Una investigación sobre la trata de trabajadores chinos hacia Brasil ha aportado evidencias de que las autoridades de inmigración brasileñas estaban implicadas en el asunto, lo que da cuenta del papel clave de la corrupción oficial en facilitar las redes de trata de personas.
Documentos judiciales obtenidos por Estadao señalan que la fiscalía cree que funcionarios de inmigración corruptos facilitaron el funcionamiento de una red de trata de personas entre China y Brasil.
Los documentos señalan que aparentemente los funcionarios de inmigración del aeropuerto internacional de Río de Janeiro cobraban unos US$12.000 por cada persona que dejaban pasar por inmigración para luego dejarla en manos de los traficantes. Los funcionarios del aeropuerto borraban los rastros de los migrantes confiscando sus pasaportes o arrancando de estos la página que contiene el sello de entrada, el cual puede utilizarse para identificar al agente de inmigración de turno ese día.
Una vez pasaban por inmigración, los ciudadanos chinos eran explotados para trabajar en varias panaderías, supuestamente para pagar los costos de llevarlos al país.
En los últimos meses se han dado a conocer otros esquemas similares. Noticias UOL informó que los fiscales han liberado a varios trabajadores de panaderías, los cuales habían sido llevados a Brasil con la promesa de un sueldo mensual de US$570 más hospedaje y alimentación gratuitos. Pero cuando llegaban, los pasaportes de los trabajadores eran confiscados y les decían que tenían que trabajar para pagar sus deudas, en condiciones que los fiscales describen como “de esclavitud”.
Análisis de InSight Crime
La trata de personas y el trabajo forzado se han vuelto comunes en Brasil, donde se presentan esquemas de servidumbre mediante los cuales se engaña a trabajadores tanto nacionales como extranjeros. Según estimaciones recientes, unas 40.000 personas trabajan en condiciones de esclavitud en sectores como la industria, la minería, la agricultura y la explotación forestal.
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Las autoridades han descubierto evidencia de varios países donde se ofrece mano de obra esclava, incluyendo vecinos como Perú y países más lejanos como Bangladesh. No es de sorprender entonces que las redes chinas de trata de personas también estén presentes en Brasil, pues en otras oportunidades se ha demostrado que ya operan en países vecinos como Uruguay y Argentina.
Como se observa en el caso de Brasil, la corrupción oficial es un componente importante de la redes de tráfico humano. En particular, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) ha identificado la corrupción como uno de los principales obstáculos para la implementación eficaz de políticas para enfrentar la trata de personas.