Tres altos mandos retirados del Ejército colombiano han sido acusados de pertenecer a una red criminal que prestaba servicios a Los Urabeños en el Pacífico colombiano, agregando un capítulo más a la larga historia de cooperación entre el crimen organizado y los militares en Colombia.
Según una investigación de 663 páginas de la Fiscalía General, el general retirado (r) Leonardo Alfonso Barrero Gordillo habría conspirado con el acusado traficante Juan Larinson Castro, alias «Matamba», líder de una estructura de Los Urabeños conocida como Cordillera Sur, informó Blu Radio. Barrero Gordillo, un veterano de 38 años y comandante de las fuerzas armadas de Colombia desde agosto de 2013 hasta febrero de 2014, no ha sido acusado formalmente y ha negado las acusaciones.
La investigación también menciona a los coroneles (r) del Ejército Harry Leonardo Gómez Tabares, alias “Júpiter”, y Robinson Javier González del Río, alias “Coro” o “Comando”. Ambos hombres fueron arrestados a principios de febrero y enfrentan cargos que incluyen conspiración criminal.
Los militares habrían entregado información de inteligencia militar a Matamba -quien fue capturado en mayo del año pasado-, quien controló la producción y el tráfico de cocaína en cuatro municipios de Nariño, un departamento a lo largo de la costa del Pacífico del sur de Colombia. Los fiscales dicen que Matamba contó con personal militar retirado y activo que le proporcionaron un «monopolio criminal» en la región. Esto incluyó la realización de operaciones contra otro grupo delictivo en la zona controlada por alias «Sábalo».
Matamba también recibió inteligencia militar y la ubicación de las tropas. También se utilizó personal militar en la compra y transporte de cocaína, según la investigación.
Barrero Gordillo fue nombrado 74 veces en la investigación, en la que también fue referido como «El Padrino», o «el Padrino». Un juez de Pasto había aprobado previamente una orden de arresto en su contra, pero los fiscales pidieron más tarde que se revocara sobre la base de pruebas insuficientes.
VEA TAMBIÉN: Tras la caída de Otoniel, ¿se puede hablar del fin de Los Urabeños en Colombia?
No es la primera vez que los acusados enfrentan la justicia. Tanto Barrero como González del Río habían sido señalados años antes por su participación en ejecuciones extrajudiciales
González del Río fue condenado por su participación en dos casos de falsos positivos, y en su acta de sometimiento a la Justicia Especial para la Paz -con la cual recobró su libertad-, el militar aceptó su participación en al menos 26 casos más. Barrero Gordillo, por su parte, rindió versión voluntaria ante la sala de reconocimiento de la JEP por al menos 220 casos de falsos positivos que ocurrieron bajo su mando.
Análisis de InSight Crime
El ejército de Colombia tiene una larga y oscura historia de colusión con los traficantes, que se remonta a su apoyo a los ejércitos paramilitares que se alimentaron a través del tráfico de cocaína.
Uno de los primeros casos en revelar vínculos de drogas que alcanzaron el más alto nivel de las fuerzas de seguridad de Colombia fue el de Mauricio Santoyo, un general de policía que se declaró culpable de tener vínculos con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el antiguo ejército paramilitar del país y uno de los grupos de narcotráfico más grandes del mundo. Santoyo fue acusado de recibir millones en sobornos de drogas de las AUC y del sindicato criminal con sede en Medellín, la Oficina de Envigado, entre 2000 y 2008.
En 2012, el exjefe de inteligencia del Ejército de Colombia, Pauselino Latorre, fue condenado a 13 años de prisión por sus nexos con Carlos Aguirre Babativa, alias «El Señor», quien fue extraditado a Estados Unidos por cargos de drogas.
Documentos de contrainteligencia del Ejército en el departamento Guajira, publicados por Caracol en 2021, dieron cuenta de la relación entre dos generales y dos tenientes coroneles con un clan familiar de apellido Barros, que sería aliado de Los Urabeños. Según los documentos, los militares habían dado órdenes para permitir que el grupo continuara con sus actividades criminales.
Documentos de la JEP también dejan clara la relación de los militares con el antiguo líder del Ejército Popular de Liberación (EPL), Víctor Ramón Navarro Cervano alias “Megateo”, quien fue abatido en 2015. En una declaración ante la justicia transicional, el coronel (r) Santiago Herrera afirmó que llevó a cabo la operación contra Megateo bajo su propio riesgo, pues “tenía comprado a todo el mundo”.
Adicionalmente, en 2019, el entonces jefe del Estado Mayor del Comando de Reclutamiento y Control de Reservas, Elkin Alfonso Argote Hidalgo, fue destituido luego de ser capturado junto con Miguel Antonio Bastidas alias “Gárgola”, jefe del grupo posdesmovilizaicón de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) “La Constru”.
VEA TAMBIÉN: Aliados en el poder, la explicación del ascenso de ‘La Constru’ en Colombia
En otros casos, la presión por obtener resultados contra los grupos ilegales lleva a los militares a forjar macabras alianzas, reviviendo el fantasma del paramilitarismo en el país.
En enero de este año el comandante Sexta División, el general Jorge Hernando Herrera Díaz, fue relevado de su puesto luego de denuncias de su alianza con un grupo narcotraficante para combatir a las disidencias en el Cauca, afirmando que “así era la guerra”.