El asesinato estilo ejecución del empleado de una universidad pública en México ha arrojado luz sobre cómo el célebre cartel de los Zetas extorsiona al personal y a los estudiantes, lo que indica la disposición del grupo para llegar a extremos en su búsqueda de nuevas fuentes de ingresos.
Según Proceso, Gregorio Serna recibió un disparo en la cabeza a las 6 de la mañana en la Facultad de Comercio de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), un estado asolado por la violencia en el noreste de México. Proceso lo describe como un “agente ministerial” e intendente de la universidad, mientras que fuentes informales indican que era un guardia de seguridad.
Una fuente anónima dijo al diario que Serna pudo haber sido asesinado porque se negó a involucrarse con un grupo criminal que controla varios departamentos académicos de la universidad. Tweets enviados después del tiroteo incluso afirmaron que algunos miembros de la facultad de la universidad tenían vínculos con los Zetas (ver abajo).
#SDRCdVictoria “uno de los enlaces entre los Z y la UAT es el Lic. Héctor Villanueva conocido como el “Teto” (cont) https://t.co/jUq7e3MPc5
— ValorxTamaulipas (@ValorTamaulipas) April 2, 2014
Reportes de vínculos entre esta facultad de la UAT y el crimen organizado han circulado por muchos años, recientemente se informó que el cartel de los Zetas vende drogas y obliga a la facultad y al personal a comprar boletos de rifas falsos dentro del campus universitario. Los miembros del cartel también se han tomado el control de varios negocios dentro de la universidad y presuntamente obligan a los profesores a pagar cuotas de extorsión para poder trabajar.
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La organización de los Zetas también es conocida por controlar hoteles, casinos, carnicerías y otros negocios en Tamaulipas, por extorsionar a todo tipo de tiendas, y para mover una enorme cantidad de contrabando, incluyendo gasolina, cerveza e incluso pollo.
Análisis de InSight Crime
En los últimos años, los Zetas han visto caer a una serie de sus líderes de alto rango, y la organización en si se ha dividido en varias facciones. A falta de un liderazgo fuerte, y habiendo perdido algunos ingresos por el tráfico internacional de drogas, los Zetas no son el mismo cartel unido que una vez fueron, pero todavía están fuertemente armados y en busca de formas alternativas de conseguir dinero.
Aunque los Zetas han extorsionado por mucho tiempo en su bastión Tamaulupias, demostrando su capacidad con incesantes amenazas a los periodistas, su involucramiento en la UAT destaca la gran extensión de su infiltración en la vida cotidiana. Su amplia gama de intereses comerciales en el estado es un signo más del alcance de la diversificación de sus operaciones.
Que esta estrategia sea sostenibles o no, está por verse, pero los Zetas están dejando claro que no tienen límites: pueden estar debilitados, pero están dispuestos a participar en casi cualquier actividad ilícita que los haga ganar dinero, y a matar a cualquiera que se interponga en su camino.