Revelaciones de que las armas entregadas por las Maras no funcionan, junto con el aumento de las tasas de homicidios, están poniendo en tela de juicio la validez de la tregua entre las dos principales pandillas de El Salvador.
El análisis de alrededor de 500 armas entregadas por las Maras desde junio de 2012, llevado a cabo por las autoridades salvadoreñas y estadounidenses, reveló que la gran mayoría no estaban en condiciones de funcionamiento. La entrega de las armas fue aclamada en su momento como prueba de la importancia y seriedad de la tregua, acordada entre la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18 en marzo de 2012.
La noticia coincide con los informes de los 69 homicidios cometidos en sólo seis días. Estos homicidios, llevados a cabo entre el primero y el seis de agosto, marca un aumento de 24 homicidios, en comparación con el mismo período del año pasado. La policía ha vinculado 29 de los 69 asesinatos a la violencia pandillera.
Análisis de InSight Crime
Esta revelación de que las armas entregadas eran inútiles, pone en duda el compromiso de las pandillas, las cuales las entregaron como un gesto de “buena fe”. Tal vez no sea sorprendente. El mismo fenómeno se registró en Colombia, cuando las Autodefensa Unidas de Colombia (AUC) entregaron un gran número de armas obsoletas como parte del proceso de paz con el gobierno.
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El aumento de los homicidios -que también se dispararon dramáticamente hasta cierto punto en mayo y junio– es más preocupante. Tras el anuncio de la tregua del año pasado, los homicidios cayeron un 40 por ciento durante el 2012. Este marcado descenso dio a la tregua una inmensa credibilidad y dio lugar a un mayor apoyo. Esa credibilidad ahora está comenzando a evaporarse, junto con gran parte de la ayuda.
Lo que el aumento de los homicidios podría revelar es que el control de los líderes mareros, la mayoría de los cuales están en la cárcel donde se negoció la tregua, está empezando a ceder. La estructura de ambas pandillas ha estado tradicionalmente fragmentada, con cada una de las diferentes “clicas” en el terreno disfrutando de una autonomía significativa. Uno de los aspectos más sorprendentes de la tregua en sus primeros días fue la disciplina que las dos estructuras mostraron en el respeto de las decisiones de los líderes y poner fin, al menos temporalmente, a las disputas sangrientas y de larga data.