupo. Tal es el caso del Clan Los Gallegos, una organización en Perú y Chile que ha operado como brazo armado de la banda. En Brasil, un informe publicado en2021 indicaba que varios miembros del Tren de Aragua que se encontraban presos en Roraima, trabajaban con el Primer Comando Capital (PCC); pero no se tienen más registros del grupo en las prisiones del país.
El Tren de Aragua ha enfrentado a múltiples grupos desde sus inicios. Una de sus disputas más violentas tuvo lugar en la frontera entre Venezuela y Colombia entre 2021 y 2022, donde se enfrentó al ELN en el intento de expandir sus operaciones hasta esta zona. Aunque la megabanda se debilitó al enfrentarse a la guerrilla y a la policía colombiana, InSight Crime confirmó en trabajo de campo en la zona fronteriza a inicios de 2023, que células de la banda siguen presentes en áreas de Cúcuta, Villa del Rosario y el departamento de Norte de Santander con participación en los delitos de extorsión, tráfico y trata de personas y, en menor medida, de microtráfico.
Si bien el desarrollo y fortalecimiento del grupo fue impulsado por su relación con funcionarios claves en el gobierno, la evidencia de vínculos entre la banda y el Estado ha sido difícil de comprobar. Múltiples fuentes han comentado a InSight Crime que existen indicios de conexiones con actores políticos oficialistas, pero dichos alegatos no han podido ser corroborados de manera independiente.
Diversas fuentes entrevistadas por InSight Crime han señalado que el grupo ha logrado corromper a funcionarios locales y regionales y, aunque algunos cuerpos de seguridad y oficiales han intentado perseguir al grupo, especialmente por los ataques que han sufrido a manos de la banda y por los asesinatos de policías, como por ejemplo, la Operación Liberación del Pueblo (OLP), efectuada por las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), estos hechos parecen casos aislados que no provienen de órdenes de superiores en materia de seguridad.
InSight Crime ha documentado, con al menos tres fuentes policiales, que los funcionarios de seguridad en Aragua son obligados por sus superiores a dejar libres a miembros del Tren de Aragua cuando los capturan en procedimientos como, por ejemplo, con el contrabando de chatarra.
Perspectivas
La expansión territorial del Tren de Aragua por el continente representa importantes oportunidades criminales para el grupo. Con presencia en al menos cinco países, y sospechas de su accionar en varios más, el grupo se ha configurado como una amenaza a la seguridad regional, y ha demostrado que desmantelarlo no será sencillo.
Por una parte, es poco probable que el grupo pueda ser erradicado mientras opere impunemente desde Venezuela, donde cuenta con alianzas estatales y un centro de operaciones ideal para que su criminalidad prospere. Allí, parece estar a salvo de cualquier intento de detenerlo por parte de la justicia.
Además, su experiencia para corromper oficiales de seguridad, así como para formar y controlar redes dentro de recintos carcelarios, dificulta las tareas de los cuerpos de seguridad. De la misma forma, este patrón se repite en países como Perú y Chile, que también han tenido problemas para contener a los miembros del Tren de Aragua en prisión.