Una provincia al noreste de Argentina se está quedando sin espacio en sus cárceles luego de una multitud de arrestos por tráfico de marihuana, una situación que ilustra el incesante crecimiento de ese país suramericano como centro de tránsito y mercado local de drogas.

Jueces federales en la provincia de Misiones en Argentina han advertido que sus cárceles y la prisión federal están al tope de su capacidad, lo que las obliga a alojar a sus detenidos en estaciones de policía y cuarteles de la Gendarmería. También hay más retrasos en los procesos penales debido a la falta de espacio en las prisiones, informó Clarín el 11 de febrero.

Las complicaciones surgen del boom del tráfico de marihuana en Misiones. Las autoridades provinciales decomisaron 126 toneladas de marihuana en 2018, casi 70 por ciento del total de drogas incautadas en todo el país en 2017, según otra nota de Clarín.

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Solo en el municipio de Puerto Libertad en Misiones, la Prefectura Naval Argentina retuvo 34 toneladas de marihuana en el primer semestre de 2018, 221 por ciento más que en igual periodo de 2017.

En todo el país, las autoridades contaron 87 capturas por narcotráfico cada 24 horas, muchas de las cuales se realizaron en la zona, según Clarín.

Misiones está ubicada en la llamada región “Trifronteriza” —un punto candente para el contrabando de drogas y la actividad criminal, en la confluencia de Paraguay, Brasil y Argentina. La ubicación de Misiones sobre el río Paraná, que llega a la capital de Buenos Aires y al océano Atlántico, también la convierte en un punto clave para el transporte de cargamentos de marihuana desde el vecino Paraguay, el mayor productor de marihuana de Suramérica.

Análisis de InSight Crime

El agobio del sistema penitenciario en Misiones muestra cómo esta provincia trifronteriza se ha convertido en un punto estratégico para los traficantes de marihuana que buscan llegar a los grandes centros urbanos del país, en Buenos Aires y Rosario, que también son puntos de trasbordo claves.

La provincia de Corrientes —al sur de Misiones y apuntalada en tres lados por Paraguay, Brasil y Uruguay— también ha visto un repunte del tráfico de marihuana.

En efecto, en marzo de 2017, las autoridades arrestaron al alcalde, al vicealcalde y al jefe de policía en la ciudad de Itatí, al norte de la provincia, sobre el río Paraná, en un masivo operativo de seguridad. El alcalde y el vicealcalde presuntamente se habrían confabulado con un capo local y tenían bajo su responsabilidad “coordinar parte del plan para transportar narcóticos e intervenir a favor de miembros de la agrupación para garantizar su impunidad”. Un miembro formal de la Prefectura Naval de Argentina también cayó bajo arresto recientemente en conexión con un cargamento de 10 toneladas de marihuana en la ciudad de Ituzaingó, noreste de Corrientes.

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La dinámica local en Misiones y Corrientes —que albergan cuatro de los cinco puntos de gran actividad para el tráfico de marihuana— ilustran los desafíos que enfrentan las instituciones locales para responder al tráfico de cannabis en el país. La industria también parece tener atractivo para uno de los grupos más poderosos en el crimen organizado en Suramérica, el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital —PCC—) de Brasil.

En julio de 2018, fuerzas de la policía en Misiones frustraron un intento de presuntos miembros del PCC para liberar a un compañero de una de las cárceles de la provincia. El PCC adelanta una agresiva expansión de sus operaciones en toda la región. Con los problemas que ya enfrentan las autoridades argentinas para combatir el tráfico de marihuana, la suma del PCC a la ecuación podría agobiar aún más las instituciones de seguridad del estado.

*Este artículo se redactó con ayuda del investigador de InSight Crime Tristan Clavel.