El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha nombrado una vez más a varios países de Latinoamérica entre el grupo de los mayores productores o traficantes de drogas y ha señalado de manera especial las falencias de los esfuerzos antinarcóticos de los adversarios políticos más críticos de Estados Unidos en la región.

En su memorando anual al secretario de Estado, titulado “Principales países productores o traficantes de drogas ilícitas” (Major Drug Transit or Major Illicit Drug Producing Countries), con fecha del 12 de septiembre, el presidente Obama mencionó a 17 países latinoamericanos entre un total de 22 naciones. Se refirió en especial a Bolivia, Birmania y Venezuela como los países que “evidentemente han fracasado durante los últimos 12 meses en cumplir las obligaciones establecidas por los acuerdos antinarcóticos internacionales”.

En la lista no se ha registrado ningún cambio desde el año pasado. Los países considerados como los principales productores o traficantes de drogas ilícitas son: Afganistán, Bahamas, Belice, Bolivia, Birmania, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y Venezuela.

El memorando observa “un creciente consenso internacional en cuanto a que los programas antinarcóticos deben ser diseñados e implementados con el objetivo de mejorar la salud y la seguridad de las personas, previniendo y reduciendo la violencia y otras consecuencias perjudiciales para las comunidades”.

El nuevo consenso fue evidente en abril de 2016, durante la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS por sus iniciales en inglés) sobre el tema de las drogas, el “primer encuentro global y de alto nivel sobre antinarcóticos que se ha dado en toda una generación”, según dice el memorándum. En éste también se dice que Estados Unidos intentaría lograr un “mayor equilibrio” en la política antidrogas, “ampliando su apoyo financiero a nivel nacional e internacional para los programas de tratamiento y recuperación de la drogadicción”, y mediante “una mayor promoción de programas eficaces de desarrollo alternativo para los agricultores y otras personas que accedan a abandonar el cultivo de drogas ilícitas”.

En cuanto a temas recientes, la declaración señala que el consumo de heroína y otros derivados de la amapola de opio es “el mayor problema relacionado con drogas en todo el mundo actualmente”, así como la “mayor amenaza en cuanto a drogas en Estados Unidos”. Dice que la mayor parte de la heroína de Estados Unidos proviene de México, donde los cultivos de amapola han aumentado de 11.000 hectáreas en 2013 a 28.000 hectáreas en el año 2015. También se han detectado ciertos cultivos de amapola, aunque relativamente pequeños, en Guatemala y Colombia.

Ha habido pocos cambios en las rutas que los traficantes de drogas utilizan para el contrabando de sus productos a Estados Unidos. La declaración dice que la cocaína es transportada principalmente por tierra, aire y mar desde los países productores de Suramérica, pasando por Centroamérica y el Caribe.

Finalmente, el presidente llamó la atención sobre el aumento del 42 por ciento que se presentó en Colombia en los cultivos de coca entre 2014 y 2015. Colombia todavía es responsable por la mayor parte de la cocaína que llega a Estados Unidos. La suspensión de las erradicaciones aéreas por parte del gobierno colombiano se considera como una de las posibles explicaciones de este fuerte aumento en los cultivos de coca.

Análisis de InSight Crime

Una vez más, Latinoamérica está encabezando las listas de las regiones con mayor producción y tráfico de drogas, representando el 77 por ciento de los países mencionados. Esto ocurre a pesar de los esfuerzos antinarcóticos de la mayoría de los países mencionados en la planilla de calificaciones del presidente Obama.

Bolivia fue criticado de manera especial, a pesar de que la ONU ha reportado una pequeña aunque evidente disminución en los cultivos de coca en ese país en los últimos años. Hugo Siles, ministro boliviano de Autonomías, ha señalado que desde 2008, cuando Bolivia expulsó del país a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés), el país del norte ha estado “en contra de los esfuerzos y logros de Bolivia en cuanto al tráfico de estupefacientes”.

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El monitoreo que InSight Crime ha hecho en la región indica que ni Bolivia ni Venezuela son los principales actores en el mercado estadounidense de las drogas ilícitas. Y no está claro en qué sentido los esfuerzos antinarcóticos de Bolivia son menos buenos que los de Colombia, donde se ha presentado un aumento en la producción de cocaína para el mercado estadounidense. Al parecer, dichos países han sido señalados por no seguirles el juego a los funcionarios antinarcóticos estadounidenses o por no alinearse con la estrategia y la política antidrogas estadounidense.

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