Autoridades de Panamá dicen haber desmontado una red criminal dirigida por el Cartel de Sinaloa en México y la guerrilla colombiana de las FARC, como una evidencia más de la manera como el grupo criminal mexicano ha establecido conexiones con los insurgentes colombianos para promover sus intereses en el narcotráfico.
El ministro de seguridad de Panamá Rodolfo Aguilera y el jefe de la Policía Nacional Omar Pinzón informaron a los medios de comunicación que la policía mexicana y colombiana han desmantelado una red criminal en la que participaban el Cartel de Sinaloa y el Frente 30 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según informes de la BBC.
La investigación sobre la red criminal comenzó hace 18 meses y ha terminado con la incautación de media tonelada de cocaína, varios vehículos y propiedades, y con el arresto de 50 personas, informó EFE.
Según los funcionarios, el enlace clave entre el Cartel de Sinaloa y las FARC era una pareja mexicana que residía en Panamá. Los funcionarios también comentaron que la red criminal estaba dirigida por el jefe del Cartel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Análisis de InSight Crime
La red asentada en Panamá constituye la evidencia más reciente de que el Cartel de Sinaloa busca ampliar su influencia en Colombia y asegurar un mayor control sobre el suministro de cocaína en la fuente.
Numerosos casos indican que los mexicanos ven las FARC como parte crucial de esta estrategia. En muchas formas, los guerrilleros constituyen aliados ideales para monopolizar el control de los cultivos de base de coca en zonas que controlan y así permitir a los mexicanos acceder al suministro directamente de la fuente.
Además, hay la fuerte posibilidad de que la guerrilla se desmovilice el año próximo. Esto abre una oportunidad para que otros grupos criminales asuman el rol de las FARC en el negocio de la droga. Si el Cartel de Sinaloa da un paso adelante y llena este vacío, podrían asegurar mayor control sobre dónde y cómo se abastecen de cargamentos de cocaína. Esto no sólo generaría mayores ganancias para los sinaloenses, sino que también les daría un mayor control sobre la calidad y confiabilidad del suministro.
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El Frente 30 de las FARC está activo alrededor de la ciudad portuaria de Buenaventura en la costa Pacífica, punto importante de despacho para el tráfico de cocaína hacia Centroamérica. En 2014, hubo numerosos informes que indicaban que los sinaloenses intentaban establecer presencia en la ciudad, e incluso fueron responsables de varios homicidios. Estos últimos informes dan peso a los informes que denuncian que la atribulada ciudad es considerada territorio importante para el cartel.
Sin embargo, debe tomarse con algo de cautela la afirmación de que El Chapo en persona supervisó las operaciones. Existe la tendencia entre los medios de comunicación y las autoridades a refundir cualquier actividad del cartel de Sinaloa con las acciones personales de su líder más visible, pero como lo demostró su temporada más reciente en la cárcel, las operaciones del cartel parecen funcionar muy bien sin la participación de El Chapo en su día a día.