Un repunte del abigeato de reses y caballos azota a los ganaderos a lo largo de la frontera entre Brasil y Uruguay, pero una nueva división especializada dedicada a combatir este delito puede estar mostrando buenos resultados.

El caso más reciente se conoció en diciembre, cuando un destacamento de seguridad rural en el departamento de Artigas, al norte de Uruguay, en la frontera con Brasil, recibió información de que se estaban realizando ventas ilegales en una subasta equina, según un pronunciamiento del Ministerio del Interior. Las autoridades que investigaban un lote de 35 caballos hallaron que 10 de ellos habían sido vueltos a herrar para ocultar que habían sido introducidos desde Brasil por el río Cuareim.

El operativo ocurrió varios meses después de que la policía brasileña desmantó una red de abigeato de reses y caballos en el estado de Rio Grande do Sul, en la frontera uruguaya. En la redada de agosto, resultaron detenidas siete personas y se recuperaron 731 reses y 80 ovejas, en lo que se considera una de las operaciones más grandes que se han logrado en años contra el abigeato en la región, según información de Hora del Campo.

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El abigeato ha surgido como un tema de política importante en Uruguay luego de un incremento de las denuncias por robo de ganado. Entre marzo y agosto de 2020, las autoridades registraron 1.200 denuncias de abigeato, 17 por ciento más que en el mismo periodo de 2019, según cifras del Ministerio del Interior.

En 2019, se registraron un total de 2.075 denuncias, 16 por ciento por encima de las 1.789 contabilizadas en 2018, según El Observador.

Para combatir este delito, Uruguay creó una división especial con fuerte énfasis en el abigeato. Tras la creación de la Dirección Nacional de Seguridad Rural (DNSR) a mediados de agosto, se registraron 472 quejas entre septiembre y noviembre del año que pasó.

Análisis de InSight Crime

Como el octavo mayor exportador mundial de carne de res en 2020, Uruguay ha enfrentado una larga y costosa lucha contra el abigeato, pero en muchas ocasiones las autoridades han parecido considerar este un delito de segunda categoría. Sin embargo, las recientes medidas indican un cambio en esa postura.

Aparte de la creación de la DNSR, se han propuesto otras iniciativas tecnológicas, legislativas y de seguridad para combatir el robo de ganado, que van desde el uso de drones para vigilar zonas vulnerables durante la noche y la reintroducción del uso generalizado de hierros para marcar el ganado. El herraje es mucho más difícil de retirar u ocultar que las etiquetas electrónicas en las orejas.

Ese cambio de actitud hacia el abigeato también pudo observarse en las palabras del presidente Luis Lacalle Pou en la inauguración de la DNSR, cuando declaró que esta atacaría la “industria organizada” del abigeato.

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La nueva DNSR seguramente se concentrará en las regiones del norte, como Artigas y Salto, que están en contacto con Brasil y Argentina. El departamento de Rocha, al sureste, que limita con Brasil, también pued ser una zona de interés. En Rocha, bandas de contrabandistas brasileños han colaborado con sus homólogos uruguayos para transportar animales uruguayos hacia Brasil y viceversa, bien sea para lograr mayores precios o para complicar la recuperación.

El robo y el contrabando de ganado a gran escala requieren por lo general de varias rutas de transporte y distribuidores preparados. También se ha descubierto que grupos criminales implicados en abigeato tienen cultivos ilegales de marihuana y poseen armas de fuego sin licencia.

La DNSR puede tratar de colaborar con sus homólogos brasileños, las Delegaciones de Policía Especializadas para el Combate de Delitos Rurales y Abigeato (Delegacias de Polícia Especializadas na Repressão aos Crimes Rurais e de Abigeato,  DECRAB). Esa fuerza se creó en 2018 y ha mostrado buenos resultados en el combate al abigeato en aumento en el suroeste brasileño.