Las empresas mineras de México que son extorsionadas por grupos criminales, aparentemente están pagando a las fuerzas de autodefensas de Michoacán a cambio de protección, un desarrollo que coloca a los grupos en un camino inquietantemente similar al adoptado por los grupos paramilitares que aterrorizaron a Colombia.

Un líder de las autodefensas conocido como “El Americano”, dijo que las empresas mineras presentes en Tepalcatepec y Buenavista, en Michoacán, le están pagando a las autodefensas entre US$3 y US$5 por tonelada de minerales para que los protejan de la extorsión por parte de la organización criminal los Caballeros Templarios, informó Imagen del Golfo.

Los Caballeros han sido un actor importante en la extorsión del sector minero del estado, el cual produce alrededor del 25 por ciento del hierro de México. En junio pasado, se reveló que la empresa Minera del Norte estaba pagándole a los Caballeros Templarios US$2 por tonelada de minerales que extraía semanalmente en la región.

Los grupos de autodefensa de Michoacán también parecen estar volviéndose más sofisticados. Según un informe de El Universal, han desarrollado una estructura cuasi-militar con una jerarquía de mando y hasta contadores, y han reclutado a una célula de los antiguos sicarios de los Caballeros Templarios para dirigir sus ataques.

Las milicias están ahora armadas con más de 16.000 armas -muchas de ellas son armas de fuego de alto calibre como AK’s-47- según Animal Político. En virtud de un acuerdo de legalización, firmado recientemente con el gobierno, las autodefensas deben registrar sus armas, y sólo se permiten dos por persona bajo las nuevos Cuerpos de Defensa Rurales. Sin embargo, solo unas 800 armas han sido registradas hasta la fecha.

Los milicianos dijeron que se apoderaron de algunas de las armas de los Caballeros Templarios, mientras que otras fueron compradas en el mercado negro. Negaron las afirmaciones de que habían comprado armas a los carteles de droga rivales.

Análisis de InSight Crime

Uno de los principales temores en torno a la legalización de los grupos de autodefensas de Michoacán es que podrían convertirse en fuerzas paramilitares mortales semejantes a las observadas previamente en Colombia, Guatemala y Perú.

Aunque las milicias todavía se encuentran a cierta distancia para llegar a este punto, el hecho de que las empresas mineras estén ayudando a financiar a estos grupos hace recordar, de forma preocupante, a los paramilitares de Colombia. Una de las fuerzas impulsoras detrás de la formación y el crecimiento de los grupos colombianos fue el cansancio de las empresas de ser extorsionadas a manos de los grupos guerrilleros de izquierda del país, las cuales estaban dispuestas a financiar a los paramilitares a cambio de protección.

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En cuestión de años, los paramilitares estaban ganando enormes ganancias de dinero provenientes de las cuotas de protección, ya fuera proporcionada voluntariamente por las empresas cómplices o por la extorsión a punta de pistola.

Los desconocidos orígenes y grado militar de las armas del grupo, junto con su aparente reclutamiento de personal de los carteles de la droga, es también una preocupación importante, y también es el reflejo de la evolución de los paramilitares colombianos en una temible organización militar fuertemente involucrada en el comercio de drogas.

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