El director de un organismo de lucha contra la corrupción que cuenta con apoyo internacional dice que Guatemala se enfrenta a un problema de “corrupción estructural”, lo que sugiere que las denuncias de corrupción generalizada en la anterior administración presidencial no son precisamente casos aislados.

Iván Velásquez, director de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), organismo respaldado por las Naciones Unidas, hizo estos comentarios en una entrevista el pasado 6 de junio en el programa de radio “A Primera Hora”.

Velásquez se refirió a los cargos que se le imputaron la semana pasada al expresidente guatemalteco Otto Pérez Molina y a la exvicepresidenta Roxana Baldetti, mediante los cuales se acusa a ambos de aceptar contribuciones ilegales para la campaña con la que ganaron las elecciones de 2011. Una vez en el cargo, supuestamente pagaron los favores ilícitos adjudicándoles contratos de obras públicas a quienes habían hecho las donaciones.

Pérez Molina y Baldetti están actualmente en la cárcel por cargos de corrupción relacionados con un esquema de evasión fiscal y sobornos, conocido como “La Línea”. Pérez Molina está además acusado de aceptar sobornos de una empresa española a cambio de lograr un contrato para desarrollar un importante puerto le fuera asignado a dicha firma.

Según Velásquez, cuya organización apoyó estas investigaciones, el problema de corrupción en Guatemala no se limita al Partido Patriota al que pertenecen Pérez Molina y Baldetti.

Por el contrario, dijo, “es una corrupción que está mucho más arraigada a tal punto que podría ser, hipotéticamente, que estas estructuras consolidadas han permanecido en el país [y] en el gobierno y pueden llegar incluso a relaciones y acuerdos con cada gobierno, en una corrupción cíclica”.

Velásquez hizo comentarios similares en una entrevista el 6 de junio con el medio de noticias alemán Deutsche Welle.

“No hay evidencia de que las estructuras corruptas hayan sido desmanteladas”, dijo.

Análisis de InSight Crime

Una fuente de la CICIG, que pidió mantener su nombre en reserva, le dijo a InSight Crime que abordar la corrupción sistémica en Guatemala es una tarea que tomará tiempo. La fuente, quien dijo que no estaba autorizado para hablar en público, se refirió al financiamiento de las campañas como “el pecado original”, señalando que una vez los políticos han recibido el dinero tienen que encontrar una manera de retribuirles los favores a sus benefactores.

“De esta manera se sustituye el interés público por los intereses de ciertas élites que financian las campañas”, dijo la fuente.

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Retomando algunos de los comentarios de Velásquez, la fuente de la CICIG dijo además que los casos que se han adelantado con la ayuda del organismo de lucha contra la corrupción “arrojan luz sobre el problema, pero no lo resuelven en su totalidad”.

“El sistema de corrupción es tan hondo, con raíces tan profundas, que no depende de ningún caso o de ninguna persona en particular”, dijo. “Puede cambiar, adaptarse con gran rapidez”.

Guatemala ocupa el puesto 123 entre 167 países en el Índice de Percepción de Corrupción 2015, de Transparencia Internacional. Los únicos países de América ubicados en puestos inferiores son Venezuela, Haití, Paraguay y Nicaragua.

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