El nuevo Consejo de Seguridad de El Salvador ha negado las afirmaciones de que reabrirá el diálogo con las principales pandillas del país, marcando el fin de una tregua que antes de desmoronarse parecía haber generado una increíble caída en las tasas de homicidios.
La semana pasada surgieron informes de que el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CNSCC) estaba considerando la posibilidad de abrir el diálogo con los miembros y familias de las pandillas MS13 y Barrio 18. El obispo Gregorio Rosa Chávez, quien representa a la Iglesia Católica en el consejo, incluso señaló que reiniciar las conversaciones había sido propuesto como una manera de evitar “los círculos de venganza”.
Sin embargo, la propuesta no ha recibido apoyo y otros miembros del consejo han declarado que el diálogo con las pandillas no está en la agenda del consejo, informó La Prensa Gráfica.
El fiscal general de El Salvador, Luis Martínez -quien preside el consejo- desestimó la posibilidad de que se presentaran nuevas conversaciones, afirmando que el consejo tiene elementos más importantes en su agenda que hablar con pandilleros, mientras que el representante del gobierno Franzi Hato Hasbún descartó cualquier posibilidad de hacer un nuevo trato con las pandillas. El representante de la Iglesia Evangélica, Mauricio Navas, también confirmó que la cuestión no era actualmente objeto de debate.
Estos comentarios se presentaron después de una declaración pública de Raúl Mijango, uno de los mediadores de la tregua de 2012, quien dijo que estaba preparando una propuesta para que el consejo arreglara conversaciones con los líderes de las pandillas.
Análisis del InSight Crime
La creación del Consejo de Seguridad -compuesto por organismos gubernamentales, representantes de las entidades religiosas y el sector privado- por parte del presidente Salvador Sánchez Cerén en septiembre, fue aclamado como un cambio positivo en las opacas políticas de seguridad de la administración anterior. Sin embargo, las declaraciones contradictorias en lo que respecta al diálogo con las pandillas sugieren que el proceso podría no estar funcionando tan bien como se pensaba.
El rápido rechazo de cualquier posibilidad de conversaciones muestra cuán tóxica es la idea en el nuevo entorno político de El Salvador. Mientras que el acuerdo entre la MS13 y Barrio 18 dio lugar a una caída inmediata en los homicidios y la reducción por la mitad en los asesinatos un año después, ésta se vino abajo entre amargas acusaciones de corrupción, el descubrimiento de fosas clandestinas y las acusaciones de que las pandillas habían utilizado el alto al fuego para aumentar su fuerza e influencia.
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Con el fiscal general Luis Martínez -un feroz crítico de la tregua– en la cabeza del consejo, el rechazo a la propuesta de abrir diálogos es menos sorprendente que la propuesta en sí, y es otra señal de que la tregua entre pandillas y las perspectivas de reanudar las negociaciones en el corto plazo, han muerto en El Salvador.