El asesinato de un líder pandillero después de una peligrosa fuga de presos en Haití pudo haber sido intencional, un hecho que plantea dudas sobre las tóxicas relaciones entre las pandillas y las élites políticas en vísperas de nuevas elecciones.

El 25 de febrero, un motín en la prisión Croix-des-Bouquets, de la capital haitiana, cobró la vida de 25 personas y la fuga de unos 400 presos, entre ellos el famoso líder pandillero Arnel Joseph.

El Primer Ministro, Joseph Jouthe, indicó al periódico Le Nouvelliste que los detenidos habían secuestrado primero, y asesinado posteriormente, al director de la prisión y luego habían escapado subiendo por un mirador con una escalera. Según Alterpresse, se escucharon disparos poco antes de la evasión.

El secretario de estado, Frantz Exantus, anunció que se crearon tres comisiones para investigar las causas y las circunstancias de la fuga.

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Varios analistas plantearon la hipótesis de que el objetivo del motín era liberar a Joseph, quien comanda una pandilla activa en el barrio deprimido de Village de Dieu, al sur de la capital haitiana, y en dos zonas rurales. Famoso por evasiones de prisión en dos ocasiones diferentes, en 2010 y 2017, Joseph fue el delincuente más buscado de Haití hasta su detención en julio de 2019.

Al día siguiente de la fuga, Joseph fue detenido por la policía en un retén mientras se desplazaba en la parte trasera de una motocicleta en la comuna de l’Estère, departamento del Artibonite, como informó un portavoz de la Policía Nacional de Haití. La policía relata que Joseph atacó a los policías, y cayó muerto en el intercambio de disparos, mientras el conductor de la moto huyó.

Según los investigadores, la mitad de los reclusos que huyeron de la prisión siguen prófugos.

Análisis de InSight Crime

En numerosas oportunidades, recientemente incluso, se han dado a conocer los vínculos de Arnel Joseph con las élites políticas.

Al comparecer ante un juez por su caso, el 25 de enero, Joseph hizo revelaciones sobre miembros del estado y del sector privado que facilitaron sus actividades criminales. Esta información fue divulgada por la periodista Valéry Nujma en su programa de radio el 1 de febrero, y en una serie de tuits relacionados.  

Tras la detención de Arnel, las pandillas de Village de Dieu, que en un inicio se oponían al gobierno de Jovenel Moise, presuntamente se unieron a la coalición del G9 y Familia, que apoya al actual presidente. En julio de 2020, el G9 unió a nueve jefes de bandas de los barrios pobres de Puerto Príncipe, por iniciativa de Jimmy Chérizier, uno de los líderes pandilleros más fuertes de Haití. En respuesta a los ataques armados contra las patrullas de la policía el año pasado, las fuerzas de seguridad han realizado varias ofensivas para desalojar las bandas de Village de Dieu, pero no han comunicado ningún resultado hasta la fecha.

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Las relaciones entre aliados del gobierno de Moise y grupos armados, incluido el G9, han sido denunciadas por organizaciones de derechos humanos, como la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (Réseau National de Défense des Droits de l’Homme, RNDDH), la Fundasyon Je Klere y el Centro de Análisis e Investigación sobre Derechos Humanos (Centre d’analyse et de recherche en droits de l’homme, CARDH). Estas organizaciones han expresado su preocupación de que las relaciones entre políticos y pandillas pongan en peligro el estado de derecho en Haití.

Recientemente, Haití ha presentado una oleada de secuestros por parte de pandillas, lo que incluso llevó al mismo presidente a pedir a los ciudadanos que cooperaran con las autoridades para tratar de hacer frente al problema..

Con elecciones al congreso previstas para septiembre de este año, las organizaciones de derechos humanos han reiterado su preocupación de que el gobierno use las pandillas para asegurar la continuidad en el poder.