Ataques recientes en Bolivia, atribuidos a los principales grupos criminales de Brasil, han llevado al ministro de Gobierno boliviano a creer que estas organizaciones se dividieron el control territorial del país andino. Esta parece ser una prueba más de la continua expansión del crimen organizado brasileño.
El pasado 13 de julio, un grupo de hombres presuntamente vinculados al Primer Comando Capital (PCC) de Brasil atacaron con armamento militar una joyería en la ciudad boliviana de Santa Cruz, informó O Globo.
Al llegar las autoridades bolivianas al sitio del asalto se desató un tiroteo en el que perdieron la vida tres de los asaltantes —presuntamente brasileños—, un agente de seguridad boliviano y una empleada de la joyería. Además, se logró capturar a dos hombres de nacionalidad boliviana que estarían vinculados al PCC.
Este ha sido el ataque más reciente atribuido a un grupo criminal brasileño en Bolivia. En marzo de este año, el PCC atacó un convoy del banco Brinks en Santa Cruz, y en el departamento norteño de Pando, el Comando Vermelho (CV), rival del PCC, ha sido acusado de cometer secuestros y extorsiones.
A raíz de esto, el ministro de Gobierno de Bolivia, Carlos Romero, le dijo al diario El Deber que “pareciera que [el PCC y el CV] hubieran hecho una división territorial” en Bolivia con el fin de “capitalizarse”, ya que parece que el PCC se ha apoderado de las actividades criminales en Santa Cruz y el CV en Pando.
El 16 de julio, Romero admitió que Bolivia “no está preparada para hacerle frente al ‘modus operandi’ de los grupos criminales internacionales”, informó Página Siete.
Análisis de InSight Crime
El PCC y el CV, pandillas carcelarias que alguna vez fueron aliadas, actualmente se encuentran en una guerra por el mercado de la droga en Brasil, uno de los principales consumidores del mundo.
La influencia de ambos, pero sobre todo del PCC, ha trascendido las fronteras. El PCC ha logrado expandir sus actividades criminales a varios países de Suramérica, sobre todo a los principales productores de droga, como Colombia, Paraguay y Bolivia.
Bolivia es un país de tránsito de cocaína y el principal proveedor de un derivado de la base de coca, conocido como “basuco”, que es ampliamente consumido en Brasil, por lo que el aparente control territorial que tienen estos grupos no resultaría tan sorprendente, ya que, como dice Romero, estarían asegurando una fuente de ingresos.
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Los funcionarios bolivianos, incluyendo a Romero, se han limitado a decir que en el país solo operan “emisarios” y no “carteles” con presencia permanente, pero estos recientes eventos podrían indicar que el crimen organizado brasileño tiene un papel cada vez más importante en la nación andina.