Un paro de transporte forzado por las pandillas en El Salvador ha dejado a siete conductores asesinados, lo cual ha generado dudas acerca de por cuánto tiempo podrá el gobierno rehusarse a acceder a las peticiones de las pandillas, en lo que se ha convertido en una peligrosa presión psicológica.

Según La Vanguardia, el 29 de julio fue asesinado otro conductor de bus, el séptimo en esta semana, por no acatar el paro de transporte público que las pandillas impusieron en la capital del país, San Salvador. El creciente número de muertos y el caos generalizado por el paro han llevado a que el presidente Salvador Sánchez Cerén ordene el despliegue adicional de 600 militares. Estas tropas complementarían a los 300 soldados que se encuentran apoyando a la policía, en su intento de proteger a los conductores de transporte público y a los usuarios en toda la ciudad.

Presuntamente, el paro está siendo utilizado para presionar al gobierno para que reconsidere su postura frente a la finalizada tregua entre pandillas que fue firmada en 2012. Sin embargo, el gobierno salvadoreño no ha mostrado señales de que vaya a ceder; de hecho, el fiscal general Luis Martínez recientemente instó a la creación de reformas legales que permitan declarar como terroristas a los miembros de las pandillas.

El paro ocurre en medio de niveles de violencia históricos en el país centroamericano. La Fiscalía General de El Salvador afirmó recientemente que 2015 podría ser el año más violento en lo que va del siglo XXI.

Análisis de InSight Crime

El paro de transporte marca una nueva fase en los intentos de las pandillas por exigirle al gobierno que reactive las negociaciones que permitan llegar a una tregua. Las pandillas han intentado que el gobierno cambie de opinión incrementando los niveles de violencia y los ataques a las fuerzas de seguridad, y al parecer ahora enfocan su atención en atacar al sector del transporte público.

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Mientras la violencia aumenta, aún no es claro por cuánto tiempo podrá sostener el gobierno de El Salvador su postura de no negociar una tregua. Las pandillas podrían mantener los altos niveles de violencia de forma indefinida, pero el gobierno probablemente enfrentará una creciente presión para encontrar una solución que disminuya la tasa de homicidios.

En muchos sentidos, no es sorprendente que las pandillas hayan amenazado al sector del transporte público. Las pandillas del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) han usado por mucho tiempo la violencia para extorsionar a empresas de transporte público, por lo que ser conductor de bus en la región es ahora considerada quizá la profesión más peligrosa del mundo.

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