Las milicias de Brasil están ofreciendo servicios ilegales de televisión a millones de hogares, a solo una fracción del precio de las aplicaciones de transmisión legales —un ejemplo más de cómo estos grupos ganan una fortuna subvirtiendo los mercados legítimos—.

Con el refuerzo de los operativos de la policía contra grupos milicianos, se han decomisado cantidades asombrosas de equipos relacionados con gatonet (una red clandestina de televisión por suscripción). En 2020, se decomisaron más de un millón de elementos, en su mayoría cajas con convertidores de señal para televisores, con un valor de reventa de alrededor de mil millones de reales (US$200 millones), como informó Globo. Y en un solo operativo en abril pasado se incautaron 120.000 adaptadores para televisión.

Gatonet trabaja de diferentes formas. La más común es la compra de un adaptador para el televisor, que ofrece acceso ilegal a cientos de canales, además de Netflix, Amazon y otros servicios de cable por suscripción. Pero el mercado está evolucionando, y la gente que ya tiene un televisor inteligente puede suscribirse mediante una aplicación.

Y esto se está volviendo cada vez más común. Popularizado inicialmente en las favelas de Río de Janeiro, al norte de Brasil, gatonet se ha difundido de la mano de la influencia de las milicias. Se ha popularizado en barrios de más altos ingresos de la ciudad e incluso en otros lugares del territorio brasileño.

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A finales de 2019, una firma de ciberseguridad estimó que 4,5 millones de hogares en Brasil usaban gatonet, pero es probable que esta cifra sea mucho mayor ahora.

La publicidad para gatonet se deja discretamente en los buzones de correo o se desliza por debajo de las puertas. Un panfleto promovía acceso a todos los canales de televisión existentes en Río, además de servicios de streaming por demanda por no más de 30 reales o US$5,75 al mes, una tarifa muy inferior a la de las empresas legales.

Las conexiones de gatonet generan cuantiosas ganancias para las milicias, y devastadoras pérdidas para la industria de medios de información y entretenimiento. Según la Asociación Brasileña de Televisión por Suscripción (Associação Brasileira de Televisão por Assinatura, ABTA), los 4,5 millones de núcleos familiares que usaban gatonet representaron pérdidas de más de US$1.500 millones para las compañías de telecomunicaciones, sin hablar de las grandes pérdidas en ingresos tributarios para el gobierno.

Análisis de InSight Crime

Mediante bienes raíces y servicios como electricidad, gas o agua, las milicias se han convertido en proveedores cruciales, aunque ilegales, de servicios básicos para millones de residentes de Río de Janeiro.

La forma de control de las milicias en los barrios es muy diferente a la de las pandillas narcotraficantes tradicionales. Además de las economías ilícitas tradicionales, como la extorsión, su forma de gobernanza criminal se basa principalmente en la penetración de mercados legales y su cooptación para hacerse a fuentes de ingresos constantes y a canales convenientes para el lavado de dinero.

Gatonet es apenas la punta del iceberg. En abril de 2019, después del colapso de dos edificios residenciales en el sector de Muzema, en Río, la policía descubrió que los edificios se habían construido de manera ilegal. Una investigación posterior reveló que una de las milicias más conocidas de Río, la Oficina del Crimen (Escritório do Crime), había financiado la construcción de varios de esos edificios, y había vendido ilegalmente los apartamentos por miles de dólares.

En abril de 2018, se descubrió que las milicias estaban construyendo ilegalmente bloques de apartamentos «de lujo» de hasta 10 pisos de altura al oeste de Río de Janeiro, en un sector que cubría zonas de reserva ambiental.

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Estas construcciones ilegales lucen legítimas en apariencia, pero no hay registro de ellas en los archivos catastrales de la ciudad. Los dueños de esas construcciones no pagan ni agua ni electricidad, pues simplemente las roban de la infraestructura existente y luego las venden a sus “inquilinos”.

De igual manera, la policía ha hallado bodegas llenas de contenedores de gasolina y tuberías mediante las que se roba crudo de los oleoductos de Petrobras, todo bajo el control de las milicias.

Un importante estudio de octubre de 2020, realizado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística, IBGE), concluyó que las áreas controladas por milicias constituían una tercera parte de los lugares de habitación de la población de Río, lo que excede con mucho el control de sus rivales dedicados al narcotráfico.