El presidente de Brasil, Michel Temer, supuestamente animó a un empresario a pagar sobornos a un socio encarcelado, una muestra de lo profundamente arraigada que se encuentra la corrupción en el sistema político de Brasil.

En una conversación grabada de manera secreta, que tuvo lugar en marzo de este año entre Temer y Joesley Batista, gerente de JBS, la gigante empresa de carnes procesadas de Brasil, Temer le da su aprobación a Batista cuando el empresario habla de pagar sobornos para asegurarse de que una investigación de su empresa tenga resultados favorables.

Joesley Batista, junto a su hermano Wesley, acordó una negociación de pena con las autoridades brasileñas después de que JBS se vio implicada en transacciones ilícitas con bancos estatales y fondos de pensiones, informó Bloomberg. Como parte del acuerdo, los Batistas les entregaron a las autoridades la grabación de una conversación entre Joesley y Temer. A cambio, los hermanos no enfrentarán ningún juicio y se han comprometido a pagar una multa de US$67 millones.

Una copia de la grabación, que la Corte Suprema hizo pública el 18 de mayo, fue obtenida por O Globo y puede consultarse aquí.

Durante la conversación, Joesley Batista le dice a Temer que el empresario está tratando de interferir en las investigaciones contra él, y el presidente parece aprobar su estrategia.

“Ya hice que ambos jueces [que se encargarán del caso] estén de mi lado”, dice Batista en la grabación.

“¡Perfecto!”, responde el presidente.

Batista agrega que él ha estado buscando el apoyo de otros posibles aliados, y afirma que le ha estado pagando sobornos a un exrepresentante, Eduardo Cunha, y al cabildero Lucio Funaro, quienes han sido encarcelados por cargos relacionados con el enorme escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.

Al escuchar sobre el esquema de sobornos, Temer dice: “necesita que continúe, ¿OK?”

Como miembro del Partido do Movimento Democrático Brasileño (PMDB), Cunha inició el procedimiento jurídico que llevó a la destitución de la expresidenta Dilma Rouseff, tras lo cual Temer asumió el poder en agosto de 2016.

Cunha ha dicho varias veces que tiene muchos secretos que podrían ayudar a incriminar a prominentes políticos y empresarios, lo que podría explicar por qué Batista habría estado interesado en comprar su silencio.

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Además de los supuestos sobornos pagados a Cunha, el presidente Temer y Batista también han sido vinculados al escándalo de Petrobras.

El 13 de marzo, Batista se reunió con Rodrigo Rocha Loures, un diputado del PMDB y ayudante de Temer. El presidente de JBS supuestamente estableció un esquema de corrupción con Rocha Loures, por medio del cual algunos funcionarios del gobierno recibían sobornos a cambio de garantizar que Petrobras suministrara gasolina barata a una empresa que pertenece a J&F, el conglomerado que controla al grupo JBS.

Como lo muestran imágenes grabadas por las autoridades y obtenidas por O Globo, Rocha Loures se reunió el 28 de abril con un ejecutivo de JBS, Ricardo Saud, quien le entregó US$160.000. El dinero era supuestamente parte de un total de US$142 millones en sobornos que JBS había negociado con Rocha Loures.

Petrobras ha sido el centro de un enorme escándalo de corrupción que involucra a directivos de la compañía estatal que asignaron elevados contratos de obras públicas a empresas privadas a cambio de sobornos. Una famosa operación de lucha contra la corrupción, conocida como “Operación Lava Jato”, ha revelado que algunos de estos sobornos fueron canalizados hacia campañas políticas.

Según O Globo, Batista le dijo a la Fiscalía que Temer supuestamente señaló a Rocha como el hombre de JBS del que debía ocuparse con el fin de resolver el problema con Petrobras.

La divulgación de las grabaciones ha causado una conmoción política en Brasil, tanto que uno de los principales periódicos del país, en el editorial del 19 de mayo, pedía en términos bastante fuertes la dimisión de Temer, y masivas protestas en todo el país exigían lo mismo. Los fiscales están acusando al presidente de corrupción y obstrucción a la justicia, y la Corte Suprema ha autorizado una investigación en torno a él.

Los aliados políticos de Temer también parecen estar abandonando al presidente, quien ya tenía índices de aprobación bastante bajos incluso desde antes de que surgiera este nuevo escándalo. Según Rio Times, el ministro de Cultura, Roberto Freire, y el ministro de Ciudades, Bruno Araujo, ya dijeron que abandonarían sus cargos, y al parecer el ministro de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes Ferreira, y el ministro de Energía, Fernando Coelho, presentarán sus renuncias dentro de poco.

Aunque algunos analistas predicen que Temer no permanecerá mucho más tiempo en el cargo, el presidente dijo recientemente que no está dispuesto a dimitir.

“No dimitiré. Repito: no dimitiré. Sé lo que hice y sé que mis acciones fueron buenas. Espero que una investigación exhaustiva y rápida aclare lo que ocurrió ante el pueblo brasileño”, dijo Temer el 18 de mayo en un discurso televisado, después de rechazar todas las acusaciones en su contra. (Ver video abajo)

 Análisis de InSight Crime

El hecho de que el presidente Temer supuestamente haya animado a un empresario para sobornar a funcionarios en lugar de reportarlo a las autoridades da cuenta de lo profundamente arraigada que se encuentra la corrupción en el sistema político de Brasil. Las acusaciones resultan más desconcertantes por el hecho de que involucran a un presidente que ha basado gran parte de su discurso político después de la salida de Rousseff en la necesidad de erradicar la corrupción.

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No hay duda de que Temer es quizá el político más prominente que se encuentra enfrentando investigaciones por corrupción, pero no es el único. La operación lavado de autos ya ha conducido al arresto de numerosos empresarios y políticos prominentes. Y muchos otros están siendo interrogados como parte de la investigación en curso, entre ellos los cinco presidentes más recientes de Brasil.

La actitud indiferente con la que el presidente Temer parece haber apoyado los intentos de Batista por sobornar funcionarios muestra que la corrupción se ha convertido en una “regla del juego” en las relaciones entre la economía y la política en Brasil. Como InSight Crime ha explicado anteriormente, este tipo de corrupción sistémica difiere del modelo de “Estado mafioso” como el que se presentó en Guatemala, donde las élites políticas conspiraron para desviar dineros del Estado sobre todo para su enriquecimiento personal. En Brasil, por el contrario, los esquemas consisten más bien en que las élites compran políticos para que les ayuden a que sus intereses económicos prosperen. 

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