En una fuerte declaración que ilustra la gravedad de la situación actual en El Salvador, el director de la Policía Nacional Civil (PNC) dijo que los agentes de seguridad tienen permiso de disparar a los criminales cuando sea necesario.
“Todos aquellos miembros de la policía que por motivos de su trabajo tengan que emplear armas de fuego contra un delincuente, que lo hagan con toda la confianza”, dijo el director de la policía Mauricio Ramírez Landaverde en una conferencia de prensa el 20 de enero (ver video). “Hay una institución que los respalda. Hay un gobierno que nos apoya”.
Estas declaraciones se dieron el mismo día en que se informó sobre la masacre de cinco pandilleros en el departamento de Sonsonate. Los asesinatos —así como otros ataques similares contra las pandillas en los últimos días— han levantado sospechas sobre la existencia de escuadrones de la muerte, que tienen como objetivo a los pandilleros del país. Muchos de los presuntos pandilleros han muerto de un solo disparo en la cabeza, lo que indica que se trata de asesinos profesionales.
Una fuente policial anónima dijo a La Página que los escuadrones de la muerte han estado operando en El Salvador durante los últimos dos años, pero recientemente han intensificado sus ataques contra las pandillas debido al aumento de la violencia contra la policía. Siete miembros de la PNC han muerto en lo que corrido de 2015, y más de 30 fueron asesinados en el 2014.

Análisis de InSight Crime
La policía salvadoreña enfrenta actualmente una crisis debido a una ola de violencia que ya ha cobrado muchas vidas. Miembros de bajo rango de la PNC han usado recientemente las redes sociales para exigir mejor protección contra los ataques de los grupos criminales y han solicitado armamento más pesado para poder combatir las pandillas, armadas con fusiles de asalto de alto poder, como AKs-47.
La dirección de la policía está tratando de obtener directrices de un gobierno que aún tiene que definir una estrategia clara con respecto a las pandillas, después del final de una tregua entre las pandillas más grandes del país, MS13 y Barrio 18. Este limbo —donde no hay ninguna estrategia ni dura ni blanda— ha hecho que muchos policías se sientan vulnerables, sin dirección. La declaración de Ramírez Landaverde parece estar dirigida directamente a los agentes rasos, para darles el respaldo explícito que les estaba haciendo falta.
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Sin embargo, estas declaraciones llegan en un momento inoportuno. Los escuadrones de la muerte, ya sea dentro de la PNC o fuera de ella, parecen estar aumentando. Aunque no son un fenómeno nuevo en El Salvador, los informes de la existencia de estos grupos aumentaron en 2014, dado que la violencia asociada a las pandillas influyó en el elevado número de homicidios en el país el año pasado. El Salvador tuvo la tasa de homicidios más alta de Latinoamérica en 2014 y actualmente es considerado el país más peligroso del mundo por fuera de una zona de guerra.