Después de que el magnicidio del expresidente Jovenel Moïse llevara a Haití a tocar fondo tras décadas de fallidas intervenciones extranjeras, un polémico exagente de policía convertido en líder pandillero ha hecho todo lo posible por llenar el vacío de poder.

Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, es un personaje complejo. Para algunos, es un Robin Hood que apoya y visibiliza a los ciudadanos marginados y olvidados por el gobierno nacional. Para otros, es un exagente de policía implicado en una de las peores masacres que han conmocionado a la nación, y que se ha convertido en el principal líder pandillero del país.

Lo que está claro es que Chérizier ha llegado a ser una figura clave en la lucha por el poder tras el asesinato de Moïse a principios de julio, cuando un grupo de hombres armados irrumpió en la casa del entonces presidente, lo asesinaron a bala y le causaron graves heridas a la entonces primera dama, Martine Moïse.

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La investigación en torno al caso no ha dado claridad sobre los autores intelectuales y financieros del asesinato. Pero pocas semanas después del sonado magnicidio, Chérizier sacó provecho de la situación y lideró una marcha, seguido de un grupo de simpatizantes, por las calles del distrito de Lower Delmas de la capital, Puerto Príncipe, para rendir homenaje a Moïse.

Y aunque esta muestra de apoyo demostró cierto nivel de poder y control por parte de Chérizier, este todavía tiene una batalla que pelear.

* Un Ganador Criminal es una organización o persona que obtuvo grandes avances en sus objetivos criminales a pesar de grandes adversidades o contra todo pronóstico; logró cambios en el hampa gracias a alguna acción ingeniosa, o mediante alguna alianza u otros medios; estableció un poder o hegemonía sin precedentes; o en general demostró una enorme destreza para la criminalidad o la corrupción.

La lucha de Barbecue por consolidar su control criminal

El anuncio se extendió inicialmente por las redes sociales a principios de junio de 2020. Vestido con un traje azul pálido y corbata a rayas, Chérizier anunciaba que nueve líderes de pandillas que operan en la capital se habían unido para conformar lo que él denominó el “G9 an Fanmi” (G9 y Familia), una coalición de varias pandillas armadas.

En teoría, dicha alianza consolidó el poder de las pandillas de Puerto Príncipe, con la ayuda de conexiones políticas con la administración de Moïse. En mayo de 2020, justo antes de que se concretara la alianza, funcionarios del gobierno supuestamente le pagaron al líder de una pandilla en un bastión de la oposición para que cambiara de bando y se vinculara a la federación de Chérizier.

Ese mismo mes, en un intento por aumentar su control territorial, las pandillas aliadas habrían llevado a cabo una serie de ataques selectivos que causaron la muerte de decenas de personas. Según informes de grupos de derechos humanos del país, la policía no intervino en estos ataques, lo que permite suponer que el G9 también tenía vínculos con los niveles más altos de la Policía Nacional de Haití (PNH).

A pesar del apoyo aparentemente tácito que le estaba dando al G9, en los meses posteriores el gobierno buscó retomar el control, sofocar las contiendas y deshacer las alianzas previas.

“Nunca fue una alianza muy fuerte”, afirma Eric Calpas, investigador de pandillas con amplia experiencia en Haití. “El G9 está compuesto por muchos grupos que antes eran enemigos, pero que se vincularon al G9 convencidos de que su unión les permitiría tener acceso a fondos ilimitados del gobierno”.

La vulnerabilidad de la alianza era evidente. Solo un mes después de su conformación, un bebé de ocho meses murió durante enfrentamientos entre el G9 y uno de los cabecillas de una pandilla rival en el distrito Cité Soleil de la capital. Más adelante, en el mismo distrito, Gabriel Jean Pierre, alias “Ti Gabriel”, creó otra alianza de pandillas, conocida como Gpèp, que se puso del lado de la oposición política y se convirtió en un feroz enemigo de Chérizier y el G9, pues su alianza empezó a disputar el control de Cité Soleil.

Pero el Gpèp no es el único grupo criminal que rivaliza con el G9. El grupo 400 Mawozo se ha convertido en una de las pandillas de más rápido crecimiento en Haití, ejerciendo el control en Croix-des-Bouquets, en las afueras de Puerto Príncipe, en la frontera con República Dominicana. La pandilla se ha dado a conocer por recurrir a los secuestros selectivos, como el de varios miembros del clero y 17 ciudadanos de Estados Unidos y Canadá en 2021.

A la vez que el G9 se esforzaba por repeler los ataques desde fuera, las divisiones internas también carcomían la frágil alianza. En efecto, a mediados de 2021, la pandilla Grand Ravine lanzó un ataque en el barrio Martissant contra sus antiguos aliados de la pandilla Ti Bwa, cuyos dos líderes habían sido aliados del G9.

Casi al mismo tiempo, los lazos de Chérizier con la oficialidad parecían estarse rompiendo. En otro mensaje de video, el pandillero convocaba a una revolución contra la oposición y el Partido Tèt Kale (Parti Haïtien Tèt Kale – PHTK), del que Moïse hacía parte.

“Vemos que el país ha sido rehén de un pequeño grupo durante más de 40 años. Este grupo distribuyó armas en los barrios populares y nos incita a luchar […] en beneficio de sus intereses”, afirmaba en el video.

Chérizier invitaba a “los pobres, a los considerados bandidos, a los oprimidos”, a que se unieran al G9 y se vincularan a su lucha porque este “sistema de explotación y desigualdades ha llegado a sus límites”.

Apenas dos semanas después de esta proclama, Moïse fue asesinado en su habitación, donde lo acribillaron y le arrancaron un globo ocular. No hay evidencia que indique que Chérizier o el G9 tuvieron algo que ver con el asesinato: fue una operación muy sofisticada. Moïse se había granjeado bastantes enemigos desde que ganó las elecciones de 2016 y se aferró al poder.

Tras la muerte de Moïse, sin embargo, el G9 —y Chérizier en particular— entraron en una nueva época.

Un nuevo orden

El asesinato de Moïse representó un momento decisivo para Chérizier y su carrera criminal. A pesar de que perdió a quien alguna vez fue su aliado político más importante, utilizó el vacío de poder a su favor, rompiendo el pacto implícito entre las élites políticas y las pandillas del país y desafiando la estructura vertical.

“Si Moïse todavía estuviera en el poder, el G9 sería mucho más fuerte de lo que es actualmente”, dijo Calpas, el experto en pandillas, en comunicación con InSight Crime. “[Moïse] fue un elemento clave en el ascenso del G9 como un actor armado importante en la arena política”.

Pero incluso en ausencia de Moïse, Chérizier continuó haciendo alarde del poder del que todavía disfrutaba. A mediados de octubre, durante una ceremonia en honor de Jean Jacques Dessalines, líder revolucionario asesinado, fue Chérizier, y no el primer ministro en funciones, Ariel Henry, quien depositó una ofrenda floral en Pont-Rouge para conmemorar el aniversario de la muerte de Dessalines.

Rodeado de simpatizantes con camisetas blancas que tenían estampadas la cara de Moïse y la leyenda “Justicia para Jovenel”, Chérizier llevaba además un retrato enmarcado del presidente fallecido. Henry había intentado presidir el acto, pero un grupo de pandilleros armados aliados con Chérizier y el G9 abrieron fuego contra su equipo de seguridad y lo alejaron del evento.

La alianza G9 y otras pandillas armadas de Puerto Príncipe hicieron otras demostraciones de poder. Los secuestros aumentaron, los camiones cargados de ayudas para los afectados por un terremoto en el mes de agosto fueron saqueados, y el paso para la provisión de combustible y agua para los hospitales fue bloqueado durante semanas.

“Las áreas bajo control del G9 están bloqueadas por una sola razón: exigimos la renuncia de Ariel Henry”, dijo Chérizier en una entrevista radial en el mes octubre. “Si [Henry] renuncia a las 8 de la mañana, a las 8:05 desbloquearemos la carretera y todos los camiones podrán pasar para abastecerse de combustible”.

Esta capacidad de inspirar terror y bloquear el suministro de bienes esenciales parecía ser parte de un amplio plan de Chérizier para influir en la política del país. Pidió además a las Naciones Unidas y al gobierno de Estados Unidos que rompieran lazos con la administración actual —algo que muchos otros haitianos y organizaciones de la sociedad civil del país también han pedido—. Luego convocó a una tregua temporal entre las pandillas para permitir el flujo de combustible, a pesar de que Henry continúa siendo el primer ministro.

Si bien las pandillas acumularon un gran poder gracias a las conexiones políticas que lograron obtener, Chérizier demostró que podía seguir siendo igual de poderoso sin ellas —o recurriendo menos a ellas—, a la vez que seguía influyendo en la dinámica política, económica y de seguridad del país.

Sin embargo, detrás del poder público de Chérizier, el panorama criminal de Haití también estaba comenzando a reorganizarse. Los pandilleros aliados con el G9 lucharon, buscaron nuevas alianzas y fueron tras sus enemigos en pandillas rivales como la Gpèp.

En el centro de la ciudad de Puerto Príncipe, algunos miembros de la alianza G9 se enfrentaron entre sí para controlar los abundantes mercados al aire libre de la capital, que mueven una gran cantidad de bienes y dinero y suelen ser víctimas de las extorsiones de las pandillas.

A pesar de los conflictos entre las pandillas, todas tienen el interés común de establecer relaciones con la administración que esté en el poder. Este contacto les permite tener acceso a dinero, impunidad y armas, y les ofrece la posibilidad de moverse por Puerto Príncipe sin ser arrestadas por la policía.

Barbecue, ¿un poder electoral tras bastidores?

Mucho antes de que Moïse llegara al poder, los políticos de Haití habían intentado incorporar a las pandillas del país a su estrategia, con el fin de obtener mayor apoyo electoral y, en última instancia, asegurar la victoria en las elecciones legislativas y presidenciales. Moïse continuó con esa estrategia y, con la creación del G9, la llevó hasta el punto en el que se encuentra actualmente.

No hay duda de que Chérizier es el líder pandillero más poderoso de Haití hoy en día. Por ello es probable que influya en las próximas elecciones, ya que la alianza G9 le permite el control de un amplio territorio, donde se encuentra el mayor número de centros de votación del país.

“[Las] pandillas están a punto de [convertirse] en un proto-Estado. Dado que tienen el control de un promedio del 60 por ciento del territorio y poseen armas modernas y mucho dinero, se están fortaleciendo y tratan de que la población vulnerable se una a su ‘causa’”, se lee en un informe publicado en octubre por el Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos de Haití (Centre d’Analyse et de Recherche en Droits de l’Homme, CARDH).

Casi con seguridad, los candidatos necesitarán contar con el apoyo de Chérizier y del G9 para ser elegidos, lo que le dará a este un nivel de poder sin precedentes. Calpas señala que, para las elecciones de 2022, el papel de las pandillas dependerá de dos cosas: que la policía pueda responder adecuadamente al riesgo que ellas representan, y que el gobierno decida adelantar elecciones en el contexto actual del amplio control territorial de las pandillas.

“Todos los grupos armados se posicionan en términos de control del territorio”, afirma Calpas. “El G9 y el Gpèp tienen el mayor control territorial, y si las cosas continúan así, [Chérizier] tendrá influencia en las próximas elecciones”.

Chérizier se posicionó como una poderosa figura criminal con gran influencia, sobre todo debido a sus conexiones políticas, y expandió aún más dicha influencia tras el asesinato de Moïse. Tal como están las cosas, independiente de quién se encuentre en el poder en el futuro, Chérizier prácticamente se ha garantizado un asiento en la mesa de negociaciones.

Esta capacidad de hacerse indispensable en medio del caos y la adversidad lo convierte en el Ganador Criminal de InSight Crime en 2021.

* Un Ganador Criminal es una organización o persona que obtuvo grandes avances en sus objetivos criminales a pesar de grandes adversidades o contra todo pronóstico; logró cambios en el hampa gracias a alguna acción ingeniosa, o mediante alguna alianza u otros medios; estableció un poder o hegemonía sin precedentes; o en general demostró una enorme destreza para la criminalidad o la corrupción.