Los ataques contra los oleoductos de Colombia, por parte de los guerrilleros de izquierda, se han más que quintuplicado desde el 2010 y están por encima de los registrados en 2012, en medio de unos lentos diálogos de paz.

Según la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), desde el 30 de noviembre de este año, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) –los dos grupos guerrilleros más grandes de Colombia- han llevado acabo 163 ataques contra los oleoductos a lo largo del país, informó El Espectador.

Los ataques provocaron una pérdida estimada de 30.000 barriles de crudo al día, según ACP, y están por encima de los 151 ataques registrados en 2012, los 84 en 2011 y los 31 en 2010.

Pese a lo anterior, el presidente de la ACP, Alejandro Martínez Villegas, afirmó que el 2013 ha sido un “buen año” debido a un incremento del siete por ciento en la producción del crudo, en comparación con el 2012, llevando la producción total de petróleo del país a más de un millón de barriles al día.

Además de atacar la infraestructura petrolera, las FARC han causado estragos recientemente al atacar suministros eléctricos, cortandole la energía a más de 300.000 personas en el departamento de Nariño, al suroeste del país. El 11 de diciembre, los guerrilleros declararon que podría haber un incremento en los ataques antes de un cese al fuego temporal, programado para el 15 de diciembre.

Análisis de InSight Crime

El ataque contra la infraestructura clave ha sido durante mucho tiempo una táctica utilizada por las guerrillas de Colombia, especialmente en la última década, desde que la ayuda financiera de Estados Unidos y la disminución en la cantidad de guerrilleros redujeron la capacidad de las FARC para combatir de forma convencional a las fuerzas de seguridad. Los oleoductos son un objetivo particularmente atractivo por sus grandes dimensiones, porque son difíciles de proteger, y porque los ataques ocasionan daños económicos significativos, tanto para los recursos del Estado como para la inversión extranjera directa.

Los ataques pueden ser vistos de diferentes maneras. Primero, el aumento en los ataques puede ser visto como la representación de un incremento en la capacidad de las FARC. Segundo, dado el aumento en los ataques desde el 2012 –cuando comenzó el proceso de paz entre las FARC y el gobierno en La Habana, Cuba- los ataques también podrían representar una muestra de fuerza, que busca mantener el poder en la mesa de negociación.

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Hasta ahora, las dos partes han llegado a acuerdos en dos de los seis temas de la agenda, logrando un acuerdo el mes pasado sobre el sensible tema de la participación política de las FARC. Las negociaciones ahora han girado hacia el cuarto punto, el narcotráfico, después de que las partes acordaran posponer los diálogos sobre el problemático asunto de la justicia transicional.

El cese al fuego unilateral anunciado por las FARC sería el segundo desde que comenzaron los diálogos. Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manual Santos, ha rechazado consistentemente la consideración de un cese al fuego hasta que se completen las negociaciones y el acuerdo de paz haya sido firmado.

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