El homicidio de dos fiscales en Honduras es un recordatorio de que a pesar del progreso que ha tenido el país con la captura de las cabezas de algunas organizaciones transnacionales de tráfico de drogas, todavía hay un largo camino por recorrer para mitigar la violencia de las pandillas y mejorar la seguridad ciudadana.
Las fiscales Marlene Banegas y Olga Eufragio, fueron asesinadas el 10 de octubre mientras conducían en San Pedro Sula, la ciudad más violenta de Honduras. Banegas recibió más de 50 disparos, los cuales la policía afirma, indicarían que era el principal objetivo, informó El Heraldo.
Banegas, quien era la coordinadora de la Fiscalía de Delitos contra la Vida, previamente había liderado la unidad de crimen organizado. También había trabajado como coordinadora regional de la Fiscalía General de la República en el norte de Honduras. Eufragio era fiscal de Protección al Medio Ambiente.
El jefe de la policía de Honduras afirmó que la pandilla “Mara 18” –o Barrio 18- estaría detrás de los asesinatos. La policía arrestó a cuatro presuntos miembros de la pandilla luego del tiroteo el día de los asesinatos y según el jefe de la policía, se cree que por lo menos dos de ellos están involucrados en el caso de las fiscales.
Banegas había reportado haber recibido amenazas de Barrio 18 antes de su muerte, y había sido removida de varias investigaciones por su seguridad, informó El Heraldo. La fiscal había estado involucrada en un proceso contra Barrio 18, en el cual tres miembros de la pandilla fueron encontrados culpables por la masacre de 17 personas en una tienda de zapatos en 2010. Luego de la sentencia en agosto de 2013 a Banegas se le asignó un equipo de policías escoltas para protegerla de la pandilla.
Análisis de InSight Crime
Honduras recientemente ha tenido algunos éxitos muy significativos en el combate contra el crimen organizado. Con el apoyo de Estados Unidos la policía antidrogas ha logrado desmantelar una de las organizaciones narcotraficantes más grandes del país, el clan de los Valle.
Pero como muestran estos asesinatos, Honduras aún se enfrenta a la enorme tarea de mejorar la seguridad ciudadana y abordar la violencia de las pandillas. Capturando a aquellos detrás de los asesinatos de Banegas y Eufragio y otorgándoles un juicio justo enviaría un mensaje a las pandillas de que no pueden atacar al Estado impunemente. Hay pocas esperanzas de mejoría para el sistema judicial de Honduras si aquellos que manejan los casos relacionados con las pandillas temen por sus vidas. Según el comisionado nacional de los Derechos Humanos, 83 abogados han sido asesinados en el país desde 2010. Esto incluye el asesinato del año pasado de un fiscal por un caso de lavado de dinero.
La lucha por proteger a aquellos que tratan los casos de crimen organizado es un problema endémico a lo largo de Latinoamérica, incluyendo países como Perú y Guatemala, donde un abogado que manejaba un caso contra el cartel mexicano de los Zetas fue asesinado y desmembrado en 2011.